Las negociaciones diplomáticas al más alto nivel continúan en el conflicto entre Rusia y Ucrania. Mientras tanto, la OTAN se refuerza en el flanco oriental, los socios occidentales mandan ayuda militar a Ucrania y Rusia sigue fortaleciendo su presencia en la frontera con Ucrania. Carmen Claudín, investigadora sénior asociada de CIDOB, explica las claves de este nuevo episodio de tensión. Claudín tiene un máster en Filosofía por la Universidad de la Sorbona de París, donde también cursó un postgrado en Historia especializado en historia rusa y soviética. Ha viajado extensamente por toda la región y ha sido observadora electoral de la OSCE en Tayikistán, Rusia, Bielorrusia y Ucrania.
Rusia lo niega y EEUU ha llegado a decir que era inminente ¿Hay amenaza real de invasión y conflicto militar?
Si hablamos de una ocupación masiva y de una entrada masiva de tropas militares, creo que no se va a producir, aunque puedo estar equivocada. Si ahora hay otra entrada militar, me imagino algo más limitado en el espacio y el tiempo. Mi impresión es que espacialmente irían hacia el sur intentando unir la parte del Donbás ocupado hasta Odesa por una franja que recorra toda la costa del Mar de Azov y Mar Negro. De hecho, esto ya había sido uno de los primeros planes militares rusos en 2014. Así podrían unir Crimea con el resto de lo que sería la parte ocupada.
En todo caso, hay que recordar que Rusia ya ha entrado militarmente en Ucrania. Están ahí y están ocupando territorio ucraniano desde 2014. La ocupación de Crimea fue una ocupación militar muy sui generis. No fue un despliegue de tropas, como parece estar amenazando el Kremlin en este momento, pero fue un desembarco militar en Crimea de una serie de soldados con su uniforme verde y sin ningún tipo de distinción militar ni nacional a los que se les llamó los hombrecillos verdes.
Crimea fue primero ocupada militarmente y sólo después se puso en marcha una farsa de proceso civil electoral para ratificar y legitimar todo eso. Lo mismo ocurrió en el Donbás, donde hubo efectivamente un levantamiento de una serie de fuerzas locales prorrusas promovido y apoyado por el Kremlin y que acabaron efectivamente tomando el poder local y lo consiguieron exclusivamente gracias al apoyo activo, económico y militar del Kremlin.
Ha comparado en otras ocasiones los intereses geopolíticos de Putin con los de Stalin, ¿en qué se parecen?
Lo que persigue Putin es volver a una política de zonas de influencia aceptada por ambas partes e incluso reconocida jurídicamente. Esto es lo que ocurrió en Yalta después de la Segunda Guerra Mundial con Stalin. La lógica es la misma: esto para ti, esto para mí y no nos metemos en los asuntos del otro. Putin atribuye a este factor de reparto de zonas de influencia el hecho de que se haya conseguido la paz en Europa. El hilo es evidente y en las propuestas de Rusia a EEUU y la OTAN queda clarísimo.
En ese sentido, habla también de una especie de relación colonial entre Rusia y estos países.
Lo entiendo totalmente como una relación neocolonial, y se fundamenta además en razones históricas e inmutables. De ahí el discurso esencialista de Putin afirmando que ucranianos y rusos son un mismo pueblo. Como si su mismo origen no permitiera siglos después explicar evoluciones distintas de los dos países. Se utiliza además un discurso colonial típico con explicaciones como “os hemos alimentado”, “os hemos modernizado”... Yo soy un producto del exilio republicano español en Francia y he escuchado tanto este discurso en relación con Argelia que lo puedo reconocer inmediatamente.
La altanería con las exrepúblicas soviéticas es terrible. Existe un desdén hacia sus dirigentes, que son vistos como patanes provincianos. Lo ven como provincias que de repente pretenden ser capitales. Esto está impregnado en la cultura política y si tienes esta percepción sobre los Estados que te rodean, es lógico que no quieras que haya algo que tú no puedas controlar.
En el debate del martes en el Congreso de España, una parte de los diputados olvidaban totalmente que estaban hablando de Estados soberanos y estaban proponiendo soluciones sin la consulta a las poblaciones de esos Estados. Quien propusiera que ahí tenía que haber un cinturón de Estados neutrales no sé si estaría de acuerdo en que Francia decidiera que España tuviese que ser un Estado neutral y no entrar nunca en la OTAN o en la UE. Me parece absolutamente vergonzoso lo que he podido escuchar del debate.
¿Y es legítima la preocupación de Moscú por la expansión de la OTAN hacia el este?
No tiene sentido en la medida en que es un constructo del Kremlin. Rusia sabe perfectamente que la OTAN hace tiempo que no está por la labor de ampliarse. Ha habido una indigestión.
Además, es muy importante insistir en que la OTAN y la Unión Europea no se han ampliado yendo detrás de esos países, pidiéndoselo y atosigándoles. No ha sido así en absoluto. Son esos países los que han estado llamando y llamando a la Unión Europea y a la OTAN para poder entrar. El proceso ha sido al revés.
Por todo ello digo que es un constructo de Moscú. Es evidente que Moscú necesita construirse al enemigo frente al que se supone que está dando la cara. Si no, cómo va a justificar el despliegue de estas fuerzas militares. La primera explicación es que Rusia vive en estado de amenaza por culpa de la OTAN y la segunda es la de estar preparados para la defensa de las minorías rusas que estarían en peligro dentro de Ucrania. Esto ha sido siempre el pretexto por el cual Rusia ha intervenido en todos aquellos conflictos que ahora se llaman conflictos congelados.
