Lo que la libertad de movimiento de Guaidó dice sobre la fortaleza de Maduro
El presidente autoproclamado de Venezuela, Juan Guaidó, que a ojos del gobierno de Nicolás Maduro ha encabezado un intento de golpe militar, que ha liberado al preso más notorio del país, Leopoldo López, y que lidera un movimiento nacional e internacional para derrocar al presidente desde hace cuatro meses, se mueve con aparente libertad por Venezuela.
Guaidó lidera manifestaciones en las calles, acude a la sede del Parlamento, se reúne con líderes internacionales e incluso ha realizado una gira por varios países a pesar de la prohibición expresa de salir de Venezuela. Mientras tanto, gente de su entorno sí que ha sido detenida y está en prisión, entre ellos su mano derecha, Roberto Marrero, y el diputado de la Asamblea Nacional, Edgar Zambrano.
“Detener a Guaidó en el momento álgido supondría mayor presión interna y externa. En su lugar, el Gobierno está aplicando el método que utilizó con otros opositores como Ledezma y Capriles, entre otros, y que consiste en irles desgastando poco a poco porque saben que el tiempo corre en contra de la oposición”, señala Gustavo Palomares, profesor de la Escuela Diplomática de España y portavoz de la misión internacional de observación electoral de 2012 y 2013 en Venezuela. Palomares mantiene relaciones tanto con el Gobierno como con la oposición. “El Gobierno está ganando asaltos en la clave tiempo: el primero fue la proclamación y el reconocimiento internacional, después la operación de ayuda humanitaria y por último el llamado levantamiento cívico-militar”, añade.
“Van ganando y detenerlo podría tener un efecto contrario y no deseado. Juegan igual con todos los líderes de la oposición, tienen un método estudiado”, afirma. “Para Maduro es preferible que la oposición siga en manos de Guaidó, a quien tiene tomada la medida. Guaidó está en un escenario bien complicado, sabe que se va apagando la llama”, añade.
Lo más cerca que ha estado Guaidó de ser detenido fue diez días antes de autoptoclamarse presidente de Venezuela. Varios agentes del Servicio Bolivariano de Inteligencia (Sebin) le retuvieron durante 30 minutos. Poco después, el portavoz del Gobierno informó que este hecho fue un procedimiento irregular y unilateral por el que habían destituido a los agentes y se había abierto una investigación para establecer responsabilidades. Dos días antes Guaidó había iniciado su operación pidiendo apoyo civil, militar y extranjero para asumir el mando del Gobierno. Además, la Asamblea Nacional, controlada por la oposición, estaba preparando una ley de amnistía a los militares que cambiasen de bando.
Tras el fracaso del levantamiento militar del pasado 30 de abril, Leopoldo López se ha refugiado en la residencia del embajador de España en Caracas y otros 25 militares sublevados pidieron asilo en la de Brasil. Sin embargo, Guaidó ha seguido apareciendo en público. Este martes se reunió en el Parlamento con los embajadores de España, Francia, Polonia, Italia y Reino Unido.
El presidente autoproclamado tiene dos investigaciones abiertas. La primera se inició el 29 de enero y el Tribunal Supremo ordenó como medida cautelar la prohibición de salir del país. La segunda, del 12 de marzo, se debe a “su presunta implicación en el sabotaje realizado al sistema eléctrico nacional” y que provocó numerosos apagones generalizados. Por último, el 3 de abril la Asamblea Constituyente, dominada por leales a Maduro, retiró la inmunidad parlamentaria a Juan Guaidó. Aun así, no ha sido detenido
Sin embargo, las autoridades judiciales no se han pronunciado sobre la participación de Guaidó en el conato de levantamiento militar ni en la liberación de López el pasado 30 de abril. Sí que lo han hecho, en cambio, con otros socios del líder opositor. La Asamblea Nacional Constituyente ha retirado la inmunidad a siete diputados de la Asamblea Nacional, controlada por la oposición, por “participar de manera flagrante en un golpe de Estado el día 30 de abril”. El Tribunal Supremo acusa a los involucrados de “traición a la patria, conspiración, instigación a la insurrección, rebelión civil, concierto para delinquir, usurpación de funciones, instigación pública a la desobediencia de las leyes y el odio continuado”.
Uno de ellos, Edgar Zambrano, primer vicepresidente del Parlamento, ha sido detenido este miércoles por la noche cuando se encontraba en su vehículo. Al negarse a salir, una grúa se ha llevado el coche y él ha sido trasladado al Helicóide, sede del Sebin, según el propio Zambrano. “¿Por qué solamente Edgar? Yo estuve ahí [en el conato de levantamiento], ustedes lo vieron. Yo estuve ahí porque lo justo era acompañar a soldados, mayores, tenientes, coroneles y generales que se sentían asfixiados por la persecución y todo el pueblo de Venezuela los acompañó”, señaló Guaidó cuando a Zambrano se le retiró la inmunidad.
EEUU, el gran protector
Guaidó sabe que cuenta con el apoyo férreo de EEUU, que ha amenazado con intervenir en Venezuela si el gobierno de Maduro intenta detenerle. El propio Trump se refirió a un posible arresto tan solo un día después del conato de levantamiento: “Esperemos que no pase, vamos a estar observando las calles. Al menos podríamos ir a ayudarlo un poco o quizá ayudarlo mucho, dependiendo”.
El pasado 22 de febrero Guaidó violó la orden del Tribunal Supremo que le prohibía salir del país e hizo una gira internacional por cinco países sudamericanos. “El presidente interino Juan Guaidó ha anunciado su vuelta a Venezuela. Cualquier amenaza o acto contra su retorno seguro se encontrará con una respuesta fuerte y significante por parte de Estados Unidos y de la comunidad internacional”, advirtió John Bolton, asesor de seguridad nacional de EEUU. El vicepresidente Mike Pence afirmó: “El regreso seguro de Juan Guaidó a Venezuela es de la mayor importancia para Estados Unidos. Cualquier amenaza, violencia o intimidación contra él no será tolerada y recibirá una rápida respuesta. El mundo está observando”.
Y así fue. Guaidó aterrizó el 4 de marzo en el aeropuerto de Caracas sin mayores complicaciones. Pasó los controles y se reunió con la prensa y los seguidores que le estaban esperando. “Si el usurpador y sus cómplices se atreven a tratar de retenerme, hemos dejado una ruta clara, con instrucciones claras a seguir por nuestros aliados internacionales y hermanos del Parlamento”, dijo antes de su entrada al país. “Si se atreve el régimen a secuestrarme será uno de sus últimos errores, sin duda”.
No todos gozan de la misma protección que Guaidó. Su mano derecha, Roberto Marrero lleva detenido desde el 21 de marzo por su pertenencia a una “célula terrorista”. Por otro lado, la oposición denunció el 26 de abril la detención del diputado Gilber Caro, que gozaba de inmunidad parlamentaria. Caro está en paradero desconocido.
Ravina Shamdasani, la portavoz de la oficina de Derechos Humanos de la ONU, ha calificado el arresto de Caro como una desaparición forzada: “Su arresto no sólo se llevó a cabo pasando por alto su inmunidad legislativa, sino que su ubicación no ha sido confirmada por las autoridades. Esto constituye una desaparición forzada bajo la ley internacional”.