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El ala conservadora del Senado argentino trata de ralentizar la aprobación definitiva de la ley del aborto

Hace una semana, el Congreso de Argentina dio luz verde al proyecto de ley que legaliza y despenaliza el aborto. Las cifras hablaban por sí solas en el país latinoamericano en el que se calcula que cada año 500.000 mujeres se someten a abortos clandestinos. Tras un duro debate de 22 horas en la Cámara de los Diputados, la marea verde feminista conquistó su mayor logro hasta la fecha: a la séptima, este proyecto de ley superó el primer escalón y fue remitido al Senado con 129 votos a favor y 125 en contra.

“Empieza una pelea nueva para conseguir la sanción del Senado, que se espera que sea más difícil. Pero ya sabemos por ejemplo que todo el bloque del Partido Justicialista votará a favor. Estamos esperando ansiosas otra vez”, comenta Sofía Veliz, activista feminista del colectivo Chana.

Tras su paso por el Congreso, y según revelaron al diario argentino Clarín, los líderes de los dos bloques mayoritarios en el Senado, Miguel Ángel Pichetto (PJ) y Luis Naidenoff (Cambiemos, el grupo del presidente Macri), aseguraron que la iniciativa tendría los votos suficientes para su aprobación final.

La Cámara del Senado de Argentina está compuesta por 72 senadores. De acuerdo con AFP, un recuento preliminar indica que 11 senadores siguen indecisos, 33 están en contra y 28 a favor. La ley del aborto solo necesita una mayoría simple para conseguir también la aprobación del Senado que le daría a la ley sanción definitiva.

“Una movilización de un millón de personas nos hace pensar que esta lucha por la conquista de este derecho no tiene vuelta atrás”, asegura Celeste McDougall, referente de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto. De hecho, también estamos pensando en organizar una movilización de las mismas características para cuando se trate en el Senado. Así que sí, sabemos que los votos fueron y son fundamentales pero que a la vez la presión social puede hacer que estos votos sucedan“.

¿Cuándo se votará? Esa es la misma pregunta que se hacen en Argentina. Todavía no hay una fecha concreta ni para el debate ni para la votación. Según explican las activistas defensoras del aborto, los senadores autodenominados provida están haciendo todo lo que está en su mano para retrasar el camino legislativo del proyecto. Los senadores más conservadores quieren que el proyecto de ley se trate de manera profunda en la Cámara Alta y no de manera exprés, tal y como pedían los progresistas.

Para ralentizar el proceso, los conservadores esperan que, además de debatirse en las comisiones de Justicia y Asuntos Penales y en la de Salud, se debata en dos más, en la de Legislación General y en la de Presupuesto y Hacienda. Para que el proyecto de ley se debata en el pleno del Senado debe obtener el dictamen de todas las comisiones en las que se haya tratado.

Los que defendían el tratamiento exprés del proyecto de ley tenían la esperanza de que el debate y la votación se produjese en torno al 10 de julio, pero quizá se demore hasta agosto.

Este jueves se produjo la primera reunión entre la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto y representantes del Senado. “Las fechas se van a definir el martes que viene. La primer reunión ha sido entre asesores y senadores. Lo que hemos planteado es cómo queremos que esto se trate, que sea sin demora y con la mayor celeridad posible porque las mujeres siguen abortando en la clandestinidad”, añade McDougall.

“Desde Campaña Nacional expresamos el rechazo al envío del Proyecto de Interrupción Voluntaria del Embarazo a cuatro comisiones del Senado por parte de la presidenta de esta Cámara, Gabriela Michetti, como muestra de su firme oposición personal al tratamiento de una ley que modificará sustancialmente las condiciones de vida y reconocerá un derecho humano de las mujeres y de las personas gestantes”, dijeron este viernes a través de un comunicado.

Tres escenarios posibles

Tras su paso por el Senado, el proyecto de ley puede terminar de tres maneras bien diferentes. Tras los debates, el estudio y los acuerdos se puede producir: el rechazo, la aprobación o la aprobación con algunas enmiendas. En el caso de que se rechace directamente, el proyecto no podría volver a abordarse hasta el año que viene, cuando se inicie un nuevo curso parlamentario.

Si se aprueba sin modificaciones, el proyecto se convertirá en ley y será remitido al Poder Ejecutivo para su promulgación a través del Boletín Oficial. Llegados a este punto, el presidente Macri todavía tendría diez días para ejercer su derecho a veto total o parcial.

En el caso de que el Senado apruebe el proyecto con modificaciones, el texto volverá a la Cámara Baja para que se reinicien los debates o para que vote si acepta o no los cambios incorporados.

“Después de lo que pasó el otro día, tenemos muchas esperanzas”, asegura Veliz. Su voz suena más fuerte y más reposada que hace una semana, después de horas eternas de vigilia. “El mensaje en la calle y el mensaje que lanzaron los políticos en el Congreso fue muy contundente. Ahora los senadores están más condicionados”.

Una ley de plazos

El texto redactado por la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto despenaliza cualquier aborto hasta la semana 14 de gestación. También incide en que dicha intervención deberá poder realizarse en todos los centros de salud públicos o privados en un plazo de cinco días una vez hecho el requerimiento. Aquellos especialistas que no deseen llevar a cabo abortos podrán inscribirse en una lista de objetores de conciencia. Las mujeres de entre 13 y 16 años necesitarán el consentimiento paterno.

Actualmente, en Argentina el aborto está tipificado como un delito en el Código Penal desde 1921, salvo en casos que supongan un riesgo para la vida de la mujer y, desde 2012, en casos de violación. Aunque, si bien es cierto, dentro del marco legal hay muy pocas causas abiertas por la justicia argentina bajo este supuesto. Entre 2011 y 2016, se iniciaron 167 causas y solo se dictaron dos sentencias.