De los mataderos alemanes a Singapur: el trabajo precario, foco de rebrotes en los países que controlaron la pandemia
Alemania, Corea del Sur y Canadá, tres países que consiguieron doblegar su curva de contagios nuevos de coronavirus, siguen luchando con varios brotes en su territorio, a menudo ligados a lugares de trabajo, que han sacado a flote condiciones precarias en las que el virus se propaga con facilidad, como la dificultad para mantener la distancia, y en sectores que han sido básicos durante la pandemia, como el agroalimentario o la venta online. En Singapur, uno de los ejemplos elogiados por su primera respuesta al virus, el principal foco de infección estalló después en dormitorios donde viven hacinados miles de trabajadores migrantes, muchos de los cuales trabajan en la construcción.
Las autoridades de Ontario han detectado decenas de casos entre los temporeros extranjeros de los que se nutre la agricultura del país. En Alemania, cientos de positivos en un matadero han vuelto a colocar al sector de la industria cárnica en el punto de mira, después de varios brotes en plantas de procesamiento de carne. El país europeo también ha tenido grupos de infecciones entre trabajadores agrícolas y empresas de logística. En Corea del Sur, un almacén de una empresa de comercio electrónico ha dejado decenas de casos en la capital. Además de los centros de trabajo, tanto Alemania como Corea están teniendo focos importantes en reuniones e instalaciones religiosas.
Los mataderos de Alemania, puntos críticos
La industria cárnica vuelve a estar en el ojo del huracán en Alemania, que dio por controlada la epidemia a mediados de abril. Este miércoles, 650 trabajadores de un matadero del gigante del sector Tönnies dieron positivo en las pruebas practicadas para detectar el virus en la ciudad alemana de Gütersloh, en el oeste del país. Tanto la planta como los colegios de la zona han sido cerrados y alrededor de 7.000 personas han sido puestas en cuarentena debido a la posible exposición a la enfermedad. Un portavoz se ha disculpado por lo ocurrido y ha dicho que las condiciones en las áreas donde se despiezan los cuerpos pueden haber tenido que ver, asegurando que las temperaturas son “de 5 a 12 grados en una atmósfera húmeda donde se forman aerosoles y el virus puede, entonces, propagarse por el aire”. Un alto cargo de la compañía ha especulado con la posibilidad de que los empleados, en gran parte de Rumania y Bulgaria, hayan traído el virus desde allí.
No es un caso aislado. Varias plantas de procesamiento de carne en todo el país han tenido que ser clausuradas temporalmente en todas estas semanas después de que cientos de trabajadores resultaran infectados. En mayo ocurrió en Dissen en Baja Sajonia y Coesfeld en Renania del Norte-Westfalia, y estos casos han puesto de relieve las condiciones del sector, que se nutre sobre todo de mano de obra temporal e inmigrante, principalmente de Europa del Este, y las dificultades de cumplir las medidas de distancia e higiene, con personas que trabajan juntas y también viven sin apenas espacio entre ellas, según han denunciado los sindicatos.
“Las condiciones de trabajo en los mataderos no parecen ser muy compatibles con las medidas de higiene actualmente requeridas”, ha dicho la viróloga alemana Isabella Eckerle, en declaraciones recogidas por AP. “En mi opinión, la gran cantidad de empleados (infectados) indica un 'episodio de superdifusión' no detectado en la empresa que ha estado sucediendo durante cierto tiempo”.
El pasado mayo, el Gobierno alemán anunció una serie de reformas de la industria, incluida la prohibición del uso de subcontratistas y multas para compañías que violen la normativa laboral, Pero no solo ha ocurrido en Alemania. En Irlanda, Reino Unido y EEUU, las plantas de carne han sido acusadas de no proteger adecuadamente a los trabajadores durante la pandemia y se han convertido en vectores de la infección en estos meses. Según la coalición Farm Animal Investment Risk and Return (FAIRR), que asesora a inversores sobre los problemas relacionados con la producción ganadera intensiva, más de 20.000 trabajadores de la industria cárnica en EEUU se han contagiado hasta principios de junio. “El modelo industrializado de producción ganadera prioriza tanto el costo como la eficiencia de la producción, a expensas de muchos otros factores, como la seguridad de los empleados”, han dicho desde FAIRR.
Un almacén de venta online en Corea
onlineLas autoridades de Corea del Sur lidian en estos momentos con varios grupos de casos que se concentran sobre todo en la región metropolitana que rodea la capital, Seúl, un área con alta densidad de población, en la que vive casi la mitad de los 50 millones de habitantes del país.
A finales de mayo, tras haber cambiado a un sistema más laxo, se tuvieron que endurecer de nuevo las medidas de distanciamiento en esta zona tras detectar varios contagios ligados a un centro logístico operado por la empresa líder de comercio electrónico en el país, Coupang. La compañía abrió dos instalaciones en marzo cerca de la capital para tratar se satisfacer la avalancha de pedidos online de comida y otros productos esenciales de los clientes que se resguardaban del virus en sus casas. Además de su plantilla, según recoge la prensa local, la empresa contrata a personal a tiempo parcial si las entregas lo requieren, por lo que muchos repartidores de Coupang tienen varios trabajos temporales.
Se han registrado alrededor de 150 infecciones ligadas a este centro, más de 80 de ellas son trabajadores y el resto, contactos. Informaciones publicadas en los medios locales apuntan que la compañía no hizo cumplir las medidas preventivas, como exigir a los empleados que usen mascarillas y mantengan una distancia de dos metros. La empresa cerró las instalaciones y ha asegurado que ha seguido las recomendaciones de las autoridades.
