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ENTREVISTA Sebastián Michel, portavoz del MAS

“El nuevo Gobierno de Bolivia tiene que reconstruir un Estado, y eso no se logra mirando hacia atrás”

Andrés Gil

19 de octubre de 2020 22:08 h

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Hace exactamente un año comenzaba una campaña que deslegitimaba el resultado electoral de unas elecciones que se habían convocado para el 20 de octubre: en cuanto empezaron a salir datos que apuntaban a que Evo Morales podría haber ganado la reelección en la primera vuelta, se puso en cuestión el recuento, por parte incluso de la Unión Europea. Y, a partir de ahí, llegaron unas protestas que derivaron en la quema de casas de dirigentes políticos, el amotinamiento policial, el golpe militar, el derrocamiento del presidente Morales y la investidura de una senadora, Jeanine Áñez, como presidenta del país a manos de un mando del Ejército.

“Fue un golpe de Estado cívico policial”, decía el entonces derrocado vicepresidente, Álvaro García Linera, en una entrevista con elDiario.es: “Se inició como un golpe civil contra el Gobierno, las instituciones, y, a mitad del camino, se volvió policial y militar”.

Doce meses después, el MAS (Movimiento al Socialismo) acaricia la vuelta al Gobierno tras unas las elecciones presidenciales celebradas el domingo y a las que no ha podido presentarse Morales. Según los primeros escrutinios, los sondeos y hasta la propia Áñez, Luis Arce, Lucho, ex ministro de Economía de Morales, ha ganado en primera vuelta los comicios.

El portavoz del Movimiento al Socialismo, Sebastián Michel, exviceministro de Comunicaciones con Morales y, posteriormente, embajador en Caracas hasta el golpe de noviembre de 2019, atiende a elDiario.es por teléfono desde La Paz para comentar los resultados electorales. Michel, al que algunos ven como futuro miembro del gabinete de Arce, en cuya estrategia de la campaña dirigida por Morales ha participado, defiende que el nuevo Gobierno debe “mirar hacia adelante”.

Los primeros resultados apuntan a una victoria en primera vuelta del MAS y Lucho Arce. ¿Esperaban esto?

La verdad es que uno siempre espera ganar con la mayoría. Parecía cuesta arriba, pero dijimos que estábamos con un trabajo firme y decidido para tratar de ganar en primera vuelta, con un 50 más 1. Trabajamos muy duro para ello y creo que de alguna manera el objetivo se ha logrado.

Después del golpe de hace unos meses, ¿temían que hubiera una reacción, que hubiera un impedimento a que el MAS pudiera volver al gobierno?

Ojalá hubiera sido solamente un temor a que no nos dejen volver a nosotros. Directamente el temor era que no querían elecciones, no querían proscribir solamente al MAS, querían proscribir la democracia. Y en ese sentido he sido muy difícil para nosotros lograr que haya elecciones. Normalmente, uno comienza una estrategia con una campaña de posicionamiento. En este caso, la primera estrategia fue presionar para que hubiera elecciones: sacrificar, negociar, ceder para que se celebraran de una vez las elecciones. 

Y fueron prorrogadas de manera permanente con la intención de no pasar por las urnas quién sabe cuánto años. Pero, bueno, después de un año estamos devolviendo al país la institucionalidad y la paz.

¿Podrá volver a Bolivia Evo Morales y otros miembros del gabinete en el exilio, como el ex vicepresidente Álvaro García Linera?

Por supuesto. Ellos tienen causas abiertas, como las que tenemos muchos. Yo nunca he agarrado un arma y tengo una causa por terrorismo. Me la han ampliado hace una semana, casi al concluir la campaña, por fraude. Un fraude que nunca existió y que hoy queda demostrado.

Todos tenemos que responder cuando alguna autoridad, por más que haya sido presionada o manipulada, haya instado esto. Y él [Morales] lo tendrá que hacer, pero en este momento todavía no existe el debido proceso.

Por su puesto tendrá que venir, cuando pueda hacerlo en libertad, para declarar, aclarar, informar a la justicia o a la instancia que le esté pidiendo alguna información como todo funcionario público tiene obligación de dar.

Ese es un tema que corresponde a la justicia, y es el debido proceso el que lo determina.

¿Qué papel tendrá Morales en el nuevo gobierno?

Yo creo que el peso de un líder histórico es bastante fuerte como para darle otro peso más.

A nadie le cabe duda de que él ha sido el fundador de una mayoría tan contundente como la que tiene el MAS. El voto parte de eso, la cantidad de personas que apoyan un proceso de 14 años. Ha sido el presidente que más ha gobernado Bolivia, y quien lo ha gobernado en el mejor período, en la mejor década económica, los gobiernos con mejores resultados en cuanto impulso social y cierre de la brecha de pobreza.

