Biden elige a un extrabajador de la industria química para su equipo de protección medioambiental: ¿me tomas el pelo?
Desde hace años intento transmitir una idea muy simple: Superman no va a venir a salvarnos.
Aún así, me atrevo a decir que tenía esperanzas de que este nuevo gobierno marcara el comienzo de un nuevo día. Cuando el equipo de Biden anunció las personas elegidas por el presidente electo para el equipo de transición de la Agencia de Protección Medioambiental (EPA, por sus siglas en inglés), me sentí desanimada y preocupada al ver en la lista a un hombre que ha trabajado para la industria química. ¿Me tomas el pelo?
Michael McCabe, exempleado de Biden y exvicedirector de la Agencia de Protección Medioambiental, en un momento se cambió de bando y pasó a trabajar como asesor de estrategias de comunicación de la empresa de productos químicos DuPont, en una época en la que la empresa estaba luchando contra normativas que iban a aplicarse a su producto estrella: el ácido perfluorooctanoico (PFOA), también conocido como C8.
Este producto químico tóxico se utiliza en todo, desde ropa impermeable, textiles resistentes a las manchas y envases para alimentos, hasta sartenes antiadherentes. Este compuesto ha sido relacionado con problemas de infertilidad, cáncer y daños en el hígado. The Guardian informó esta semana que el profesor de sanidad pública de Harvard Philippe Grandjean, que estudia temas de salud medioambiental, advierte de que los productos químicos del grupo PFA, dentro del cual se encuentra el PFOA, podrían reducir la eficacia de la vacuna contra la COVID-19.
Esto me huele a un amanecer de lo mismo de siempre. Citando al grupo The Who: os presento al nuevo jefe, igual al jefe anterior. No hace falta decir que no queremos en el nuevo gobierno a un hombre que asesoró a DuPont sobre cómo eludir normativas.
El PFOA contamina la sangre de casi toda la población de Estados Unidos y puede pasar de madre a feto. Este tóxico producto industrial es un compuesto estable que no se descompone fácilmente en el medioambiente ni en el cuerpo humano, por eso se la ha apodado “el químico eterno”. Los científicos lo han encontrado en seres vivos de todo el planeta, desde animales marinos hasta pájaros en islas remotas.
La Agencia de Protección Medioambiental no le ha puesto ningún límite a la presencia de perfluopolímeros, como el PFOA, en el agua potable. Existen decenas de miles de sistemas de agua potable de todo el país en los que nunca se ha analizado la presencia de estos contaminantes en el agua que suministran.
McCabe empezó a gestional la comunicación de DuPont con la EPA sobre este tóxico producto químico en 2003, según un artículo de The Intercept. En aquella época, DuPont se enfrentaba a una lluvia de juicios tras haber vertido 7.100 toneladas de desechos llenos de PFOA en el estado de Virginia Occidental. Estos residuos luego llegaron al agua potable de unas 100.000 personas. Como resultado, innumerables personas sufrieron enfermedades. La batalla legal contra la empresa luego quedó plasmada en la película Aguas Oscuras, de 2019.
Eso sí, DuPont sospecha que su producto químico es perjudicial para la salud desde los años 60. En 1961 realizaron experimentos que demostraron que estos químicos dañaban el hígado de perros y conejos. El trabajo de McCabe contribuyó inevitablemente a evitarle a la empresa costosos trabajos de limpieza y más dolores de cabeza con las normativas.
¿Se supone que nosotros, la gente común, debemos confiar en un exempleado de DuPont para que forme parte de un equipo de transición que revisará la Comisión de Seguridad Química de Estados Unidos? ¿Así es cómo nuestro nuevo líder pretende comenzar lo que se suponía que iba a ser un gobierno sanador y unificador? ¿Vamos a caer de nuevo en los viejos hábitos de un líder que se esconde, elude y niega o va usted a salir y personificar el cambio y la esperanza que necesitamos en materia medioambiental? No veo cómo elegir a alguien de la industria química pueda ser un paso adelante hacia ese objetivo.
La ciencia lo ha establecido claramente. Las investigaciones han relacionado la presencia de este producto químico a las siguientes enfermedades: cáncer de riñón y de testículo, colitis ulcerosa, enfermedades de tiroides, hipertensión en el embarazo y colesterol alto.
Este presidente recién electo dice que debemos escuchar a los científicos ¿Está usted escuchando a los científicos o está usted escuchando a alguien de dentro de la industria que controla el mensaje?
Al no existir a nivel nacional parámetros sobre estos peligrosos productos químicos, los estados han tenido que crear sus propias normativas y directrices. Este producto químico, y otros parecidos, llevan envenenándonos durante décadas. Ahora es el momento de actuar.
No se trata de ser de izquierdas o de derechas. No importa de qué lado estés. No podemos seguir eligiendo a personas de dentro de la industria y dejando fuera una vez más al pueblo.
¿Qué hace falta para que nuestros líderes trabajen junto al pueblo? Señor Biden, deje de trabajar contra las comunidades y ajeno a ellas. Envíe usted a su equipo de transición a las calles y hágales hablar con las personas afectadas por estos productos químicos. Salga y véalo por sí mismo, escuche y aprenda de las personas a las que usted representa sobre lo que les está sucediendo a quienes viven y respiran el ambiente tóxico que hemos creado.
Es hora de que cumpla su promesa y le dé al pueblo voz y voto a la hora de hallar una solución para el medioambiente. No nos cierre la puerta otra vez. Estamos metidos en este lío porque seguimos haciendo lo mismo una y otra vez.
No olvidemos de dónde vienen estos productos químicos y quién es el responsable de su presencia en el medioambiente. No metamos de nuevo al zorro en el gallinero. No debería haber sitio para los ejecutivos de DuPont en la Agencia de Protección Medioambiental. Le pido a Joe Biden que haga lo correcto.
Erin Brockovich es activista medioambiental y autora del libro: No va a venir Superman: la crisis nacional por el agua y lo que nosotros, el pueblo, podemos hacer al respecto. Suzanne Boothby aportó datos de investigación para este artículo.
Traducido por Lucía Balducci
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