El vicecanciller de Alemania, ministro de Hacienda y jefe de los liberales Christian Lindner deshoja una flor mientras dice: “Mejor no gobernar que gobernar mal, o mejor gobernar que no gobernar, mejor no gobernar que gobernar mal”. Con esta caricatura publicada hace unos días, el diario económico Handelsblatt aludía a una célebre frase de Lindner cuando decidió romper la baraja durante las negociaciones entre los conservadores de Angela Merkel, los ecologistas y los liberales tras las elecciones de 2017. “Mejor no gobernar que gobernar mal”, dijo entonces el líder liberal para explicarse.
Tras los comicios de 2021, la decisión de Lindner y su partido, el FDP, fue gobernar con Los Verdes y el Partido Socialdemócrata (SPD), la formación del canciller Olaf Scholz. Sin embargo, el Gobierno federal, inmerso actualmente en una crisis presupuestaria, está en horas bajas. Según las encuestas recogidas por el portal Statista, la inmensa mayoría no está contenta con el trabajo de la coalición de Scholz: un 36% asegura “no estar satisfecha” y un 40% “no está nada satisfecha”. Solo un 2% de la población está “muy satisfecha”, mientras que un 20% dice considerarse “satisfecha”.
Esos datos no son nuevos. Van en la misma línea que los resultados de las últimas elecciones regionales celebradas en los estados de Baviera y Hesse, donde los partidos del Ejecutivo de Scholz fueron castigados. Pero en citas electorales como estas, el FDP de Lindner siempre ha sido el partido de la coalición que peor parado ha salido.
En Hesse, los liberales lograron por los pelos estar por encima del 5% de apoyo electoral necesario para conseguir representación parlamentaria. En Baviera, no superaron esa barrera, al igual que les ocurrió a principios de año en las elecciones de la ciudad-estado de Berlín. Poco después, en los comicios de la también ciudad-estado de Bremen de mayo, el FDP estuvo a punto de no superar el 5%. El año pasado en Baja Sajonia otro de los grandes länder del país, el FDP tampoco logró sobrepasar el 5%.
Oposición dentro del Gobierno
Estas citas con las urnas son algunos ejemplos de cómo está pasando factura a los liberales haber asumido responsabilidades del Gobierno junto a socialdemócratas y ecologistas. El FDP, el socio más pequeño y a la derecha del Gobierno, controla, además del Ministerio de Hacienda, la cartera de Justicia, la de Transportes y la de Educación e Investigación.
En el Ejecutivo, a través de disputas desatadas por la voluntad de Lindner de, entre otras cosas, controlar el gasto público, imponer recortes, evitar subidas de impuestos o aceptar este año solo a regañadientes el abandono de la energía nuclear, muchos analistas políticos creen que el FDP ha venido ejerciendo de oposición dentro del Gobierno.
Así, ante recientes iniciativas del SPD para que el Ejecutivo tome medidas para subir impuestos a los ricos, flexibilice el uso de la deuda pública, suba el salario mínimo o dedique más recursos a las inversiones, desde el FDP han salido a la palestra para negar que se vaya a aplicar un programa así. Bijan Djir-Sarai, secretario general del FDP, ha dicho que tales iniciativas son “o un programa populista de redistribución o, en el mejor de los casos, una prueba más de ignorancia generalizada en materia de política fiscal”.
El diario berlinés Der Tagesspiegel presentaba hace unos días a Lindner como un hombre con problemas para dormir en el actual proceso de gestación de los presupuestos para 2024, unas cuentas marcadas por los recortes.
El Gobierno tripartito se ha visto sacudido en los últimos días por una profunda crisis presupuestaria generada por una sentencia del Tribunal Constitucional, que bloqueó el Fondo para el Clima y la Transformación (KTF) de 60.000 millones de euros, que deberían destinarse a numerosos proyectos de inversión.
Como consecuencia, el Consejo de Ministros ha tenido que aprobar un proyecto de presupuesto adicional de 2023 que implica pedir al Parlamento la suspensión, por cuarto año consecutivo, del llamado 'freno a la deuda', la norma constitucional que exige que el déficit no supere el 0,35% del PIB. Se trata de un revés para Lindner, un 'halcón' fiscal que ha hecho del cumplimiento del 'freno a la deuda' una de sus principales banderas políticas. Al anunciar la noticia la semana pasada, omitió toda mención a este término.
Consulta entre la militancia para dejar la coalición
En diciembre se cumplirán dos años desde que SPD, Los Verdes y FDP formaran el Gobierno de coalición. En ese tiempo, la pata liberal del Ejecutivo ha sufrido tanto desgaste que a los miembros del partido se les ve más nerviosos que nunca, según describía hace unos días la periodista Valerie Höhn, del Der Tagesspiegel.
La formación está perdiendo arraigo en la política regional. Actualmente, el FDP sólo participa en los gobiernos de dos länder –Renania Palatinado y Sajonia Anhalt–. La presencia en el Ejecutivo federal causa malestar entre no pocos militantes del partido de centroderecha, a los que parece no gustarle que se compartan responsabilidades con ecologistas y socialdemócratas.
A finales de octubre, el FDP de la ciudad de Kassel, en el oeste germano, lanzó una iniciativa de recogida de firmas para que los responsables del partido a nivel federal pregunten a la militancia –unas 70.000 personas con “carné de liberal” – si la formación debe o no abandonar la coalición gubernamental. “La coalición está arrastrando al FDP al abismo”, dicen los liberales de Kassel que promueven la consulta. La semana pasada, el grupo de militantes anunció que había reunido las 500 firmas necesarias. No está claro cuándo se pondrá en marcha. Aún falta una revisión de las firmas por parte de los organismos competentes, lo que se cree que llevará un tiempo. La consulta no sería vinculante para la cúpula del FDP, pero podría ejercer cierta presión.
El FDP de Kassel explica que actúa por “responsabilidad hacia todo el país y por preocupación por el futuro del liberalismo político”. La agrupación considera que las políticas del Ejecutivo actualmente tiene “las prioridades equivocadas en tiempos de crisis”, algo por lo que creen que su partido ha perdido su participación en gobiernos regionales como los de Schleswig-Holstein (norte) y el de Renania del Norte-Westfalia (este). Allí también registraron malos resultados en las últimas elecciones regionales.
Pero si los últimos dos años han sido malos a nivel electoral, el que viene podría ser incluso peor para el FDP en el Ejecutivo. En septiembre del año próximo se celebran elecciones en Sajonia, Turingia y Brandeburgo, tres länder del este en las que el FDP puede esperar pocas cosas.
“2024 será también un año difícil. En las elecciones del este alemán no hay mucho que ganar para los liberales, y las elecciones europeas pueden convertirse en un mensaje para la coalición en el Gobierno federal”, opina Thomas Sigmund, responsable del área de Política del Handelsblatt en el artículo ilustrado con la caricatura de Lindner deshojando la flor.