Las elecciones europeas han dejado un primer mapa de lo que será el Parlamento Europeo, pero aún quedan incógnitas. La principal es la composición de los grupos de la extrema derecha después de la invitación que Marine Le Pen hizo a Giorgia Meloni, cuyos partidos estuvieron separados la anterior legislatura, para aunar fuerzas. Esas posibles alianzas pueden cambiar la primera foto fija que salió el domingo.
Además, los liberales de Renew pretenden quedarse con varios eurodiputados de formaciones que llegan de nuevas esta legislatura. El resultado de esa ‘pesca’ y de la definición de los grupos de la extrema derecha, que también pretenden sumar representantes como el Fidesz de Viktor Orbán que estaba en los no inscritos tras su expulsión del PPE, determinará si Renew mantiene la tercera posición, que es su gran objetivo.
Orbán llama a la puerta de ECR
La pugna es complicada porque Renew obtuvo 79 escaños frente a 73 de ECR, que sólo con los diez húngaros ya les superaría. En el aproximadamente centenar de eurodiputados nuevos o no inscritos hay fundamentalmente representantes populistas de derechas (como el partido Se Acabó la Fiesta de Alvise Pérez) y conservadores euroescépticos que tienen un mayor encaje en el espectro de la extrema derecha.
También en los grupos progresistas hay movimientos al haber algunos parlamentarios sin familia, como los ocho italianos del Movimiento Cinco Estrellas o la Alianza Verde y de Izquierda, que ha llevado al Parlamento Europeo a la activista Ilaria Salis, detenida en Hungría por participar en una protesta contra la manifestación neonazi del “Día del Honor”.
A esos pequeños partidos les interesa incorporarse a un grupo o constituir uno nuevo (para lo que se necesitan al menos 23 eurodiputados de siete estados distintos) para contar con los beneficios económicos y de visibilidad que supone, además de formar parte del engranaje institucional de la Eurocámara a la hora de negociar expedientes legislativos o repartir puestos.
Le Pen espera a Meloni tras echar a AfD
Más allá de que Orbán haya llamado a la puerta de ECR, el grupo de Meloni, Vox o los polacos de Ley y Justicia, la primera ministra italiana aún no se ha pronunciado sobre la posibilidad de sumar fuerzas con la Agrupación Nacional de Le Pen, que ha sido la gran vencedora de las elecciones con 31 escaños en Estrasburgo y que la anterior legislatura formaba parte de ID. A la espera de saber cómo queda finalmente el reparto, ese grupo tendría 58 representantes frente a los 49 con los que acabó la legislatura tras expulsar a Alternativa por Alemania, que ahora ha crecido hasta los 15 eurodiputados.
Y es que en los no inscritos y nuevas formaciones con representación hay una importante amalgama de formaciones de ultraderecha y euroescépticos, como los polacos de Konfederacja (6), los prorrusos rumanos de AUR (5), los croatas de DP (1) o los chipriotas de ELAM (1), entre otros, que tendrán que buscar encaje en los grupos de la extrema derecha o quedarse con los no inscritos.
¿Perdonarán los liberales el pacto de su partido en Holanda con Wilders?
Los liberales son los más interesados en conseguir nuevos integrantes para Renew ante la posibilidad de que la extrema derecha le supere, lo que sería un mazazo psicológico porque dejarían de ser la tercera fuerza. En este caso, además de tratar de conseguir nuevos integrantes para sus filas, se debaten entre expulsar o no al VVD holandés del primer ministro en funciones Mark Rutte, que ha pactado un gobierno con el ultra Geert Wilders.
Por el momento la jefa de Renew en la Eurocámara, Valérie Hayer, aseguró que abordaría el asunto con los jefes de delegaciones, pero la decisión última la tomará ALDE (el partido liberal a nivel europeo del que forma parte VVD). La expulsión de esa formación supondría la pérdida de otros siete escaños para el grupo que ha sufrido el mayor descalabro respecto a hace cinco años.
La gran escisión de la izquierda alemana
En los eurodiputados que se encuentran sin familia también hay un buen puñado de izquierdas. La que tiene una mayor representación es la polémica alemana Sahra Wagenknecht, que abandonó Die Linke y cuya formación ha logrado seis escaños –el doble que el partido del que se escindió–. El rojipardismo que representa, con ideas izquierdistas o socialdemócratas en lo social y económico con planteamientos conservadores o en cuestiones como la inmigración o el cambio climático, se ha impuesto, pero será difícil que el grupo de La Izquierda (GUE/NGL) acepte su representación.
La gran incógnita es si podrá haber movimientos que permitan constituir otro grupo. Las normas del Parlamento Europeo impiden la unión con fines exclusivamente técnicos y la idea es que se aglutinen fuerzas similares con el objetivo de facilitar el funcionamiento de la Eurocámara y, por ejemplo, las negociaciones.
Además de los anteriormente mencionados, como el Movimiento Cinco Estrellas o la Alianza Verde y de Izquierda, han llegado nuevos partidos del espectro de la izquierda, como el checo Stacilo! o el griego Plefsi Elefterias, que es una escisión de Syriza, que habrá que ver si acaban en el GUE, en los no inscritos o si se abre la posibilidad de un nuevo grupo.