El nombramiento de Priti Patel como ministra del Interior ha sido recibido con “extrema preocupación” por las organizaciones defensoras de los derechos humanos debido a su historial de extrema derecha en temas migratorios.
Patel fue obligada a dar un paso atrás y renunciar a su posición en el Gobierno hace dos años cuando salió a la luz que se había reunido en secreto y de manera extraoficial con ministros israelíes, empresarios y un importante miembro de un grupo de presión. En su nueva posición, será responsable de los asuntos migratorios, de seguridad y de los cuerpos de seguridad, de la política antiterrorista y de la lucha contra el narcotráfico.
Los padres de la diputada de Essex, indios Gujaratis, emigraron a Reino Unido en los años sesenta desde Uganda, poco antes de la decisión del dictador Idi Amin de deportar a todas las personas asiáticas. Pese a sus orígenes, Patel ha votado a favor de un sistema de asilo más estricto, una aplicación más severa de las normas migratorias y en contra de prohibir que las mujeres embarazadas sean detenidas en cárceles para inmigrantes.
Ha respaldado los elementos fundamentales de la agresiva política migratoria de Theresa May, representada en los proyectos de ley de 2014 y 2016. La nueva ministra se ha mostrado a favor del control de los bienes, empleo y cuentas de banco de las personas inmigrantes, unas medidas que indignaron a la llamada generación Windrush, personas procedentes de países caribeños que llegaron a Reino Unido para trabajar en la reconstrucción tras la segunda Guerra Mundial.
Sus pasos en materia de asilo serán vigilados de cerca por activistas y organizaciones sociales que trabajan con personas inmigrantes y refugiadas. Estos grupos llevan tiempo pidiendo al Gobierno una mayor flexibilidad que permita a los solicitantes de asilo poder acceder a un empleo, ampliar el tiempo permitido a los refugiados para encontrar una vivienda y un trabajo antes de que se corte la ayuda del Gobierno y garantizar las promesas de reasentamiento a las personas desplazadas.
“Priti Patel cuenta con un largo historial de votos en contra de la protección básica de los derechos humanos. Que esté al frente del Ministerio del Interior es extremadamente preocupante”, considera Clare Collier, directora del grupo de derechos humanos Liberty. “La nueva ministra se tendrá que enfrentar a la larga crisis que sufre el Ministerio del Interior y que ha causado tanto daño a personas vulnerables”, apunta Stephen Hale, director ejecutivo de Refugee Action.
En relación a la dimisión hace dos años de la actual ministra, su compañera de partido Sayeeda Warsi afirma que fue “una reunión desagradable en un momento de tensión en Oriente Medio”. Poco después de ser elegida al Parlamento, Patel apareció en televisión en el programa Tiempo de preguntas, en el que apoyó públicamente la reintroducción de la pena de muerte en Reino Unido, una posición de la que después de desdijo.
“Ahora tenemos una ministra del Interior que ha votado en contra de permitir que las parejas del mismo sexo puedan contraer matrimonio, ha defendido que el Gobierno no debe dar cuenta de sus acciones a la ciudadanía a través de los tribunales, y es una de las defensoras más entusiastas del Brexit”, denuncia Ed Davey, el ministro de Interior del partido Liberal Demócrata.
Ferviente defensora del Brexit, Patel aboga por un sistema migratorio basado en el mérito, un planteamiento que ya fue plasmado por su predecesor en el cargo, Sajid Javid. Coincide también en esto con el primer ministro, Boris Johnson, que en campaña alabó el sistema australiano por puntos, aunque no ofreció muchos detalles.
En un artículo publicado en Conservative Home en abril de 2018, la ministra plasmó su opinión sobre qué rumbo debería llevar Reino Unido en materia migratoria después del Brexit. “Como país reconocemos los inmensos beneficios que la migración ha traído a nuestra economía y sociedad”, escribió.
“Como hija de un migrante, conozco el refugio, la bienvenida y las oportunidades que ofrece Gran Bretaña. Recuperar el control de nuestras fronteras no significa cerrar la puerta de golpe. A medida que nos acercamos al último año como país miembro de la Unión Europea, Gran Bretaña puede mostrar liderazgo al trazar un futuro positivo para nuestro sistema de inmigración”, continuaba.
“Gran Bretaña siempre debe ser justa y dar refugio a los refugiados de los conflictos y las crisis humanitarias. Hemos tenido siempre un historial sólido en este aspecto, y esta es la prueba definitiva de nuestro civismo y humanidad como nación”, remataba.
Traducido por Marta Maroto