El debate sobre la independencia domina las primeras elecciones en Escocia desde el Brexit
Este jueves se celebran elecciones al Parlamento de Escocia. Son las primeras elecciones tras el Brexit y las propuestas para trabajar en una recuperación económica, mejorar el sistema de salud y la educación, luchar contra los estragos de la pandemia o mejorar las condiciones laborales han pasado a un segundo plano en la campaña. Todo se ha reducido a una única cuestión: ¿apoya cada partido y cada candidato la independencia de Escocia?
Las encuestas dan por ganador al Partido Nacional Escocés (SNP), que es quien gobierna en la actualidad, liderado por la primera ministra, Nicola Sturgeon. Le siguen de cerca el Partido Conservador y el Partido Laborista, dos fuerzas políticas que se oponen a la independencia. Tras ellos, el Partido Liberal Demócrata y el Partido Verde. Entre los cinco partidos políticos con mayor representación en el Parlamento, además del SNP, solo los verdes apoyan la independencia. El otro partido que podría sorprender en las urnas sería el Partido Alba, creado este año por el antiguo líder del SNP, Alex Salmond, formado por antiguos miembros del SNP y cuya campaña electoral se ha basado en poner como máxima prioridad la independencia escocesa.
La actual primera ministra escocesa se ha comprometido a celebrar un segundo referéndum antes de finales de 2023 si la pandemia lo permite. Si no llega a la mayoría absoluta, tendrá que buscar aliados en otras formaciones que apoyen la independencia, como los verdes o el Partido Alba. En la actual legislatura el SNP cuenta con 61 escaños, a tan solo cuatro parlamentarios de la mayoría absoluta en la cámara compuesta por 129 representantes.
Incógnitas sobre la independencia
El camino hacia la independencia genera dos nuevas incógnitas. La primera es si Westminster aprobaría ese segundo referéndum. A principios de 2020, el primer ministro del Reino Unido, Boris Johnson, rechazó la petición de Escocia de celebrar un segundo referéndum. Con la llegada de las elecciones, Jonhson está recibiendo mayor presión para permitir un segundo referéndum si las urnas muestran un resultado favorable, es decir, si el SNP gana. Aun así, la primera ministra escocesa aclaró el pasado jueves en un programa de la BBC que las elecciones “no son el referéndum de independencia”.
La segunda incógnita son los efectos económicos de la salida de Escocia de Reino Unido. La salida del bloque europeo ya ha tenido consecuencias económicas para Escocia. “La independencia ahora es una preocupación en un momento de gran estrés económico. ¿Podrá Escocia sostenerse por sí misma? La independencia no es algo para tomarse a la ligera”, sostiene Elisabeth, una votante. De ahí que muchos prefieran quedarse dentro de Reino Unido.
Dominic, un joven afincado en Escocia, coincide en el componente económico: “La razón principal que me paraliza es la viabilidad económica y la deuda que tendríamos que pagar. ¿Puede Escocía permitírselo?”. Pero ¿la Unión Europea lo permitiría? “Si se independizara, tendría un déficit que no le permitiría acceder a la Unión Europea. Lo que quiere la mayoría de los escoceses es volver a la Unión Europea, porque obviamente el Brexit ha perjudicado mucho a la industria escocesa, ya que había mucha exportación y había muchas ayudas del bloque comunitario”, dice Benjamín Suárez, asturiano afincado en Escocia.
Brexit, el origen de la ruptura
¿De dónde viene este 'repentino' debate que ha desterrado al resto de propuestas políticas de la mesa? El final del Brexit y la creación de un partido exclusivamente independentista han hecho saltar alarmas en Escocia y también en Westminster. El aumento del sentimiento independentista en los últimos meses ha sido la culminación de la división creada entre Escocia e Inglaterra tras el referéndum sobre el Brexit de 2016.
Todo comenzó en 2014, cuando se celebró el primer referéndum sobre la independencia de Escocia. La mayor parte de los escoceses prefirió seguir formando parte de Reino Unido para evitar salir de la Unión Europea: ganó el “no” con un 55.3% de los votos.