La sucesión de brotes en Corea del Sur está poniendo a prueba otra vez su aplaudido sistema contra el virus. Ya en marzo, las autoridades identificaron un grupo de 100 casos en un call center de la capital. Investigadores de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, entre otros, han elaborado un estudio epidemiológico sobre la propagación del virus en este centro de trabajo. “Este brote muestra alarmantemente que el SARS-CoV-2 puede ser excepcionalmente contagioso en entornos de oficina abarrotados, como un call center. La magnitud del brote ilustra cómo un entorno de trabajo de alta densidad puede convertirse en un sitio de alto riesgo para la propagación de la COVID-19 y potencialmente una fuente de transmisión adicional”, indican. “Casi todos los pacientes del caso estaban en un lado del edificio en la planta 11”. En esta ilustración, muestran cómo se disponían en la oficina los empleados que dieron positivo (azul):
Brotes entre trabajadores agrícolas en Canadá
En Canadá, cuya curva diaria de contagios ha descendido desde finales de abril y principios de mayo, las autoridades de Ontario han visto un aumento del número de casos entre trabajadores migrantes de la agricultura. Los brotes han afectado a al menos 17 explotaciones agrícolas, según recogen los medios locales. Hasta este jueves, aproximadamente 350 jornaleros migrantes en la región han dado positivo por la enfermedad. Dos trabajadores mexicanos de 24 y 31 años murieron a finales de mayo y principios de junio contagiados con el virus.
Se considera que las viviendas compartidas son uno de los principales impulsores de la propagación del virus entre los temporeros extranjeros. Desde la Migrant Workers Alliance for Change (MWAC), han denunciado que centenares de trabajadores de México, Centroamérica y el Caribe se han contagiado debido a las condiciones “inhumanas” en las que se alojan y trabajan. En un informe, aseguran que hasta 40 personas pueden compartir una habitación, viven con solo una ducha, sin calefacción ni aire acondicionado.
“La gente está trabajando ahora 63 horas a la semana, los siete días de la semana, sin ni siquiera poder acudir al lavabo, porque la COVID-19 retrasó el inicio de la recogida. Cuando un trabajador enferma, puede ser deportado. Si se lesiona, puede ser deportado”, han dicho desde la organización a EFE. Un representante sindical ha asegurado a los medios locales que ha recibido llamadas de trabajadores preocupados por la falta de información y equipos de protección.
Las organizaciones sociales han criticado las condiciones del programa de trabajadores temporales extranjeros por el que miles de peones mexicanos, centroamericanos y jamaicanos son enviados a trabajar a explotaciones agrícolas del país. Los agricultores canadienses dependen de 60.000 personas extranjeras a corto plazo para plantar y cosechar, informa Reuters. Se calcula que 20.000 llegan cada año a trabajar a las explotaciones e invernaderos de Ontario.
El primer ministro canadiense, Justin Trudeau, explicó este martes que ha transmitido sus condolencias al presidente de México y ha dicho que se asegurará de garantizar la seguridad de todos los trabajadores. “Sabemos que hay muchas dificultades, desde las condiciones de vida hasta el hecho de que están ligados individualmente a empresas o empleadores concretos, pasando por los diversos desafíos en torno a las normas laborales que requieren ser examinadas”.
Trabajadores migrantes hacinados en Singapur
Singapur también ha sido un modelo a seguir en su lucha contra los primeros casos de coronavirus, que las autoridades lograron sortear con medidas rápidas y efectivas. Sin embargo, no todos forman parte de esta parte exitosa de la historia. Desde abril, el país asiático ha tenido que hacer frente a una importante propagación en torno a los barracones donde se alojan los trabajadores extranjeros –sobre todo del sur de Asia– esenciales para su economía, así como en obras y en fábricas. El número de casos de los dormitorios ha superado de lejos el número de otros contagios, ya sean locales o importados: 39.082 de las 41.473 infecciones confirmadas hasta este viernes se han dado en estos lugares, el 94%.
En las instalaciones conviven hasta 20 personas, es imposible cumplir con las medidas de distanciamiento físico, con baños y comedor compartido y condiciones higiénicas precarias. Quienes se alojan allí trabajan en gran medida en la construcción, que en poco más de medio siglo ha transformado esta pequeña ciudad-Estado. Otros trabajan en astilleros o podan los jardines de inmuebles de lujo. El Gobierno ha anunciado un plan para construir nuevas residencias para evitar hacinamientos en habitaciones.
Según el Ejecutivo, la incidencia de casos en estas instalaciones ha disminuido y no han surgido nuevos grupos de infecciones grandes. El país entra este viernes en una nueva fase de la desescalada de las restricciones impuestas por la pandemia de coronavirus. Pero los trabajadores migrantes seguirán siendo sometidos a un confinamiento parcial en los dormitorios durante sus días de descanso. Se les permitirá ir a las instalaciones “comunales” dentro de las residencias manteniendo las medidas de higiene. La intención es que permanezcan allí salvo cuando tengan que ir a trabajar. “Con los movimientos diarios saliendo y entrando de las residencias tenemos que mantener la guardia alta y asegurarnos de que los trabajadores no están contagiados. Igualmente correremos el riesgo de que algunos se infecten y lleven el virus a las residencias cuando vuelvan de trabajar”, han señalado en un comunicado las autoridades.
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