El pasado domingo 23 de agosto volvió a ocurrir. La policía de Kenosha, una ciudad de 100.000 habitantes en el sur de Wisconsin, disparó siete veces por la espalda a Jacob Blake, un joven de 29 años, tras supuestamente resistirse a ser detenido. Aquello desencadenó una nueva ola de protestas antirracistas y contra el abuso policial que, en ocasiones, se tornaron violentas. Civiles armados salieron a la calle, supuestamente, para controlar la situación. Uno de ellos, Kyle Rittenhouse, de 17 años y procedente de Antioch, Illinois, salió con un fusil de asalto y mató a dos manifestantes e hirió a un tercero en el brazo.
Las protestas, la tensión racial y la violencia sacuden el país desde la muerte de George Floyd hace más de tres meses. Floyd iba desarmado cuando murió asfixiado por un agente de policía de Minneapolis que le clavó la rodilla en el cuello. Aquel incidente también desencadenó protestas multitudinarias por todo el país, muchas de las cuales acabaron con disturbios y enfrentamientos violentos.
Las movilizaciones y disturbios en Wisconsin han coincidido con la Convención Nacional Republicana, donde el presidente Donald Trump ha reforzado su mensaje contra el crimen, vendiéndose a sí mismo como el único candidato que puede dar seguridad al país frente al supuesto caos de los demócratas. Entretanto, el presidente ha evitado abordar las medidas que piden los activistas para acabar con el racismo en las instituciones. Desde la muerte de Floyd el pasado 25 de mayo, el presidente ha tuiteado la frase “ley y orden” en 24 ocasiones y en la mitad de ellas solo ha escrito esas tres palabras. En el resto de su presidencia solo había usado esta expresión tres veces en la red social.
Trump afirmó en la convención que estas elecciones son las “más importantes en la historia de este país”. “Su voto decidirá si protegemos a los estadounidenses que cumplen la ley o si damos rienda suelta a anarquistas violentos, agitadores y criminales que amenazan a nuestros ciudadanos”, dijo. “Nadie estará seguro en el Estados Unidos de Joe Biden”. El presidente hizo mención a las movilizaciones de Kenosha y Minneapolis, pero únicamente para condenar los disturbios. Ni siquiera mencionó los nombres de George Floyd y Jacob Blake.
El miedo al crimen es una de las grandes preocupaciones que movilizará a los votantes en las elecciones del 3 de noviembre. Según una reciente encuesta de Pew Research, el 59% de los votantes registrados dicen que el crimen violento es muy importante para su voto, por detrás de la economía (79%), sanidad (68%), nombramientos del Tribunal Supremo (64%) y el coronavirus (62%), pero por delante de otros temas como el racismo, la posesión de armas, la inmigración y la política exterior.
Wisconsin, un estado clave para la reelección
Este martes, el presidente visitará Kenosha a propósito de las protestas y a pesar de que el gobernador de Wisconsin, el demócrata Tony Evers, le ha pedido que no lo haga por las consecuencias que puede tener en la polarización de la sociedad. “Me preocupa que su presencia solo obstaculice nuestro proceso de cura”, escribió Evers en una carta dirigida a la Casa Blanca. “Me preocupa que su presencia retrase nuestro trabajo para superar la división y avanzar unidos”.
“Kenosha y comunidades de todo Wisconsin pasan por un momento difícil lidiando con el hecho de que un hombre afroamericano haya sido disparado siete veces y con la pérdida de otras dos vidas el martes a manos de un hombre armado de fuera del estado”, sostiene el gobernador en la misiva. “Nuestro trabajo como cargos electos es liderar con el ejemplo y ser una presencia tranquilizadora para las personas que sabemos que están sufriendo. No es momento para la división. No es momento de que cargos electos ignoren a militantes armados y agitadores de fuera del estado que quieren prolongar nuestro tormento”. Según la Policía, la mayoría de los arrestados no son de la ciudad. De los 175 detenidos durante las protestas, 102 tienen su dirección fuera de Kenosha.
A pesar de la petición del gobernador, Trump no ha cambiado sus planes. “La Casa Blanca se ha visto abrumada por el número de personas de Kenosha que han celebrado la visita del presidente y que anhelan un liderazgo que apoye a las fuerzas del orden locales y a los negocios que han sido vandalizados”, dijo el domingo un portavoz de la Casa Blanca, Judd Deere.
