El periodista y corresponsal de seguridad nacional de The New York Times, Mark Mazzetti, señala la deriva violenta que ha llevado a cabo la CIA después del 11S en el libro que presenta ahora en España: La guerra en las sombras. Cómo la CIA se convirtió en una organización asesina. Un relato periodístico acerca de cómo ha evolucionado EEUU en su manera de hacer la guerra. Subraya el uso de drones (aviones no tripulados) como la principal herramienta bélica. El libro está documentado con entrevistas a miembros del servicio de espionaje, las filtraciones de Wikileaks o sus propias informaciones en el NYT sobre la intensificación de la violencia en la frontera entre Afganistán y Pakistán que le valieron el premio Pulitzer en 2009.
Usted en su libro describe un nuevo tipo de guerra. ¿A qué se refiere?
Intento explicar las guerras secretas emprendidas por EEUU fuera de las establecidas como la de Afganistán o Irak. Después de los ataques del 11 de septiembre de 2001, el presidente Bush otorgó más poderes e independencia a la CIA y a las fuerzas militares para poder llevar la guerra a cualquier lugar del planeta. De esta manera se ha visto durante doce años cómo el conflicto armado ha llegado a países donde EEUU oficialmente no está en guerra.
¿Qué papel han jugado Bush y Obama en esta deriva de la CIA?
Bush fue el impulsor de este tipo de guerra, pero la atención estaba muy centrada en los conflictos de Afganistán e Irak. Mientras tanto, estaba sucediendo otra guerra clandestina en Pakistán o Yemen. Entonces llega Obama e intenta poner fin a las grandes guerras en Irak y Afganistán, sin embargo, heredó las intervenciones secretas de la CIA y las amplió. Antes de ser elegido presidente en 2008, ya se atisbaba que Obama deseaba continuar con estas guerras en la sombra. Mucha gente quiso ver a Obama como todo lo contrario a Bush, ahora están muy sorprendidos y muy decepcionados después de ver su posición bélica.
Usted relata en su libro la historia de la CIA y cómo en los años setenta y ochenta también tomó posiciones violentas. ¿Se está repitiendo la historia?
Después de que en aquellos años se hicieran públicos los asesinatos y los golpes de estado provocados por la CIA, se le ordenó que cesara todo tipo de actividades violentas y se centrara en labores de espionaje. Pero ya un tiempo antes de los ataques del 11 de septiembre, la CIA estaba debatiendo la idea de volver a entrar en el negocio de matar. En el verano de 2001 ya habían desarrollado el dron armado y surgían cuestiones acerca del uso de este avión no tripulado para matar a Osama Bin Laden. Estos debates sobre si la CIA debería volver a realizar asesinatos fue criticado por miembros del propio servicio de inteligencia que pensaron que no se debía volver a matar, que ese trabajo era de las Fuerzas Armadas y que ellos (la CIA) no eran unos asesinos. Después del 11S todos estos debates se dejaron de lado. La CIA pasó de ser un servicio secreto de espionaje a convertirse en una organización paramilitar.
¿Cómo ha evolucionado la forma de hacer la guerra?
En la era nuclear había armas tan potentes que complicaban mucho su utilización. Prácticamente no se utilizaron por lo increíblemente destructivas que eran. Ahora la guerra es justo al revés. Existe la posibilidad de hacer un ataque a escala limitada y la CIA dispone de las competencias para hacerlo; además lo pueden mantener en secreto, por lo que se ha utilizado cada vez más. Precisamente el hecho de que la operación sea limitada y secreta es lo que permite que se puedan extender a cualquier parte del mundo. Este es el futuro de la guerra y lo estamos viendo ya, y no es un futuro del que tenga el monopolio EEUU, decenas de países en el mundo están desarrollando la tecnología de los drones y muy pronto van a empezar a utilizarla con la misma justificación que la que está empleando ahora EEUU.
También señala que EEUU está privatizando su seguridad nacional. ¿Cómo afecta esto a la defensa del país?
Uno de los peligros que hay es que existe menos responsabilidad adjudicable a la persona que está llevando a cabo la actividad, ya sea militar o de inteligencia. Pero lo más problemático es que no se sabe ante quién responden estas personas o empresas privadas. No está claro si responden ante las cuentas de la empresa para la que trabajan o responden ante el Gobierno que les ha contratado.
