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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

La policía desaloja el edificio ocupado por los estudiantes propalestinos en la Universidad de Columbia

Decenas de agentes de la policía de Nueva York han irrumpido en el campus de la Universidad de Columbia el martes por la noche (hora local) para desalojar los estudiantes propalestinos que habían ocupado durante la madrugada el Hamilton Hall. Al menos hay 282 detenidos, según ha informado el alcalde de Nueva York, Eric Adams. Los arrestados han sido sacados del recinto con las manos atadas detrás de la espalda con bridas. Paralelamente, otro grupo de agentes han entrado en la plaza del campus para desalojar la acampada protesta que seguía en pie desde hacía dos semanas.

Las fuerzas policiales han intervenido a petición de la junta de gobierno de Columbia, ya que sin su autorización los agentes no pueden actuar por su propio pie. El alcalde de la ciudad ha indicado que entre los arrestados hay 173 estudiantes de CUNY, la universidad pública de Nueva York y otros 109 de Columbia. Adams ha añadido que hay “agitadores externos” entre los detenidos, pero no ha especificado cuántos.

La toma del Hamilton Hall, ha explicado Adams, “fue dirigida por individuos que no están afiliados a la universidad. Había personas en el campus que no deberían haber estado allí. Vimos un cambio en las tácticas que se estaban utilizando. Esto fue liderado por agitadores externos”, ha insistido el alcalde de Nueva York.

De acuerdo al relato de Adams, entendieron que había “actores externos secuestrando las protestas” y tratando de “influir” en los estudiantes para que la situación escalara después de constatar que apostaban por métodos “nada pacíficos” como las “barricadas, destrucción de propiedades y desmantelamiento de cámaras de seguridad”.

A lo largo de la tarde, en los alrededores del campus se han concentrado centenares de manifestantes para mostrar su apoyo a los estudiantes encerrados en el edificio y también a los que quedaban en la acampada. Un gran número de agentes se ha empezado a arremolinar en las inmediaciones del centro pasadas las siete de la tarde, anunciando la posterior intervención que se ha materializado pasadas las 9 de la noche.

Es la segunda vez en tan solo 15 días que la rectora de Columbia, Nemat Minouche Shafik, pide a la policía de Nueva York que entre en el campus de Columbia para desalojar a los manifestantes y arrestarlos. En una carta que ha hecho pública, Shafik ha justificado la intervención de los agentes para poder garantizar la celebración de la graduación prevista para el 15 de mayo. La rectora ha pedido que se mantenga la presencia policial hasta el 17 de mayo para prevenir nuevas ocupaciones o acampadas

 Desde las movilizaciones contra la guerra del Vietnam del 1968, cuando justamente un grupo de estudiantes afroamericanos también se atrincheró en el Hamilton Hall para protestas, que la policía no había vuelto a intervenir en el campus. En esa ocasión los manifestantes consiguieron aguantar hasta una semana dentro del edificio y la actuación policial se saldó con unos 700 arrestados. 

“La universidad ha comedido errores desde el primer día”, explicaba para elDiario.es Marianne Hirsch, profesora de Literatura Inglesa en la Universidad de Columbia, horas antes de que empezara el despliegue policial. Hirsch es una de los profesores que este lunes se puso un chaleco naranja y formó una cadena humana delante de la entrada del campamento protesta. “Nos movilizamos para mostrar nuestro apoyo a los alumnos y ser testigos de lo que pudiera pasar después de que la universidad amenazara con acciones disciplinarias”, relata Hirsch. La posibilidad de una intervención policial es un hecho que había estado flotando en el ambiente del campus desde que este lunes la dirección volvió a dar un ultimátum a los alumnos acampados para que desmontaran las tiendas y se fueran antes de las dos del mediodía. 

En una carta enviada a los estudiantes, la rectora de Columbia, Shafik, planteaba dos opciones: firmar un formulario con su nombre y apellidos, donde aceptaban estar bajo “libertad condicional disciplinaria” hasta el 30 de junio del 2025 o hasta la graduación y prometiendo no volver a incumplir ninguna regla del campus; o bien quedarse y afrontar ser suspendidos o expulsados. La gran mayoría de estudiantes se quedaron y así como se acercaba la hora límite empezaron a rodear el campamento, al igual que lo hicieron algunos profesores que fueron a mostrar su apoyo.