Wisconsin es un estado clave que puede determinar la reelección o la derrota del presidente Trump. Las encuestas prevén un resultado muy ajustado en este estado, con una ligera ventaja para Biden en los últimos sondeos. En los sondeos nacionales, Biden lleva hasta seis puntos de ventaja respecto a Trump, con más posibilidades de ganar el voto popular. Pero eso no es suficiente para ser presidente en Estados Unidos: Hillary Clinton ganó el voto popular por casi tres millones de votos en 2016 y no llegó a la Casa Blanca. Cada estado tiene asignado un número de votos electorales y el candidato que gana en ese ese estado, sea por un voto o por un millón, se lleva ese estado. El recuento final de votos electorales es el que decide la Presidencia.
En este sentido, Wisconsin es uno de los estados más disputados en estas elecciones, lo que lo convierte en una pieza fundamental. Según las predicciones del medio especializado en encuestas electorales FiveThirtyEight, el estado del Medio Oeste tiene un 10,7% de posibilidades de dar el voto decisivo en el colegio electoral a favor de uno de los candidatos, tan solo por detrás de Florida (22,5%) y Pensilvania (22,4%). En los tres hay ahora una ligera ventaja demócrata, por lo que la ofensiva del presidente en estos territorios es muy importante.
“La principal estrategia de propaganda electoral de Trump es la provocación”, señala Gustavo Palomares, profesor en la Escuela Diplomática de España y autor del libro 'Política y Gobierno en los Estados Unidos: 1945-2000'. “esta visita es un mensaje de tranquilidad y orden para la América blanca nativista y conservadora, la que para muchos sigue siendo origen y base fundamental de esa nación. Hacerlo en Wisconsin es importante porque no ha habido ningún candidato republicano que ganará allí desde Reagan, solo Trump”, añade.
En las últimas décadas, Wisconsin solía ser un estado demócrata. En 2016, Hillary Clinton se convirtió en la primera candidata demócrata que perdía este estado desde 1984. Clinton había perdido las primarias contra Bernie Sanders allí y no hizo campaña allí durante las presidenciales. En las generales, acabó perdiendo por menos de 23.000 votos. “Algunos críticas sostienen que todo se debe a que no hice suficiente campaña en el Medio Oeste y supongo que es posible que unos pocos viajes más a Saginaw (Michigan) o unos anuncios más en Waukesha (Wisconsin) podrían haber decidido unos cuantos de miles de votos aquí y allá”, señala Clinton en su libro ‘What Happened’. En Michigan, Clinton perdió solo por 10.700 votos. La victoria de Trump en estos dos estados fue determinante para su llegada a la Casa Blanca.
Siete balas contra Jacob Blake
El discurso de este martes de Trump sucederá cuando todavía no están claros los hechos de los últimos días.
El viernes pasado, el Departamento de Justicia de Wisconsin emitió un comunicado sobre la investigación del incidente con Jacob Blake. Según las autoridades, la policía acudió al lugar de los hechos tras recibir una llamada telefónica de una mujer que denunciaba que su novio estaba allí cuando no debería estarlo.
El Departamento de Justicia señala que los agentes utilizaron en dos ocasiones sus armas de electrochoque para intentar, sin éxito, detener al sospechoso. La Policía sostiene que Blake “admitió que tenía un cuchillo en su posesión” y los agentes lo encontraron dentro de su coche en el asiento del conductor. Sus tres hijos menores estaban en el coche cuando fue tiroteado. Tres agentes han sido apartados del cuerpo durante la investigación.
Los abogados de Blake han informado que las balas han dañado su médula espinal, el hígado y el riñón y han obligado a la extirpación casi completa del colon y del intestino delgado. Además, la víctima se encuentra paralizada de cintura para abajo, aunque no se sabe si estas secuelas serán permanentes. Durante los primeros días, Blake estaba esposado a la cama del hospital.
Su madre, Julia Jackson, ha hecho una llamada a la conciliación.
“Mientras venía hasta aquí, he visto muchos daños en la ciudad y eso no refleja a mi hijo ni a mi familia. Si Jacob supiese lo que estaba pasando, no le gustaría”, dijo Jackson. “Por favor, empecemos a rezar para curar este país. Somos Estados Unidos ¿Hemos estado unidos? A todos los agentes de policía, rezo por vosotros y vuestras familias. A todos los ciudadanos, mis hermanos y hermanas negros, rezo por vosotros”. En lo que parecía una respuesta a Trump, dijo: “Estados Unidos es grande cuando nos comportamos como tal”.