Usted sostiene que se está produciendo un cambio de roles entre el servicio de inteligencia -la CIA- y las fuerzas militares -el Pentágono-.
Exacto, cada vez los soldados hacen más espionaje y los espías más asesinatos. Esa es la línea difusa en la que nos encontramos hoy.
Toda esta guerra secreta ¿cómo está afectando a la diplomacia y las relaciones internacionales de EEUU?
En algunos países los embajadores y los diplomáticos tienen mucho menos poder del que tiene la CIA o las Fuerzas Armadas. Cuando la política exterior consiste en llevar la guerra alrededor del mundo no queda mucho hueco para la diplomacia, y eso ha tenido un impacto serio en las relaciones internacionales de EEUU en ciertas partes del mundo. Si a esto le sumas las revelaciones de Edward Snowden acerca del espionaje que está llevando a cabo EEUU en otros países…, creo que no nos debe sorprender que el Gobierno norteamericano esté espiando o que otros países estén espiando; lo vergonzoso es cuando se descubre la historia de que EEUU está recabando información acerca de sus aliados más cercanos, y surgen preguntas sobre lo que quieren hacer con esos datos.
¿Las operaciones de la CIA están incrementando el islamismo radical?
Ahora es difícil de predecir, es una pregunta que se hizo el secretario de Defensa de Bush, Donald Rumsfeld, en 2002. La pregunta que se hizo es si estaban creando más terroristas de los que estaban matando. Yo creo que ahora estamos intentando comprender si estas operaciones en la sombra, al final, acaban radicalizando a gente que no hubiera sido radical si no se hubieran producido los ataques de la CIA. Es difícil llegar a conclusiones definitivas en este momento pero existen evidencias de que hay gente que estaba decidida a llevar a cabo acciones terroristas contra EEUU después de que la CIA ejecutara operaciones con drones en sus países. Un ejemplo de esto fue en mayo de 2010 con el atentado en Times Square en Nueva York.
Se supone que las tropas estadounidenses saldrán en 2014 de Afganistán. ¿Esto llevará a un aumento de esta guerra secreta?
Sí, el presidente Obama ha prometido públicamente que las tropas saldrán en 2014 de Afganistán, sin embargo, no ha habido ninguna promesa de la conclusión de la guerra clandestina de la CIA. Si todas las tropas de EEUU salen de Afganistán, es muy posible que haya presión para que se realicen más operaciones secretas de la CIA allí, como los ataques con drones. La guerra pública de EEUU acabará pero la guerra secreta probablemente continuará.
¿Qué riesgos conlleva para el Gobierno de EEUU y la CIA la guerra en las sombras?
Estas operaciones fueron originalmente diseñadas para ser muy selectivas y limitadas y al principio así se empleaban. Ahora tienen gran aceptación dentro de la Casa Blanca y se usan con tanta frecuencia que el peligro real que entrañan es que quizá estén creando más problemas de los que están solucionando. Yo he entrevistado a miembros de la CIA que antes del 11S eran muy partidarios de que se les otorgara la libertad para emplear el dron armado en Afganistán. Esa misma gente está viendo la gran escalada que se está llevando a cabo en la actualidad y se preguntan cómo se ha podido desarrollar tanto esta guerra oculta. Están enfadados por haber llevado a cabo tantas operaciones asesinas sin que haya habido ningún debate público. Son personas acostumbradas al conflicto bélico y a la guerra, pero sienten que se ha llegado demasiado lejos por un camino del cual se podrían arrepentir.
¿La gente realmente conoce estas operaciones para que se plantee un debate público?
En su mayor parte, no; la población no tiene una conexión con todo esto, se sabe muy poco. En la televisión dan todas las noches imágenes de las guerras de Irak y de Afganistán, la población sabe de soldados que han muerto en esas guerras, y el resultado es que estos conflictos se han vuelto muy impopulares ante la opinión pública. Este otro tipo de guerra clandestina está diseñada para que la gente sepa lo menos posible acerca de su existencia. Pero si este es el futuro de los conflictos, como yo creo que es, la gente debe saber cuanto más mejor porque pueden ser guerras secretas, pero no dejan de ser guerras.