Muerte de Baghdadi: auge y caída de ISIS, un producto de la invasión estadounidense de Irak
Abu Bakr al Baghdadi está muerto e ISIS ya no controla territorio. Durante cinco años desde la proclamación del 'califato', EEUU ha liderado la lucha contra la que ha sido la organización terrorista más poderosa del mundo –llegó a controlar un territorio del tamaño de Reino Unido y gobernar sobre millones de personas–. No obstante, las acciones (y omisiones) de EEUU también facilitaron el auge de la organización terrorista, empezando por la invasión de Irak de 2003.
La historia comienza justo antes de la guerra de Irak. Las agencias de inteligencia tenían controlado y sabían el peligro que podría suponer Abu Musab al Zarqaui, el creador de la organización terrorista, en un Irak en guerra y con Sadam Husein derrocado. Por eso entregaron a la Casa Blanca su localización y propusieron su asesinato, pero fue rechazado. “Yo no lo podía creer. Teníamos una gran oportunidad para eliminar a un yihadista que sabemos que suponía una amenaza para nuestros aliados y para las fuerzas estadounidenses”, señaló Nada Bakos, exanalista de la CIA encargada del terrorismo yihadista en la zona.
“No había nadie en ese equipo que considerase correcta la decisión de Washington”, explicó Sam Faddis, otro exagente de la CIA que lideró el primer equipo estadounidense en Irak nueve meses antes de la invasión. “Hay un país listo para incendiarse y les estamos dando tiempo y espacio. La situación empeoraría y necesitábamos acabar con ello rápidamente”.
Aunque el gobierno de George W. Bush decidió no intervenir, si que utilizó su nombre para justificar en la ONU la guerra de Irak. El entonces secretario de Estado, Colin Powell, mencionó en 21 ocasiones el nombre de Zarqaui en su recordado discurso en el Consejo e seguridad de la ONU para convencer sobre la supuesta relación entre Sadam Husein y el grupo terrorista. “Irak hoy encubre a una red terrorista liderada por Zarqaui. Irak dice que esta relación no existe, pero sus afirmaciones no son creíbles”, afirmó Powell.
En aquel discurso, Powell enseñó al mundo lo que aseguraba que eran pruebas de las armas químicas que justificaron la guerra y que posteriormente nadie encontró. “Es una mancha en mi trayectoria y por supuesto que me arrepiento”, afirmó Powell en una entrevista 10 años después.
Tal y como esperaba la CIA, Zarqaui aprovechó el caos de la guerra para expandirse. En 2004, tras ocho meses de negociaciones, su organización acabó jurando lealtad a Osama bin Laden y se convirtió en Al Qaeda en Irak (AQI).
Un año antes, en mayo de 2003, Bush ya había pronunciado el famoso discurso de la victoria a bordo del buque USS Abraham Lincoln bajo una pancarta que rezaba: “Misión cumplida”. “Las principales operaciones de combate en Irak han terminado. En la batalla de Irak, EEUU y nuestros aliados han vencido”, afirmó. La guerra, en cambio, acababa de empezar. Como demuestra el siguiente gráfico, el número de ataques contra la coalición, los civiles y las fuerzas de seguridad iraquíes se disparó desde entonces.
Seguidores de Sadam que acaban en las filas de ISIS
Tras dar por terminada la guerra, comienza la 'reconstrucción'. En mayo de 2003, el diplomático Paul Bremer es nombrado director de la Autoridad Provisional de la Coalición (CPA), máxima autoridad en Irak. Tan solo unos días después de asumir el mando, Bremer emite su primera orden: 'De-baathification of Iraqi Society'. La medida prohíbe el antiguo partido de Sadam, despide a todos sus miembros y les prohíbe volver a trabajar en el sector público.
La medida va más allá: “Individuos ocupando posiciones en las tres primeras capas de dirección en cualquier ministerio del Gobierno, corporaciones afiliadas y otras instituciones gubernamentales (ejemplo: universidades y hospitales) serán interrogados por posible afiliación con el partido Baaz y sujetos de investigación por conducta criminal y riesgo a la seguridad”.
Bremer reconoció años más tarde que la CIA le había advertido que 20.000 personas se quedarían sin trabajo. Una semana después, llega su segunda orden: la disolución de todo el ejército iraquí (entre 375.000 y 435.000 efectivos), del Ministerio de Defensa, Información y Asuntos Militares, los servicios de inteligencia y la policía, entre otros.
Muchas de esas personas despedidas fueron posteriormente a parar a la insurgencia, incluido ISIS. Según una investigación de la compañía de seguridad e inteligencia The Soufan Group y el canal PBS, en 2014 la cúpula de ISIS estaba compuesta por siete miembros, además de Baghdadi, cuatro de los cuales eran antiguos miembros del partido Baaz.
La huida hacia adelante de Washington
El 28 de junio de 2004 se disuelve la CPA y Bremer abandona el país dejándolo en manos de un gobierno provisional hasta la celebración de las elecciones de 2005. Para aquel entonces la insurgencia y el terrorismo no había hecho más que aumentar y el espectáculo que montaron para fingir una salida triunfal refleja muy bien la huida hacia adelante de Washington. Así lo confesó el propio Bremer años más tarde:
“Los servicios de inteligencia sugerían que los terroristas y los insurgentes estaban planeando una gran serie de ataques el día 30 [de junio] para avergonzarnos y que pareciese que nos estaban echando. Por eso teníamos que trazar un plan de salida que no supusiese un C-130 [al principio el plan era salir de forma triunfal en el C-130, mismo avión en el que aterrizó Bremer en el país]. Y, por supuesto, lo teníamos que mantener todo secreto. Subimos las escaleras del C-130 y nos sentamos en él durante unos 15 minutos mientras que la prensa y todo el mundo se iba. Después nos salimos, descargamos el equipaje que estaba en el C-130 y volamos en helicóptero a otra parte del aeropuerto. Y en lugar de salir en un C-130, salimos de forma segura en un avión más pequeño del Gobierno hacia Jordania”.
