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Un documental de la televisión pública en Alemania denuncia la explotación a los inmigrantes en la agricultura española

Fotograma del documental La sucia cosecha de Europa. El sufrimiento tras el negocio de frutas y verduras

Carmela Negrete

Berlín —

Un documental de la cadena pública de televisión alemana Das Erste (el primer canal de la ARD) con el título La sucia cosecha de Europa. El sufrimiento tras el negocio de frutas y verduras ha generado una polémica en Alemania en torno a las frutas y verduras procedentes de España e Italia que se venden en los supermercados alemanes. Alemania es uno de los principales mercados de los productos agrícolas andaluces y el equipo de televisión se desplazó a Almería para retratar la situación de los inmigrantes sin papeles que trabajan en los invernaderos de la zona.

“Nuestra búsqueda nos conduce a chabolas hechas con chatarra. Es increíble que esto sea Europa. Aquí viven los más pobres de los pobres, personas que trabajan para nosotros”. Su intención es responder a la pregunta: “¿de dónde vienen nuestra fruta y verdura?”.

Mientras muestran imágenes de un poblado chabolista construido con plásticos desechados por los invernaderos, el narrador asegura que “miles de inmigrantes viven aquí. Las chabolas no tienen agua ni luz y aquí viven también madres con menores”. Se escucha llorar un bebé dentro de una de las barracas. Según datos del Sindicato Andaluz de los Trabajadores aportados al reportaje, serían unas 4,000 personas las que viven en estas condiciones en Almería.

Preguntados en el vídeo a la salida de un supermercado, varios clientes alemanes que han comprado verduras responden que “España está bien, es un país europeo”. Los productos españoles son especialmente baratos en los supermercados alemanes, explican los periodistas. Según su investigación, España exportó a Alemania en 2017 verduras y frutas por un valor de 3.800 millones de euros.

Activistas berlineses apoyan a los inmigrantes

En el vídeo aparece la asociación Interbrigadas de Berlín, que se manifestaba en Almería frente a la empresa Eurosol. Un activista denuncia en el vídeo que la empresa no cumple la ley, ya que algunos trabajadores no tienen contratos y otros son coaccionados. Eldiario.es se puso en contacto con la empresa, pero no ha recibido respuesta.

Unas 120 personas forman parte de la asociación berlinesa y su trabajo es voluntario y no remunerado. “Dos veces al año vamos a Almería a apoyar el trabajo del sindicato SAT”, explica a eldiario.es un portavoz de la asociación. “Queremos mejorar las condiciones laborales de los temporeros que producen nuestra verdura y reforzar el trabajo del SAT”.

Los activistas trabaron amistad con muchos temporeros y aseguran que se alegran de que a través de la agricultura éstos tengan un trabajo, “pero las condiciones son muy precarias en muchas empresas, en casi la mitad no se cumple el convenio”. Interbrigadas asegura que todas las empresas no actúan de la misma forma, pero que ellos han sido testigos de que existen muchos casos de incumplimiento de la ley.  

En el reportaje se asegura que de los 47 euros al día que recoge el convenio del campo, los temporeros inmigrantes con papeles tan solo reciben unos 35 y los sin papeles poco más de la mitad, unos 25 euros. Los periodistas alemanes se asombran de que no se paguen las horas extra o de que los jefes se nieguen a realizar contratos indefinidos. Y la ropa de seguridad es inexistente en numerosos casos.

Una de las empresas niega las acusaciones

Trabajar sin ropa protectora mientras se fumiga es algo que un trabajador de la empresa Bio-Sabor supuestamente se vio obligado a hacer durante su trabajo, asegura el documental. La consecuencia de dicha negligencia fue una lesión ocular. El temporero marroquí cuenta todo esto al equipo televisivo mientras van con él a la consulta del médico y pasean por la ciudad. En el vídeo aparece a continuación imágenes de un trabajador fumigando en el exterior de las instalaciones de un invernadero sin ropa de protección.

Por último muestran unos vídeos que los trabajadores grabaron con el móvil en el interior de un invernadero de una empresa que no se especifica. Sin mascarilla o ropa de protección, una nube tóxica envuelve a los trabajadores mientras rocían los pesticidas. Los periodistas aseguran que “no pocos trabajadores enferman por este motivo”.

eldiario.es se puso en contacto con la empresa mencionada en el documental, Bio-Sol. Su presidente, Francisco Belmonte, remitió una carta al periódico explicando que se sienten “perplejos e indignados con las afirmaciones que se recogen en el documental”. Asegura que el trabajador sigue empleado en su finca y que les parece “injusto e irresponsable decir que en BioSabor no se respeten los derechos de los trabajadores”.