Es un hombre que va a ser siempre referencia, y que ha terminado siendo víctima de un golpe, de una calumnia, de una patraña. Es un líder que tiene todos los condimentos históricos para hacerlo. Nadie duda de la importancia que va a tener él en el recuerdo nuestro, y lo que él representa para la historia.

¿Qué harán con quienes perpetraron el derrocamiento hace un año?

Nosotros no tenemos tiempo para tal cosa. Si la justicia ve que tiene algo que decir, es un tema de la justicia.

No creo que sea bueno estar perdiendo el tiempo mirando hacia atrás para un gobierno. Eso se tiene que responder ante la Comisión de la verdad, ante las víctimas... Es un gobierno que tiene que reconstruir un Estado, salir de la crisis que nos han dejado. Y para salir de esto, no se logra mirando hacia atrás, se logra trabajando día a día.

Hay muchas víctimas con demandas, y tendrá que ser una justicia imparcial la que garantice el debido proceso, la que tendrá que dar la salida.

Sí se sabe el papel de algunos mandos policiales, del Ejército, ámbitos en los que el Gobierno puede tomar decisiones.

Nadie, aunque sea un atraco a patrulla con muertes, puede seguir en funciones. Pero quiero que sepa que no ha sido la mayoría de la institución. Han sido tres o cuatro generales lo que se han visto involucrados.

No ha sido una actitud institucional, ni una cosa de toda la policía. Ha sido un tema minoritario, de tres o cuatro personas.

¿Y cómo van a hacer para que no les vuelva a ocurrir algo así?

La mejor forma es estar siempre en sintonía con la sociedad, y sabiendo que en cuanto la sociedad está comprometida con las demandas, es la sociedad la que va a evitar eso. Y dejar claro que unos comandantes no pueden regir el futuro de 11 millones de personas.

También es importante protegernos buscando el apoyo de la comunidad internacional.

El MAS es un partido que sabe enfrentar, pero nosotros nunca hemos querido utilizar a la gente, nunca hemos querido un baño de sangre. Y tampoco queremos un país en el que la gente se sienta perseguida.

Lucho Arce ha hablado de Gobierno de unidad. ¿Eso significa que entrarán ministros de otros partidos?

No, lo que quiere decir es que no será un Gobierno hegemónico, sino un Gobierno que va a buscar con el resto de frentes y partidos una solución a las grandes salidas que necesita la gente para superar la crisis y desempleo. Es un gobierno para todos los sectores.

Hay un sector muy amplio que piensa que otro gobierno sería para ricos y multinacionales, y a quien piense que nuestro gobierno es solo para sindicatos y movimientos sociales. Nosotros vamos a gobernar para todo el país.

¿Cuáles son las prioridades?

Salir de la crisis, superar el desempleo y generar estabilidad. Lo primero que hay que hacer es que la producción de alimentos se pueda reactivar aplicando políticas de estímulo a la producción.

Si el campo vuelve a producir como hace un año, tendremos abastecimiento pleno, y habrá buena oferta. En paralelo, tenemos que estimular la demanda con recursos entre los más vulnerables, con un bono o transferencia directa para que consuma un producto del campo de un boliviano; o un pan elaborado por un boliviano; o una cena boliviana de un local boliviano... Todo es parte del plan para reactivar la economía.

También hay que reactivar la inversión pública para que haya más mano de obra y produzca un efecto cascada.

Por último, tenemos que reducir el déficit fiscal, por la vía de la sustitución de importaciones y con austeridad.

¿Cómo será su relación con la OEA y otros países de la región que desde el principio se alinearon con las denuncias de fraude electoral hace un año?

Bolivia es exigente y muy celosa. Es un país nacionalista y revolucionario. Nos gusta tener relaciones con quien nos respeta la soberanía, pero también con quienes no son coincidentes, como en el pasado las tuvimos con Mauricio Macri y Jair Bolsonaro en virtud de una decisión soberana de sus países.

Tenemos esa visión con todo el mundo, vamos a mantener una posición así.

Por otro lado, no creemos en intervenciones abusivas de quien se cree con el derecho de intervenir en otros. Y al tiempo pensamos que hay cosas que no se resuelven estando solos por ser un gran desafío que requiere de la multilateralidad, como la pobreza, la equidad o el medio ambiente.

¿Qué relación tendrán con España y la UE, que tampoco reconocieron los resultados de la primera vuelta de hace un año?

Tenemos una relación históricamente buena con España. No creemos que España sea un enemigo, y puede tener un rol destacado en la reconstrucción y es una puerta abierta hacia Europa. Tenemos relaciones muy fluidas con personas del Gobierno y una tradición de respeto. Es un país que consideramos amigo.

¿Hay riesgo de que la relación personal y política entre Luis Arce y Evo Morales pueda terminar como la de Lenín Moreno y Rafael Correa?

No, de ninguna manera. Hay un respeto mutuo entre Lucho y Evo. Un respeto entre un líder histórico, el que más ha gobernado Bolivia y mejor lo ha hecho, y otro que representa la recuperación democrática.