Esto es lo que han estado diciendo en Ucrania y me remite a una de las desinformaciones del Kremlin más repugnantes desde mi punto de vista en relación con la sociedad ucraniana, que es que esto es una historia de ucranianos contra rusos y que lo que hicieron los ucranianos en el Maidán es un golpe de Estado liderado por la extrema derecha y los fascistas.
¿Es real esa amenaza de la extrema derecha?
Veo que una parte de la izquierda española cae totalmente en esa trampa y no entiendo cómo no son capaces aquellos que hablan y que en algunos casos legislan sobre eso de leer y buscar fuentes. Kiev está a tres horas y media de avión. Podrían haber ido y ver si es verdad que los rusos están amenazados. Si es verdad que los fascistas son los que han tomado el poder. Es totalmente falso.
El conflicto en Ucrania no es un conflicto etno-lingüístico. No va de ucranianos de familia ucraniana y que hablan ucraniano contra rusos de familias rusas y que hablan ruso. El conflicto va de opción política y de proyecto político. En un lado están totalmente mezclados la mayoría de mis amigos ucranianos que han estado o han pasado por el Gobierno, que han estado en las manifestaciones en Maidán, gente de Crimea o del Donbás… La mayoría de ellos son de familia totalmente rusa o de mezcla de padre o madre ruso y ucraniano. Pero todos ellos se consideran ciudadanos ucranianos y defienden la soberanía ucraniana y un proyecto político que sea la construcción de un Estado de derecho.
Por supuesto que hay una extrema derecha y, como todas las extremas derechas, es muy fea. Pero esa extrema derecha no está en ninguna posición de toma de decisiones en el país. No están ni siquiera representados en el Parlamento. La extrema derecha es un peligro aquí en España, no en Ucrania. Seamos serios. El presidente ucraniano es judío. Es de familia rusa y lo que habla es ruso. Ha tenido que aprender ucraniano a toda velocidad y lo habla con acento. Eso no casa con esa visión de un Estado fascista.
Volviendo al tema de la OTAN, la cumbre de Bucarest de 2008 enfadó a Rusia y ha dejado insatisfecha a Ucrania porque no se ha visto realizada la promesa del ingreso a la OTAN, ¿fue un error?
Se ha demostrado que fue un error porque no se cumplió. O cumples o no lo dices. Se dijo demasiado a la ligera en la medida en que obviamente no había una voluntad política real por el lado occidental. La prueba es que no se ha movido ni un milímetro el tema.
Entonces, ¿por qué Rusia ha elegido este momento para cuestionar la arquitectura de seguridad en Europa?
Han escogido este momento porque han hecho un diagnóstico de gran debilidad de los occidentales y han visto una ventana de oportunidad para atacar al adversario y tomarlo en su momento más débil. Entre los problemas que tiene cada uno de los Estados miembros, más las contradicciones entre ellos, se da un momento dulce para Putin.
Otra cosa que probablemente ha pesado es la situación regional. En Moldavia vuelve a haber un gobierno europeísta. En Bielorrusia hace poco el Kremlin ha estado muy cerca de perder el control porque de repente la sociedad se despertó. También Georgia, que ha sido la Ucrania del Cáucaso y en donde están todos peleados con todos. Armenia, que siempre ha sido un aliado fiel, ha vivido una revolución de terciopelo justo antes de la pandemia con un cambio de Gobierno. El actual primer ministro es mucho más europeísta que todos sus predecesores. Sin embargo, Armenia sigue bajo control del Kremlin porque la tienen presa con el tema de la seguridad por el conflicto con Azerbaiyán. Por consiguiente, hay también un diagnóstico de toda esta zona que no le da seguridad a Rusia y donde pueden producirse cosas inesperadas. Lo ocurrido en Kazajstán lo confirma.
Rusia alega que Ucrania está intentando sabotear los acuerdos de Minsk, ¿por qué no se cumplen y cuál es la posición de las partes?
Los acuerdos de Minsk, efectivamente, están completamente paralizados y creo que están finiquitados. Cuando pase toda esta crisis, habría que encontrar algún otro marco de negociación. Tenemos que recordar que en los acuerdos de Minsk se consiguió la firma del entonces presidente [ucraniano] Poroshenko porque en ese momento en el Donbás había un frente de guerra abierto y moría gente cada día. Poroshenko acabó firmando esos acuerdos para detener la matanza de sus ciudadanos y creo que se puede entender.
Si se leen estos acuerdos con un mínimo de cuidado, se ve que responden mucho más a los intereses rusos que a los intereses ucranianos. Por ejemplo, el celebrar un referéndum primero en el Donbás antes de que Ucrania recupere el control de la frontera con Rusia ¿Qué estado soberano podría aceptar una consulta popular con una parte de su frontera completamente abierta con la otra parte, que además pretende no ser juez y no ser parte?
Rusia pretende que aquí las dos partes son el Gobierno ucraniano y los líderes de las supuestas repúblicas populares de Lugansk y Donetsk y que ellos están al mismo nivel que pueden estar Francia y Alemania. Es absolutamente falso. Y que conste, por cierto, que a los europeos también les gustaría mucho que los ucranianos avanzaran y aceptaran los acuerdos de Minsk. En el fondo, hay algunos socios europeos que estarían dispuestos a aceptar una parte de las exigencias rusas, pero los dos gobiernos ucranianos que ha habido tienen que tener en cuenta su opinión pública si quieren volver a ser reelegidos. Putin no tiene ese problema, pero Zelenski y Poroshenko, sí. Y la opinión pública ucraniana está completamente en contra de lo firmado si eso implica reconocimiento de un estatus especial.