Desde Columbia Students for Justice in Palestine, una de las organizaciones estudiantiles implicadas en la acampada, reiteraron que no se moverían hasta que la universidad cumpla sus demandas: cortar todo vínculo económico y académico con Israel y las empresas que están implicadas en las armas que se usan contra los palestinos, y conceder la amnistía a todos los alumnos que han sido suspendidos.

A pesar de la tensión, la policía no llegó a intervenir y el campamento seguía en pie al final del lunes. Aunque Columbia empezó a aplicar de facto las suspensiones a todos aquellos estudiantes que se quedaron. La suspensión supone que no se puede volver a pisar el campus ni asistir a las clases. En el caso de alojarse en las residencias del campus, los alumnos tampoco pueden volver a su dormitorio. La dirección decidió hacer este movimiento después de que las negociaciones con los manifestantes llegaran a un punto muerto.

Como ya había pasado con los intentos de disuasión anteriores, la carta lo único que consiguió es que un grupo de estudiantes decidiera ocupar el Hamilton Hall. “Están tratando a los alumnos como terroristas. Esto era un campamento muy pacífico y serio. Se trata de estudiantes comprometidos con unas causas políticas y que tienen el derecho de expresar sus convicciones políticas con protestas pacíficas”, criticaba Hirsch. Para la profesora, la ocupación del edificio era una cuestión aparte de la acampada, pero que implicaba una clara escalada de la tensión.“Es la universidad quien tiene la culpa de haber escalado y creado esta crisis”, aseguraba Hirsch.

El grupo “autónomo” que está detrás de la ocupación del edificio es el Columbia University Apartheid Divest (CUAD). En un comunicado, expresan cómo la acción “representa la siguiente generación de los movimientos estudiantiles del 1968, 1985 y 1992” que también se movilizaron contra la guerra del Vietnam, el Apartheid en Sudáfrica y el intento de la universidad por convertir en un complejo de investigación biomédica el teatro donde Malcolm X había sido asesinado en el 1965. Los ocupantes habían rebautizado el Hamilton Hall como Hind’s Hall, en memoria a Hind, una niña palestina que murió sola mientras pedía ayuda horas después de que el vehículo en el que viajaba cayera bajo fuego cruzado. 

La Casa Blanca ya había condenado la ocupación del edificio. “El presidente cree que tomar por la fuerza un edificio en el campus es un enfoque absolutamente equivocado. Ese no es un ejemplo de protestas pacíficas”, dijo este martes por la mañana el portavoz de la Casa Blanca, John Kirby. Así mismo, Kirby aseguró que el gobierno está siguiendo atentamente la escalada de las protestas en el resto de campus universitarios del país y también de Europa, donde centros como la Sorbona de París y la Universidad de Valencia se han sumado a las movilizaciones. 

Detenciones en el resto del país 

En el campamento de la Universidad de Carolina del Norte, en Chapel Hill, la policía había detenido este martes por la mañana 30 manifestantes. El centro les había enviado un comunicado en el que daba hasta las 6 de la mañana (hora local) para desalojar el campamento. En la Universidad de Texas, los agentes también arrestaron este lunes a decenas de estudiantes que habían decidido acampar en el campus. Durante la intervención usaron gas pimienta contra algunos manifestantes.

En Richmond (Virginia), en el campus de la Universidad Commonwealth, hubo enfrentamientos entre los estudiantes y la policía, que utilizó irritantes químicos para dispersar la multitud y arrestó a diversas personas. El gobernador de Virginia, el republicano Glenn Youngkin, justificaba este martes la actuación de los agentes como una acción necesaria para proteger a la ciudadanía. “Después de repetidas advertencias y negativa a dispersarse, las fuerzas del orden deben proteger a los ciudadanos”, ha escrito Youngkin en las redes sociales después del incidente.