Asimismo recuerda que la empresa emplea a 700 personas entre el campo y el almacén. BioSabor se dedica a la producción orgánica y las imágenes del operario fumigando son una “práctica totalmente prohibida e incompatible”, por lo que observa “mala intención” en la elección de dichos planos después de nombrar a su empresa. BioSabor ha decidido “reclamar tanto a los responsables de la cadena alemana como al responsable del sindicato José García los perjuicios ocasionados por las falsedades”.

Precios a la baja

El reportaje muestra también las condiciones bajo las cuales las empresas se ven obligadas a vender sus productos. Un agricultor que planta calabacines llamado David Sánchez Olivera explica al público alemán que la imposición de los precios le ha llevado casi a la ruina.

Frente a la cámara muestra unas facturas en las que puede leerse que ha llegado a tener que vender su producto por tres céntimos el kilo y explica que para poder sobrevivir debería venderlos como mínimo a 60 céntimos. Por 1.600 kilos llegó a cobrar 48 euros. “Y a eso hay que descontarle el 12% de comisión”, dice indignado. “Luego lo ves en el supermercado por dos euros y sientes que te están robando”. Un dumping de precios brutal, dice la narración. 

A continuación entrevistan al entonces subdelegado del Gobierno en Almería, Andrés García Lorca, que asegura que si le presentasen casos de denuncias en empresas concretas, ya se habrían solucionado. “Es una minoría”, dice. “En España hay explotadores igual que en el resto de Europa”. Pregunta a los reporteros si no es “propaganda” lo que se hace al hablar solamente de los inmigrantes sin papeles en Almería y afirma que hay “controles a un muy alto nivel”. Los periodistas no se quedan contentos con la respuesta: “¿Controles a muy alto nivel? Según datos oficiales, hay 20 controladores para 17.000 empresas”, responden.

La situación en Italia es peor por la mafia

¿Es España una excepción? Los reporteros aseguran que no y viajan a Calabria y Sicilia. Italia vende más de 2.000 millones de euros en verdura y fruta a Alemania al año, explican. Aquí también van a un poblado de chabolas, pero mucho mayor que los que se han visto en Almería. Allí viven unas 2.500 personas.

Trabajan en el campo, aseguran los reporteros, aunque solamente consiguen hablar con el representante del sindicato y con un joven que tiene una hernia producida por cargar cajas de naranjas. Los temporeros sin papeles aquí reciben de 0,5 a un euro por caja de naranjas o mandarinas recogidas. Unos 25 euros al día en el caso de los trabajadores más fuertes. Según el convenio italiano, deberían cobrar 50 euros.

También muestran el trabajo de la policía tratando de controlar a las mafias que ejercen tráfico de personas con trabajadores sin papeles. “En Italia los inmigrantes están aún peor que en España”, concluyen los periodistas. Ello se debe a las bandas organizadas que hay alrededor del negocio. Hablan con la fiscal antimafia italiana Marisa Manzini, que explica que el origen de la 'Ndrangheta está en la agricultura donde extorsionan a los empresarios. Asegura que la mafia ocupa terrenos y obliga a sus dueños a venderlos por precios ridículos. 

Crítica a las subvenciones europeas

Uno de los puntos centrales del documental es la crítica a que las subvenciones europeas que reciben los agricultores no estén acompañadas por controles estrictos que impidan la explotación laboral. A continuación buscan en la base de datos pública de la Unión las empresas que han mencionado en Almería y comprueban que recibieron ayudas para la agricultura a pesar de, supuestamente, no haber mantenido los estándares ni las leyes laborales.

Preguntan a Martin Häusling eurodiputado de los verdes alemanes sobre la posición de la UE. Asegura que se trata de una forma de “esclavitud moderna”, para añadir que “ya no vamos a África a explotar a las personas, sino que explotamos a los africanos directamente aquí”. Una portavoz de la ONG Intermon Oxfam en Alemania responsabiliza a los grandes supermercados alemanes, a quienes exige una nueva política de precios para que los estándares laborales puedan ser implementados en el sur de Europa sin necesidad de recurrir a la explotación.

El documental llegó al informativo de la primera cadena pública, y el más visto del país con el titular Subvenciones agrarias: millones de la Unión Europea para explotadores. El documental fue comentado en varios medios, entre ellos el periódico de mayor difusión, el Bild.

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