¿Está preocupada la Unión Europea por el auge de la extrema derecha y el triunfo de un presidente machista en Brasil? No hay respuesta ocho días después. Lo único que ha trascendido ha sido la carta, de diez líneas, que enviaron el pasado 31 de octubre los presidentes de la Comisión Europea y el Consejo de la UE, Jean-Claude Juncker y Donald Tusk.
Una carta en la que se confía en seguir cooperando con Brasil en multitud de áreas, incluidos los derechos humanos, pero en la que no expresa ninguna preocupación concreta por la presidencia de Jair Bolsonaro.
La Comisión, en todo caso, tampoco ha expresado ninguna preocupación en público, como no lo ha hecho en la carta. El lunes 29 de noviembre, al día siguiente de la victoria electoral, el Ejecutivo comunitario evitó mostrar inquietud, si bien reconoció que era un “resultado democrático” y que esperaría que el nuevo gobierno “contribuyese a la consolidación de la democracia brasileña y al respeto de los derechos humanos”.
La Comisión, además, emplazó a una inminente carta que los presidentes de la Comisión y el Consejo, Jean-Claude Juncker y Donald Tusk, se disponían a enviar a Bolsonaro.
Dos días más tarde, el miércoles, a nuevas preguntas en la sala de prensa, los portavoces de la Comisión rechazaron adelantar el contenido de la carta y emplazaron a su lectura, toda vez que sería enviada “en breve”.
El 5 de noviembre la Comisión Europea, tras ser preguntada de nuevo, asegura haber enviado esa carta, pero no la hace pública y remite al Consejo, que finalmente la distribuye al final de la tarde del lunes. Una carta en la que la Unión Europea felicita al ultraderechista Bolsonaro por su victoria en Brasil sin expresar ninguna preocupación.
Carta de los presidentes de la Comisión Europea y el Consejo Europeo a Jair Bolsonaro