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La travesía y fuga suramericana del ultra García Juliá, asesino de Atocha
El ultraderechista español Carlos García Juliá, uno de los autores de la matanza de Atocha de 1977, ha llegado este viernes a Madrid tras ser extraditado desde Sao Paulo, donde se encontraba preso desde hacía un año.
Nada más aterrizar, García Juliá, escoltado por agentes de la Policía Nacional, ha sido conducido directamente a la cárcel de Soto del Real donde se le realizará una liquidación de condena que fije cuántos años de prisión le quedan por cumplir tras haber huido de España cuando obtuvo la condicional.
García Juliá, cuya extradición fue autorizada por la Corte Suprema en agosto de 2019 tras una petición del Gobierno español, embarcó en un vuelo comercial de Iberia que despegó poco después de las 16.00 hora local (19.00 GMT) rumbo a la capital española. Fue detenido en diciembre de 2018 en la ciudad brasileña tras 20 años en busca y captura.
La Audiencia Nacional condenó a García Juliá a 193 años de cárcel en 1980 por lo que, cuando se produzca la entrega, será este órgano el que tramitará el traslado al Aeropuerto de Barajas de una comisión judicial ejecutoria que portará un mandamiento de prisión referido a la orden de busca y captura que pesaba sobre el extremista.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha asegurado que la extradición es un“ triunfo de la democracia y de la justicia”.
Una vez en prisión se deberá hacer una nueva liquidación de condena por parte de las autoridades penitenciarias, que debe ser validada por la Audiencia Nacional y sobre la que cabrá recurso de las partes.
Ya en diciembre de 2018, cuando se conoció su detención, fuentes jurídicas apuntaron que García Juliá deberá además someterse a un nuevo juicio cuando sea entregado a España por quebrantamiento de condena. Este procedimiento se tramitaría en los juzgados ordinarios.
La decisión del Supremo brasileño sobre García Juliá se adoptó por unanimidad y sigue el criterio de la Fiscalía General brasileña. Los magistrados consideran que la petición de extradición del Gobierno español cumple los requisitos de doble tipicidad y doble castigo y que, además, la causa por la que se reclama a García Juliá no se refiere a crímenes políticos, sino a delitos comunes.
Como integrante del grupo de terroristas de extrema derecha que perpetraron la matanza en un despacho de abogados de Comisiones Obreras en la calle de Atocha de Madrid, García Juliá fue condenado como autor material de cinco asesinatos, así como por otros tres asesinatos frustrados y por tenencia de armas.
Tras cometer el crimen, a la edad de 22 años, pasó más de un mes escondido hasta que fue detenido en marzo de 1977 y, posteriormente, juzgado y condenado. En 1991 se le concedió la libertad condicional y en 1994 solicitó autorización judicial para salir de España.
Desde entonces, consiguió mantenerse oculto sin atender al requerimiento judicial formal, residiendo en países como Chile, Argentina, Venezuela y, finalmente, Brasil. Cuando fue arrestado el pasado diciembre, García Juliá utilizaba una identidad falsa de un ciudadano venezolano.
La Audiencia Nacional había mantenido abierta la petición de búsqueda, detención e ingreso en prisión de García Juliá para que cumpliera en España los más de 3.800 días (poco más de diez años) que tiene pendiente de prisión después de que se le revocara la concesión de libertad provisional.
La travesía y fuga suramericana del ultra García Juliá, asesino de Atocha
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