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Hunter Biden, condenado por posesión ilegal de un arma

Hunter Biden, hijo del presidente estadounidense Joe Biden, llega al Tribunal Federal de Distrito de Estados Unidos en Wilmington, Delaware, Estados Unidos. EFE/David Muse

Antònia Crespí Ferrer

Washington —

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Hunter Biden ha sido declarado culpable este martes de tres cargos relacionados con la posesión ilegal de armas. Los 12 miembros del jurado de Wilmignton (Delaware) han decidido de forma unánime que el hijo del presidente Joe Biden es culpable de los tres delitos que se le imputan por haber comprado una pistola en 2018 mientras tenía adicción a las drogas.

Es la primera vez que un hijo de un presidente es condenado por un caso penal durante el mandato de su padre, lo que sin duda repercutirá en la campaña electoral del mandatario estadounidense. Con Donald Trump convertido en un candidato convicto, el Partido Republicano se aferrará con uñas y dientes a la sentencia de Hunter para atacar a Biden durante la campaña. El primer debate electoral, que se celebrará el próximo 27 de junio, promete ser un intercambio de reproches judiciales entre ambos candidatos.

La jueza a cargo del caso, Maryellen Noreika, ahora deberá decidir cuál es la pena que impone a Hunter Biden. En total, el hijo del presidente se enfrenta a hasta 25 años de prisión y Biden ya aseguró la semana pasada que no utilizaría sus poderes presidenciales para indultarlo. Dos de los cargos por los que se le acusa tienen que ver con mentir en el formulario de armas cuando compró una Colt Cobra de calibre 38, asegurando que no consumía drogas.

El fiscal del caso, David Weiss (quien fue nombrado por Trump cuando era presidente), acusaba a Hunter, de 54 años, de haber mentido en 2018 en los formularios de adquisición de armas afirmando que no consumía drogas. Cuando una persona adquiere un arma, debe llenar un formulario de la Oficina de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos y declarar que legalmente tiene permiso para comprarla. Poseer un arma mientras se consumen drogas infringe una ley federal de EEUU. A la pregunta de si era un “usuario ilegal o adicto” a drogas ilegales, la acusación dice que Hunter marcó la casilla de “no”. En una declaración hecha el año pasado, Hunter Biden afirmó que se había mantenido sobrio desde mayo de 2019.

Al ser un caso federal, Biden tiene el poder de indultar a su hijo en cualquier momento. Aunque la semana pasada ya aseguró que no haría uso de sus privilegios para ello. El mandatario ha querido evitar mantener la intriga durante mucho tiempo y al poco de salir la sentencia se ha reafirmado en su posición: “Acepto el resultado de este juicio y continuaré respetando el proceso judicial mientras Hunter considera una apelación. Jill y yo siempre estaremos ahí para Hunter y el resto de nuestra familia con nuestro amor y apoyo. Nada cambiará eso jamás”.

La condena de Hunter es un duro golpe a nivel emocional para Biden, quien desde el principio ha seguido de cerca el proceso con la preocupación de cómo podría afectar a la salud mental de su hijo. Al inicio del juicio, el pasado 3 de junio, el presidente dijo en un comunicado: “Soy el presidente, pero también soy padre. Jill y yo amamos a nuestro hijo, y estamos muy orgullosos del hombre que es hoy”.

Jill Biden, madrastra de Hunter, ha asistido a todas las sesiones que se celebraban en el tribunal de Wilmignton para mostrarle su apoyo. En los alegatos finales, la fiscalía pidió a los miembros del jurado que no se sintieran impresionados por el apellido de Hunter o por la presencia en la sala de figuras como Jill Biden. 

A lo largo del juicio han desfilado diferentes exparejas de Hunter para testificar sobre su relación con las drogas. Uno de los testigos más dolorosos fue el de Hallie Biden, que mantuvo una relación con Hunter después de quedar viuda tras la muerte del hermano de éste, Beau Biden. La mujer relató ante el jurado cómo le pareció ver restos de droga dentro de la camioneta de Hunter, donde ella encontró la pistola días después de que la comprara.

La estrategia de la defensa buscaba convencer al jurado de que Hunter ya no estaba consumiendo durante el octubre de 2018, momento en el que compró el arma. En los alegatos finales, los abogados defensores argumentaron que Hunter marcó la casilla del “no” cuando tenía que responder si consumía drogas en el formulario sobre la compra de armas porque ya no se veía a sí mismo como un adicto. 

A pesar de ello, el fiscal David Weiss presentó a lo largo del juicio una serie de mensajes y correos que se encontraron dentro del ordenador de Hunter en los que él mismo hablaba de que seguía teniendo problemas con las drogas durante aquella época. En una serie de mensajes que intercambio con su hija Naomi, ella le escribía a su padre: “Lo siento mucho, papá, no puedo soportar esto”. Este lunes, apenas una semana después de que comenzara el juicio, Hunter rechazó la oportunidad de testificar en el juicio.

Los problemas legales de Hunter no terminan aquí. Además del caso de Delaware, el hijo del presidente también tiene pendiente otro juicio en Los Ángeles en septiembre. En esta ocasión no se trata de un caso penal, aunque no por ello es menos grave: se le acusa de haber evadido 1,4 millones de dólares en impuestos. En el Congreso, los republicanos han estado buscando la forma de vincular los negocios de Hunter con su padre para así poder iniciar un proceso de impeachment contra el presidente. Hasta ahora, los legisladores republicanos no han logrado obtener pruebas que involucren directamente al mandatario en alguna mala conducta de su hijo.

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