Nueva mutación de las protestas de Brasil. Si hace una semana las manifestaciones callejeras marcaban el ritmo, ahora el grito es #OcupeCâmara. Algo así como #TomaTuPleno. La ciudadanía ha ocupado varias Cámaras Municipales de Brasil –las asambleas legislativas de los municipios– desde el pasado sábado.
El 18 de junio, una multitud cercó el Ayuntamiento de São Paulo en un acto que acabó con violencia. Pero desde el 29 de junio, cuando se ocupó la Câmara Municipal de Belo Horizonte, el tercer colegio electoral del país y ciudad clave en la geopolítica nacional, las cámaras legislativas se han convertido en objetivos de las protestas. Su relevancia en política es mayor. Y el diálogo con los vereadores (concejales) es más accesible que con los gobiernos municipales. Hay ocupaciones incluso en la asamblea legislativa de algún Estado, como la de Espírito Santo.
Por si fuera poco, la acampada que surgió el pasado día 26 frente al Ayuntamiento de Ribeirão Preto (São Paulo) ha decretado su carácter permanente, a pesar de la bajada de las tarifas del transporte público. En la ciudad histórica de Ouro Preto también se mantiene una acampada frente al ayuntamiento.
La presión ciudadana continúa. Y desconcierta a la clase política. La presidenta Dilma Rousseff recibió a varios movimientos sociales en Brasilia. Aprobó algunas leyes de forma urgente. Incluso lanzó la propuesta de un plebiscito para reformar la constitución. Aunque el paquete macropolítico calmó en cierto sentido las manifestaciones masivas, las protestas continúan en diferentes formatos. Camioneros bloquean carreteras de todo el país. Asambleas populares en el espacio público. Protestas temáticas, como la que se celebró el jueves por la noche contra el monopolio de los medios en Río de Janeiro, frente a la poderosa Rede Globo.
Pero quizá la más simbólica y ambiciosa sea la nueva oleada de ocupaciones de asambleas legislativas. Ciudades como Montes Claros, Juiz de Fora (ambas en el Estado de Minas Gerais), Santa Maria (Rio Grande do Sul) o Belém (capital del Estado de Pará) se han sumado al #OcupeCâmara que nació en Belo Horizonte.
La ocupación de la Câmara Municipal de Belo Horizonte sorprendió a todo el mundo. #OcupeCamaraBH, la etiqueta de Twitter que ha servido de nexo, fue una decisión que salió de la Assembleia Popular Horizontal de Belo Horizonte, la más masiva y activa de Brasil. Desde el primer día comenzaron a celebrarse asambleas en el interior del edificio ocupado sin que la policía haya intentado desalojar en ningún momento. El objetivo concreto de Belo Horizonte todavía es la reducción de la tarifa del transporte público.
Sin embargo, en las ya más de cien horas de streaming ininterrumpido se han podido escuchar conversaciones que abordaban la cuestión de la movilidad de forma más general. También, todo tipo de cuestiones urbanas o sociales. Alberto Nunes (seudónimo de un participante que prefiere mantenerse en el anonimato) asegura que en la ocupación existe una buena convivencia entre grupos “muy diferentes”. Algunos militantes de partidos de izquierdas, “suprapartidarios” (término que está sustituyendo al “apartidario”) y movimientos vinculados a las luchas históricas del Foro Social Mundial, entre otros. Prima la horizontalidad y los militantes de partidos políticos no controlan las asambleas.
Una de las novedades de las ocupaciones de asambleas legislativas es el intento de diálogo de la clase política. Tras el impacto de las revueltas, los políticos están intentando escuchar las reivindicaciones. Por la Cámara ocupada de Belo Horizonte han desfilado concejales de todos los partidos. El mismísimo alcalde de Belo Horizonte, el conservador Márcio Lacerda, invitó el jueves por la tarde a los ocupas al Ayuntamiento a discutir sobre el precio del transporte público en una reunión con streaming. En Santa Maria, en Rio Grande so Sul, una semana después de la ocupación popular de la Cámara, el Gobierno municipal ha cedido a las presiones. La principal reivindicación: la dimisión del jefe jurídico que estaba investigando la tragedia en la que murieron 242 personas en el incendio de una discoteca.
“Esa ocupación mostró que es posible conseguir victorias con el pueblo organizado, con objetivos y persistencia”, asegura Alex Monaiar, uno de los participantes. En la ocupación de la asamblea legislativa de Vitória, donde la principal reivindicación es la bajada del peaje del “tercer puente” de la ciudad, el coqueteo de los políticos existe. Lorena Regattieri, una de las participantes, asegura a eldiario.es que los políticos han llegado “ofreciendo comida y ayuda para los ocupas”.
La batalla simbólica está en marcha. Los ocupas instalaron ayer, según el activista Fabio Malini, software libre en los ordenadores de los políticos: “Instalaron Ubuntu en los ordenadores que tenían Ruindows Vista. No aguantaban más usar Internet Explorer. No sé cómo esa gente aquí trabaja con eso, decían”.
Tras los gestos de diálogo sigue habiendo miedo y escenificación de la concordia. En Vitória, según Lorena, el Gobierno del Estado tiene miedo ya que bajar el peaje va en contra de “las empresas que financiaron su última campaña electoral”. Por otro lado, la reunión de Márcio Lacerda, alcalde de Belo Horizonte, acabó sin acuerdo. Desde el perfil oficial de Facebook de la Asamblea las críticas fueron contundentes unos minutos después de la reunión: “Las delegadas de la ocupación en la mesa de negociación acusan al alcalde de ser machista y de interrumpir siempre las intervenciones de las mujeres presentes en la mesa”. Además, el alcalde no entiende por qué nunca aparecen las mismas personas a las reuniones. La asamblea argumenta que no creen en los líderes y que por eso el liderazgo en las reuniones con el Ayuntamiento es rotativo.
La nota oficial de la Asamblea apuesta por “mantener la ocupación de la câmara municipal y la convocatoria de nuevos actos”. La ocupación continúa. Las imprevisibles protestas, también. Las asambleas siguen politizando el espacio público de Brasil.