No contentos con ello, publicaron una tabla anunciando los supuestos éxitos de la misión de la CPA comparando los tiempos de la reconstrucción en Irak con los de Alemania tras la Segunda Guerra Mundial. Mientras, los muertos siguen aumentando.
A pesar de la alianza entre Zarqaui y Al Qaeda, las diferencias se hicieron evidentes desde el principio. Al Qaeda presentó sus dudas a Zarqaui sobre su extrema violencia y su persecución a los musulmanes chiíes. “La solución que vemos, y Dios lo sabe mejor, es arrastrar a los chiíes a la batalla porque es la única forma de prolongar la lucha entre nosotros y los infieles”, contestó un intransigente Zarqaui, que murió en 2006 tras un bombardeo estadounidense. Su sucesor, Abu Ayyub al-Masri, cambia ese mismo año el nombre de la organización a Estado Islámico de Irak (ISI) y agrupa en ella a otras organizaciones terroristas.
El aumento de la violencia sectaria entre suníes y chiíes obliga a EEUU a multiplicar el número de tropas, que pasó de 67.700 en 2003 a 169.000 en 2007. La operación de refuerzo iniciada en 2007 debilitó enormemente a la organización terrorista. Sin embargo, en noviembre de 2008 Barack Obama gana las elecciones e inicia una política de 'desiraquización' que acaba con la retirada total de tropas en 2011. La desconexión facilitó la recomposición de los terroristas.
“Nos desvinculamos de Irak no solo militarmente sino también políticamente. La guerra había terminado y estábamos fuera. Se pensó que había que dejar caer las fichas por sí mismas... Bueno, creo que no pensamos lo suficiente cuántas fichas iban a caer y cuáles serían las consecuencias”, señaló Ryan Crocker, embajador de EEUU en Irak de 2007 a 2009. Obama no solo retiró tropas, sino que recortó los programas de reconstrucción, en ocasiones hasta en el 90%. El equipo del Departamento de Estado encargado de la administración de estos recortes obtuvo 1.600 millones de superávit procedentes de Irak. El objetivo de Obama era borrar por completo la huella de EEUU.
Obama, forzado a intervenir
En 2010, Abu Bakr al Baghdadi toma el control de la organización. Baghdadi aprovechó la guerra en Siria para expandirse y fue fundamental para el establecimiento de Jabhat al Nusrah, la rama de Al Qaeda en Siria. Tomada la ciudad de Raqqa, en 2013, Baghdadi vuelve a cambiar el nombre de la organización y anuncia el nacimiento del Estado Islámico de Irak y el Levante (ISIS). Según él, a partir de ahí Jabat al-Nusrah es una organización subordinada al califato. El grupo sirio y Al Qaeda central rechazaron esta proclamación y ello llevó a la ruptura definitiva entre ISIS y Al Qaeda.
En junio de 2014, cuatro meses después de romper con Al Qaeda, Abu Bakr al-Baghdadi controla varias ciudades de Siria e Irak y se autoproclama califa de todos los musulmanes, cambiando otra vez el nombre de la organización terrorista a solo Estado Islámico. Dicho cambio borra las referencias geográficas en un ejemplo de su ambición.
Mientras tanto, durante todos esos años, el gobierno del primer ministro Nuri al Maliki (2006-2014), que llegó al poder gracias al apoyo estadounidense, ayuda a dividir y polarizar el país con sus políticas abiertamente sectarias. EEUU lo sabía, pero decidió no intervenir. “Petraeus [comandante de la misión de EEUU en Irak] y yo estábamos tragando polvo todos los días y le dijimos [al presidente Bush]: jefe, necesitamos hacer un cambio. El presidente nos contestó: sabéis, chicos, sé que estáis bajo mucha presión, pero id a sentaros bajo un árbol hasta que esa idea se vaya de vuestra cabeza; vamos a hacer que funcione con Maliki”, declaró el embajador Crocker.
La política de desconexión de Obama aumentó el margen de maniobra de Maliki, que siguió marginando a los suníes, lo que ayudó a ISIS a erigirse como protector de una población maltratada. “Lo que hizo [Maliki] fue comenzar a deshacer el trabajo que habíamos hecho para volver a unificar el entramado social iraquí”, afirmó el general Petraeus.
Finalmente, en diciembre de 2012, estallan protestas contra el Gobierno en varias ciudades iraquíes de mayoría suní que se extienden durante todo el año. Maliki reprimió brutalmente las movilizaciones, provocando decenas de muertos. En octubre de 2013, sin embargo, Obama valoró positivamente “el compromiso de Maliki de asegurar un Irak fuerte próspero, inclusivo y democrático”. “Inclusivo”.
El presidente de EEUU se vio forzado a cambiar de posición a mediados de 2014. ISIS, que se había infiltrado en las protestas, ya era una realidad sobre el terreno y había tomado varias ciudades iraquíes. Maliki pide entonces a EEUU bombardeos aéreos contra la organización terrorista, pero la condición de Obama fue su dimisión. EEUU no podía permitir que su ayuda se percibiese como una ayuda a un gobierno sectario dirigida contra la población suní, porque ello aumentaría el apoyo a ISIS por parte de la población local.
Y así comenzó la larga batalla de cinco años que ahora ha acabado con el líder de ISIS y que ha despojado a la organización de todo el territorio que llegó a gobernar.