“A la hora de decir 'salimos de Europa', la mayoría de los escoceses estaba en contra. Sin embargo, a la hora de decir ‘salimos de Reino Unido’, está algo más igualado. Hay una gran parte que ve los beneficios de estar en Reino Unido, pero la mayoría ve el beneficio de ser ciudadano comunitario”, dice Benjamín.
“En Escocia siempre ha habido este sentimiento de furia hacia Inglaterra (…). Especialmente tras el referéndum de 2014 hubo un montón de promesas hechas por Westminster. Por ejemplo, 'si te quedas en Reino Unido, te quedas en la Unión Europea'. También hubo promesas sobre ayudar más a Escocia y darle más poder ejecutivo y legislativo. Muchas de esas promesas no se han cumplido y obviamente el voto del Brexit ha sido una gran promesa rota”, opina Dominic Slaney.
Dos años después del primer referéndum de independencia, en 2016, Reino Unido celebró el referéndum para consultar si los ciudadanos querían salir de la Unión Europea. Los resultados arrojaron un 52% a favor de la salida y un 48% en contra. Sin embargo, un 62% de los votantes en Escocia optó por el “no” a la salida de Reino Unido. La decisión de la Cámara de los Comunes de ejecutar la salida del Reino Unido del bloque europeo, cuando en Escocia se había opuesto una mayoría, empezó a levantar ampollas en la nación norteña. En un manifiesto de 2016, el SNP argumentó que “Escocia estaba siendo sacada de la Unión Europea en contra de su deseo” y eso justificaría un segundo referéndum.
Muchos de quienes optaron por quedarse en Reino Unido también cambiaron de opinión. Es el caso de Elisabeth. “En Escocia ha aumentado el deseo de romper con la deshonestidad de Westminster. Escocia votó por permanecer en la Unión Europea”, dice. “El Brexit fue solo el inicio. Las consiguientes mentiras y falta de honestidad del actual Gobierno en Westminster han conducido a una gran cantidad de votantes que deseaban formar parte de Reino Unido a considerar cómo serían las cosas si Escocia fuera independiente”.
“El SNP no es un movimiento nacionalista como en otros países”
De las cinco principales fuerzas políticas, solo el SNP es un partido surgido en Escocia. El resto de los partidos políticos son fuerzas políticas derivadas del Parlamento de Westminster. Quizá por eso lleva en el gobierno desde 2007.
“Para mí, el SNP no es un movimiento nacionalista como lo es en otros países con la falsa idea de que son mejores que cualquier otro. No es ese tipo de orgullo nacionalista. En su lugar, se mueven más por la autodeterminación. Durante los últimos 11 años, el Partido Conservador ha gobernado en Westminster y ellos no son un partido político popular en Escocia. Parece que muchas de las decisiones de Londres no se hacen pensando en el mejor interés de Escocia. Y esa parece ser la razón principal de mucha de la gente que vota por la independencia”, opina Fraser Hamilton, otro joven escocés.
“Hasta ahora, los escoceses, aunque no fueran independentistas, votaban mucho al SNP porque, de alguna forma, hacía más cosas por Escocia, se preocupaba más que otros partidos de ‘barrer para casa’ en Londres”, dice Benjamin, que añade que incluso muchos de aquellos que no están a favor de la independencia también votan al SNP porque siempre ha velado por los intereses de los escoceses.
Sin embargo, estas elecciones cuentan con una fuerza independentista nueva: el partido Alba. Este nueva formación podría empeorar los resultados del SNP.
Una reciente encuesta elaborada por YouGov señala que un 55% de los votantes del SNP estaría en contra de una coalición con el Partido Alba, mientras que un 72% de los encuestados apuesta por una coalición por la independencia con el Partido Verde. Esto se podría deber, en parte, a las divisiones internas que ocasionó el escándalo en el que se vio envuelto el antiguo líder del SNP, Alex Salmond.
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