Momentos después del intento de golpe de Estado de 2016 en Turquía, Erdogan, encerrado en su habitación de hotel con su entorno más cercano, se dirigió al pueblo turco a través de una llamada de FaceTime emitida en directo por televisión.
“Como presidente del país...”. De pronto, alguien le interrumpe y le susurra en voz baja: “Baskomutan” (comandante en jefe). Erdogan corrige y continúa: “Como presidente del país y comandante en jefe...”. Aquel susurro perceptible en directo que pasó desapercibido en el resto del mundo salió de boca del jefe de Estado Mayor de la Marina, Cihat Yayci. Así lo aseguran varios exmilitares turcos y periodistas, que señalan que el nombre de Yayci está registrado en los documentos judiciales de aquel día.
Yayci, convertido en hombre de confianza de Erdogan, es el cerebro de la purga de militares en la Marina. Su objetivo: los miembros de la “Organización Terrorista Fethullah Gulen (FETO)”. Posteriormente se ha demostrado que bajo ese pretexto está expulsando también a todos aquellos cercanos a la OTAN y a Occidente y aboga por un giro hacia Rusia. Para su purga, este militar de alto rango ha desarrollado el llamado 'FETOmetro', un algoritmo que supuestamente permite identificar a los militares gulenistas.
En su algoritmo, Yayci ha introducido variables como haberse divorciado entre los años 2015 y 2016 (se cree que los seguidores de Gulen perseguidos se separaron de sus cónyuges para proteger a sus familias y sus bienes), apuntarse a academias de idiomas, registrar problemas de salud en los certificados médicos (como forma de protección), tener una cuenta bancaria en Bank Asya, utilizar una aplicación de mensajería instantánea y haber sido nombrado agregado militar en una misión de la OTAN, entre otras muchas variables. Cada una de ellas tiene una puntuación que, sumada, revela la supuesta proximidad al Movimiento Gulen y, por tanto, el despido y muy probable detención.
Un total de 810.000 personas han pasado por el algoritmo de Yayci, contando con militares de la Marina, exmilitares y sus familiares de primer grado. De ellos, más de 5.000 han sido “descubiertos”, según cifras de medios cercanos al Gobierno. Aunque el Ejecutivo ha reconocido implícitamente su existencia, el número de variables introducidas en el 'FETOmetro' es objeto de discusión.
Nedim Sener, periodista cercano a los servicios de inteligencia y defensor del algoritmo, ha publicado las 58 primeras variables. Sin embargo, la agencia estatal turca Anadolu y otros medios señalan que el programa incluye 70 criterios. “Las otras 12 variables no se han publicado porque temen una reacción negativa de la gente. Los 12 criterios escondidos deben de ser artículos mucho más discriminatorios que los 58 primeros”, señala a eldiario.es Halis Tunç, coronel de la Marina y oficial de inteligencia purgado.
Ersin Demircan se ganó la confianza de Yayci y este le fichó para su reducido equipo de 15 personas del Departamento de Investigación de Personal (ATÄ°Ä°Ä° ÅB), la rama del Ejército creada el 11 de septiembre de 2016 para desarrollar y poner en práctica el FETOmetro. “Estoy intentando descubrir las otras 12 variables. He publicado dos de ellas de fuentes fiables, pero no confirmadas. Una es tener un hijo con diversidad funcional [se considera que la mayoría de turcos hubiese abortado, pero los islamistas no] y la otra tener hijos con dos nombres”, cuenta Demircan a eldiario.es
“Cuando estuve destinado ahí, él [Yayci] estaba trabajando en la subestructura de su programa para la lista negra, el llamado FETOmetro, que empezó a funcionar en noviembre de 2016”, afirma. “Toda la gestión de la información para la lista negra empezó durante mi periodo y posteriormente añadieron el sistema de puntuación”.
A pesar de haberse ganado su confianza, Demircan acabó siendo uno más de los miles de militares purgados por Yayci: “Cuando vi la ilegalidad y las evidentes violaciones de derechos humanos, reaccioné y vieron que sería una persona incómoda. Entonces me añadieron a la lista negra para expulsarme”.
“La policía registró mi casa. Gracias a Dios me mudé a otra dirección el día antes del registro. No me cogieron por pura suerte. Me escondí durante un tiempo en Turquía y después huí al extranjero”, cuenta.
Extraños aliados
El autor del 'FETOmetro' estuvo destinado como agregado militar en Rusia de 2012 a 2014 y desde entonces es una de las voces más fuertes a favor del giro estratégico hacia el este. “Se dice que los gastos de la universidad de su hijo los pagó un empresario ruso conocido por su proximidad a la inteligencia rusa”, cuenta Demircan.
Para su reducido equipo en ATÄ°Ä°Ä° ÅB, Yayci ha escogido a personas de su confianza y a militares antiguamente condenados en Eregenekon y otros casos similares. Ergenekon fue una campaña judicial contra militares, políticos y periodistas de la élite turca laica, kemalista y nacionalista. En 2015, la mayoría de los condenados fueron absueltos porque muchas de las pruebas eran falsas. Estos casos ayudaron a Erdogan y a los islamistas a tomar el control del Ejército, tradicionalmente la institución más poderosa del país.
Este grupo de nacionalistas se opone a Occidente y a la OTAN y es partidario de un giro hacia el Este, además de ser enemigos acérrimos del Movimiento Gulen. Estas dos características han hecho que este colectivo, por naturaleza contrario a Erdogan, se alíe con su gobierno para purgar a militares gulenistas y militares cercanos a Occidente.
“Estaban llenos de odio hacia aquellos que no les apoyaron en aquel momento. Sabíamos que habían preparado listas de militares para purgar cuando volviesen al poder y tuvieron una oportunidad de oro en este nuevo departamento”, cuenta Cafer Topkaya, militar purgado de ideología laica y kemalista que trabajaba como oficial de Estado Mayor turco en el cuartel general de la OTAN en Bruselas.
Antes de aliarse con ellos, el propio Yayci fue acusado por estos nacionalistas de ser miembro del Movimiento Gulen y su cuñado, el jefe de la Guardia Costera Hakam Üstem, ha estado encarcelado acusado de participar en el intento de golpe de Estado de 2016.
Cuando el FETOmetro da un resultado positivo, la persona es expulsada. En algunas ocasiones se traslada el resultado al poder judicial para que abra un caso, pero en otras simplemente se les suspende. “Después los sospechosos tienen que demostrar que no tienen nada que ver con el Movimiento Gulen, algo que lleva años. Si lo desean pueden ir a los tribunales para defenderse, pero lo más difícil para alguien es defenderse de unas acusaciones intangibles sin ninguna prueba concreta”, se lamenta Tunç, coronel de la Marina purgado que también huyó al extranjero.
Erdogan ha conseguido extraños compañeros de cama. Primero se alió con los gulenistas para expulsar a los nacionalistas laicos y hacerse con el control de las Fuerzas Armadas y, una vez conseguido su objetivo, se ha juntado con sus antiguas víctimas para expulsar a los gulenistas y a los militares más cercanos a las visiones de la OTAN.