Benjamín Netanyahu desató los temores de la comunidad internacional cuando el pasado viernes anunció que Israel se dispone a ampliar su ofensiva a Rafah, la ciudad más meridional de Gaza, que se ha convertido en el último refugio para más de un millón de palestinos que han huido de otras zonas de la Franja. El anuncio del primer ministro israelí no sólo ha exacerbado las críticas a las operaciones militares de Israel en Gaza por parte de sus socios occidentales, sino que también parece haber abierto fisuras en el “apoyo incondicional” de su principal aliado, Estados Unidos.
Desde Washington, han reiterado en los últimos días que EEUU se opone a una ofensiva a gran escala en Rafah y han pedido a Israel que proteja a los civiles, sobre todo, los que se encuentran en los campos de desplazados que se han expandido rápidamente en los alrededores de la localidad, donde a día de hoy se hacina más de la mitad de la población total de la Franja de Gaza (2,3 millones). El domingo, el presidente estadounidense, Joe Biden, habló por teléfono con 'Bibi' –el apodo de “un amigo durante más de 30 años”, tal y como lo llegó a describir Biden– para pedirle que elabore un plan “creíble y ejecutable” para evacuar a los civiles de Rafah, antes de seguir adelante con la operación militar.
Desde que empezó la ofensiva en la Franja, el Ejército israelí ha ordenado a la población evacuar varias áreas antes de irrumpir en ellas, pero eso no ha impedido que se produjera un alto número de víctimas. La expansión de las operaciones terrestres de Israel y los intensos bombardeos han ido empujando a los palestinos cada vez más al sur, hacia la frontera con Egipto, y ahora ya no tienen adónde ir: al norte de Rafah continúan los combates entre las tropas israelíes y los milicianos islamistas de Hamás, que se concentran en la ciudad de Jan Yunis; al oeste, se encuentra el mar Mediterráneo; y al este, la valla fronteriza con Israel, desde donde los tanques apuntan en dirección a Rafah.
Los desplazados preguntan desesperados: “¿Dónde es seguro? ¿Adónde deberíamos ir?”, según la coordinadora de proyectos de Médicos Sin Fronteras (MSF) en Gaza, Lisa Macheiner. El Ejército israelí ha ordenado la evacuación del principal hospital del sur de Gaza, el complejo Al Nasser, en Jan Yunis, que lleva días asediados por las tropas y donde al menos cinco personas han muerto, según MSF, que tiene personal médico en ese centro. Miles de desplazados se refugiaban en sus instalaciones pero la mayoría ha salido tras las órdenes israelíes. No pueden regresar al norte y temen ir hacia Rafah por la inminente ofensiva anunciada por Netanyahu.
Biden, molesto con Bibi
Si bien, en público, la Administración Biden no ha mostrado impaciencia, en privado parece que el mandatario está harto de “este tipo”, o sea, de su amigo Netanyahu. Según una exclusiva de la cadena estadounidense NBC News, que cita a cinco fuentes conocedoras del asunto, Biden ha estado intentando convencer al primer ministro israelí de que acepte un acuerdo de alto el fuego, pero ha admitido que tratar con Netanyahu es “un infierno”. Incluso, Biden ha llegado a llamarle “idiota” y, según una de las fuentes, “siente que esto es suficiente y tiene que parar”. Aún así, de momento la postura de EEUU no ha cambiado respecto a la guerra en Gaza: el portavoz de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, John Kirby, ha afirmado que su país no se opone a los planes de Israel de “entrar a Rafah para eliminar a Hamás”, pero en esta ocasión ha puesto límites y condiciones.
También el jefe de Asuntos Humanitarios de Naciones Unidas, Martin Griffiths, ha dicho que “la comunidad internacional ha advertido de las peligrosas consecuencias de cualquier invasión terrestre de Rafah. El Gobierno de Israel no puede continuar a ignorar estos llamamientos”.
Este lunes se produjo la primera masacre en Rafah, durante una operación especial israelí para rescatar a dos rehenes que habían sido localizados en esa localidad. Más de un centenar de personas fallecieron en los bombardeos que acompañaron esa operación, según las autoridades locales, que aseguraron que eran todos civiles. Además, el sistema sanitario en Rafah no tiene capacidad para atender a los heridos por la violencia, ni a los que necesitan asistencia sanitaria porque, cada vez más, se están enfermando por beber agua no potable y vivir hacinadas en condiciones insalubres.
Las agencias de la ONU han alertado de que la situación en Rafah y en el resto del enclave palestino ya es dramática, y una ofensiva podría poner en peligro la poca cantidad de ayuda humanitaria que consigue llegar a Gaza a través del paso fronterizo con Egipto, próximo a esta localidad. Desde el comienzo de la guerra, el cruce egipcio de Rafah ha sido la única vía de entrada para suministros y personal humanitarios, y la única vía de salida para centenares de heridos que han tenido la suerte de recibir tratamiento médico fuera de la Franja (de entre los más de 68.000 gazatíes heridos).
Europa también eleva el tono
Mientras Estados Unidos disimula cada vez menos el hartazgo, en Europa también aumentan las presiones hacia Israel, en un crescendo de voces alarmadas por una inminente ofensiva terrestre en Rafah. El presidente francés, Emmanuel Macron, ha expresado este miércoles a Netanyahu su “firme oposición” a una ofensiva sobre Rafah que “solo puede desembocar en un desastre humanitario de una magnitud desconocida”. Muy crítico se mostró también el martes el ministro de Exteriores británico, David Cameron: “La gente que está en Rafah en muchas ocasiones ya se ha mudado tres, cuatro o cinco veces. Y no es posible volver a moverse, no pueden ir al norte porque regresarían a casas que han sido destruidas. No pueden ir al sur, porque eso implicaría entrar en Egipto, algo que ninguno de nosotros quiere ver y los egipcios no quieren ver”.
