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Si las primarias en España te parecen complicadas, no te pierdas las argentinas

Este domingo Argentina celebra unas elecciones primarias en las que pueden votar 32 millones de personas. Por estos lares el debate español de la regeneración interna de los partidos, la discusión sobre cómo y quién elabora los censos, quiénes pueden o no pueden participar y qué validez tienen los resultados a la hora de elaborar las listas definitivas está definitivamente obsoleto. Aquí se celebran las PASO, unas primarias al cubo, la madre de todas las primarias.

Este fin de semana se sabrá quiénes son los candidatos a presidente, gobernador (equivalente a presidente autonómico), intendentes (alcaldes), diputados, senadores y parlamentarios del Parlasur, el futuro Congreso del Mercosur, entre otros cargos. Pero también puede quedar definido el futuro político del país incluso antes de las elecciones generales. Estas son las claves para entenderlo:

¿Qué son las PASO?

PASO es el acrónimo de Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias. La Ley 26.571 de Democratización de la Representación Política, la Transparencia y la Equidad Electoral, aprobada en 2009, modificó el sistema electoral con el objetivo de aumentar la participación ciudadana en la elección de sus representantes. Con las PASO los votantes seleccionan a los candidatos que se presentarán a las elecciones generales en una única votación.  

Primarias abiertas

Los comicios son abiertos porque pueden participar todos los ciudadanos de entre  18 y 70 años. Es opcional para los mayores de esa edad  (y, en la mayoría de los distritos, también para los de 16 y 17) aunque no estén afiliados a ningún partido. Los ciudadanos eligen entre precandidatos para los distintos puestos de todas las fuerzas políticas. Seleccionan a uno por categoría: una fórmula para presidente y vicepresidente, una para gobernador y vice, etcétera.

Simultáneas

Las primarias son simultáneas porque se realizan en todo el país y participan todos los partidos. El domingo todas las fuerzas políticas están obligadas a medirse en las PASO aunque presenten una lista única, y todas definen a la vez quiénes serán sus candidatos para las elecciones de octubre. Puede haber varios precandidatos dentro de un mismo partido, o que en el marco de una coalición los partidos presenten sus listas y definan así quiénes serán los candidatos de esa alianza. De acuerdo con los resultados más tarde se negocia la presencia de las formaciones en la lista única de esa coalición para las generales, sobre todo en el caso de los legisladores.

Obligatorias

En Argentina el voto, además de un derecho, es una obligación. No hacerlo puede suponer una multa, a menos que se justifique la imposibilidad de acudir a las urnas. Las PASO forman parte del calendario electoral, de modo que suponen la misma obligación que las elecciones generales para quienes tienen entre 18 y 70 años. Más allá de esa edad es opcional, y también para los de 16 y 17.

Una primera criba

Las primarias abiertas suponen una primera criba o selección de cara a las generales, a las que sólo podrán presentarse las coaliciones o formaciones que hayan obtenido el 1,5% de los votos válidos totales por categoría. En las últimas elecciones antes del cambio de ley se presentaron más de 600 partidos políticos, muchos de ellos escisiones de otros más grandes. De esta manera pueden agruparse para definir la propuesta de cara a las elecciones y sumar votos.

Yo, mi, me, conmigo

No todas las formaciones necesitan definir sus candidatos en las urnas. Algunas se presentan con lista única. Por ejemplo, en esta elección habrá 15 precandidatos presidenciales repartidos en 11 alianzas, de las cuales sólo tres definirán sus internas: Cambiemos, Una y Progresistas. Por eso las PASO funcionan también como un termómetro para medir la aceptación de los candidatos y sus posibilidades en las generales.   

Papeletas gigantes

La cantidad de categorías que entran en la elección en cada jurisdicción hacen que el votante se enfrente a papeletas electorales que miden poco menos de un metro de largo, y que en alguna provincia lo superan de largo. En Catamarca, por ejemplo, medirán 120 centímetros. Por eso allí se ha provisto a los colegios electorales de urnas extra, previendo que algunas se saturen ante el tamaño de los sobres.

El epítome de 'cortar boleta'

Si lo que los argentinos llaman cortar boleta (elegir opciones de diferentes partidos para distintos puestos) es parte importante del ejercicio democrático, las PASO exigen una gimnasia que más bien raya el entrenamiento intensivo. Aquí las papeletas vienen por partidos e incluyen todos los puestos para los que se presentan. Los ciudadanos pueden elegir un partido diferente en cada categoría, pero tienen que cortarlas y combinarlas en el sobre que depositarán en la urna. Pueden no incluirse en el sobre todas las categorías, pero hay que elegir sólo una opción en cada una, de otra forma el voto se considera nulo. Así, en las jurisdicciones que más categorías tienen se podría cortar boleta hasta diez veces.

¿Qué se juega en estas elecciones?

De acuerdo con los sondeos, el precandidato con más posibilidades es Daniel Scioli, del partido en el gobierno, el Frente para la Victoria de Cristina Fernández de Kirchner. Tras él se sitúa Mauricio Macri, del PRO, actual alcalde de Buenos Aires. Macri competirá con los líderes de otras dos variantes no peronistas: Ernesto Sanz, del radicalismo, y Elisa Carrió, de la Coalición Cívica en una alianza llamada Cambiemos. El tercero en votos sería Sergio Massa, que se enfrenta en primarias con otro peronista disidente, el gobernador de Córdoba, José Manuel De la Sota, por la alianza UNA. La experiencia indica que quien obtiene un buen resultado en las PASO, lo mejora en las generales. Y viceversa.

Las últimas encuestas marcan una diferencia de ocho puntos entre el primero y el segundo. Por eso estas primarias pueden ser claves para las elecciones generales de octubre, y pueden definir si los comicios de octubre en los que se elegirá al sucesor de Kirchner se resolverán en la primera vuelta o hará falta una segunda, el ballotage, en el que se enfrenten las dos fuerzas más votadas.  

Para convertirse en presidente en Argentina en la noche electoral hay que conseguir el 45% de los votos o el 40% pero con una ventaja de más de 10 puntos sobre el segundo. Por eso, si Scioli amplía la diferencia respecto de Macri que indican los sondeos, quedaría encaminado a una elección casi ganada en primera vuelta. Macri, por su parte, intentará hacer valer su resultado para pedir el voto útil y sumar los votos de toda la oposición en las generales. Esta polarización dibujaría de facto una especie de segunda vuelta en la primera. Cosas que pasan con las primarias.