Incluso Alemania, reacia a expresar críticas contra las operaciones militares de Israel, ha advertido contra las consecuencias de una intervención masiva en Rafah. La ministra de Exteriores, Annalena Baerbock, antes del comienzo este miércoles de una visita de dos días en Israel –la quinta desde los atentados de Hamás del 7 de octubre– ha vuelto a repetir lo que ya había escrito el pasado sábado en X: con 1,3 millones de personas que sobreviven en Rafah en condiciones terribles en un espacio muy reducido, “una ofensiva del Ejército israelí sobre Rafah empeoraría por completo la situación humanitaria”; y esa gente “no puede simplemente disolverse en el aire”.
Disolverse en el aire o irse a la luna, como dijo el alto representante de la UE, Josep Borrell, este lunes cuando pidió a EEUU que deje de vender armas a Israel. “Netanyahu no escucha a nadie”, lamentó Borrell sobre los ruegos de todos los dirigentes que viajan a Tel Aviv para implorarle que acabe con la matanza de civiles en la Franja de Gaza. “Van a evacuar. ¿Dónde? ¿A la luna? ¿Dónde van a evacuar a esta gente?”, dijo, pidiendo que se haga “algo más que expresar preocupación” ante la situación en Gaza.
En esta línea se mueve la iniciativa de España e Irlanda que este miércoles han pedido a la Comisión Europea acciones más contundentes de Bruselas con Israel cuatro meses después del comienzo de la ofensiva en Gaza. En una carta dirigida a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von Der Leyen, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez –uno de los líderes europeos más críticos ante la intervención militar israelí en Gaza–, y su homólogo irlandés, Leo Varadkar, han pedido a la Comisión una revisión de los acuerdos comerciales con Israel, recordando que el Acuerdo de Asociación entre este país y la UE se sustenta en el cumplimiento de los derechos humanos y los principios democráticos por ambas partes. “Los horrendos atentados terroristas cometidos por Hamás y otros grupos armados no justifican ni pueden justificar ninguna infracción del Derecho Internacional y Humanitario en la respuesta militar, con las consiguientes consecuencias para la población civil de la región”, se lee en la carta.
Sánchez y Varadkar, líder del partido conservador democristiano Fine Gael, pertenecen a dos familias políticas distintas y su iniciativa conjunta materializa la transversalidad que empieza a haber en una UE hasta ahora dividida sobre una postura más contundente ante Israel.
Cambio de postura de Italia
Esa misma transversalidad se dio el martes en el Parlamento italiano. En un hecho prácticamente inédito desde que la líder del ultraderechista Hermanos de Italia, Giorgia Meloni, llegó al poder en 2022, la Cámara de los diputados aprobó, con la abstención de la mayoría que apoya al Gobierno, una moción presentada por el Partido Democrático en la que por primera vez el Parlamento insta al Gobierno a “apoyar cualquier iniciativa para pedir un inmediato alto el fuego humanitario en Gaza”, algo a lo que el Ejecutivo se había opuesto hace tan solo unas semanas. El resultado ha sido fruto de una negociación directa entre Meloni y la líder del PD, Elly Schlein, que ha accedido a cambiar en el texto de la moción el orden de las frases para que la petición de liberación incondicionada de los rehenes apareciera antes.
Lo que se ha quedado fuera es la aprobación de una referencia al reconocimiento del Estado palestino, a pesar de que el Parlamento italiano ya se expresó en este sentido en 2015. Horas antes, el secretario de Estado del Vaticano, Pietro Parolin, tras un encuentro con Meloni, el presidente de la República, Sergio Mattarella, y el ministro de Exteriores, Antonio Tajani, por el aniversario de los acuerdos entre Italia y el Vaticano, dijo: “Todos estamos indignados por lo que está ocurriendo, por esta matanza, pero tenemos que tener la valentía de continuar y no perder la esperanza”. “Sé que también Italia”, añadió para luego reiterar que “es preciso encontrar otras vías para resolver el problema en Gaza y Palestina”.
“La Santa Sede lo dice desde el inicio: por una parte, condena netamente y sin reservas lo ocurrido el 7 de octubre. Una condena neta y sin reservas de toda forma de antisemitismo, aquí lo reitero; pero, al mismo tiempo, también una petición para que el derecho a la defensa de Israel que ha sido invocado para justificar que esta operación sea proporcionada y con 30.000 muertos ciertamente no lo es”. Una palabras tachadas de “deplorables” por la Embajada de Israel ante el Vaticano.
Un síntoma de que algo se estaba moviendo en la postura del Gobierno italiano habían sido precisamente las declaraciones de Tajani, en víspera del voto en el Parlamento. “Llegados a este punto la reacción de Israel es desproporcionada, hay demasiadas víctimas que no tienen nada que ver con Hamás”, dijo Tajani este miércoles en una entrevista a una radio italiana, tras reafirmar el derecho de Israel a defenderse, volvió a hablar de una reacción que tiene que ser “proporcionada”.
Aún con todos los matices, lo ocurrido en el Parlamento italiano supone un cambio que también es un reflejo de las señales que llegan desde EEUU. La idea, en una y otra orilla del Atlántico, es que, con casi 29.000 muertos en la Franja (incluidos más de 12.000 niños), tras cuatro meses de bombardeos indiscriminados, deben hacer algo más que, como dijo Borrell, expresar preocupación por la matanza en Gaza.