Rojo, amarillo, verde. El “semáforo” se ha encendido este miércoles en Alemania. Dos meses y medio después de las elecciones federales que dieron una ajustada victoria al Partido Socialdemócrata (SPD) alemán, el Bundestag ha investido a Olaf Scholz como nuevo canciller y pone fin así a la era de Angela Merkel, que se despide del cargo tras 16 años en el poder. Nada más abrirse la sesión, la presidenta de la Cámara ha saludado formalmente a Merkel, situada en la tribuna de invitados. El hemiciclo en pleno –salvo los ultraderechistas de AfD– ha prorrumpido en una aplauso de varios minutos, que ha culminado con la mayoría de los diputados –de todo signo político–, puestos en pie. Ese homenaje unánime da testimonio de la huella que deja la ya excanciller en la historia alemana.
Este último paso vivido hoy en el Bundestag llega después de la firma formal del acuerdo de coalición con los Verdes y el Partido Liberal (FDP) ayer martes, tras el visto bueno de las tres formaciones políticas. ¿El lugar para la puesta en escena? El Futurium de Berlín, un centro de exposiciones y conferencias dedicado al futuro. El nuevo Gobierno ha escogido el lema Atreverse a más progreso como título del pacto que guiará su acción, rubricado por los líderes del SPD, el FDP y los Verdes junto a un marcapáginas con los colores tradicionales de los partidos que forman el ampel [semáforo].
La elección del canciller ha tenido lugar este miércoles entre los diputados del Parlamento federal, que han votado en secreto y sin debate previo. Tras el recuento de los votos, ha sido recibido por el presidente de la república, Frank-Walter Steinmeier, donde ha sido confirmado en su puesto. Después, ha regresado al Bundestag, donde ha prometido el cargo sobre el ejemplar original de la Constitución alemana.
Scholz ha logrado 395 fotos a favor de los 707 emitidos. Necesitaba una mayoría absoluta, al menos 369 de 736 escaños. Los tres socios de la coalición sumaban 416, por lo que tenía asegurada una cómoda mayoría. Estaba previsto que la composición del nuevo Gobierno se anunciase hacia las 13:30 horas, según informaba el Bundestag en su web.
Los socialdemócratas estarán al frente de siete ministerios, los Verdes, de cinco y liberales, de cuatro. Estará compuesto por ocho mujeres y ocho hombres, aunque, incluyendo al canciller, los hombres son mayoría. Los alemanes del este, según los analistas, están infrarrepresentados.
“Va a ser importante lo verde, en el sentido amplio. Las carteras verdes son muy económicas”, dice a elDiario.es Guillermo Íñiguez, analista de política europea. “La política exterior va a jugar un papel importante. Va a haber un claro cambio de tono respecto a la política exterior de Merkel, hacia Rusia, China o Hungría. Alemania va a adoptar un papel fundamental en la Unión Europea. No creo que sea cierto eso que se decía de que Macron iba a liderar Europa y Scholz iba a dar un paso atrás. Y también será importante todo lo que tenga que ver con digitalización y modernización de infraestructura del país”.
¿Quiénes son los ministros?
En los últimos días se han terminado de conocer los nombres que integrarán el gabinete encabezado por Scholz, vicecanciller y ministro de Hacienda en el Gobierno saliente de Merkel. Abogado de formación, cuenta con una larga trayectoria política en la que, entre otras cosas, ha sido diputado, ministro de Trabajo (2007-2009) y alcalde de Hamburgo (2011-2018).
La vicecancillería pasará a estar ocupada por Robert Habeck, copresidente de los Verdes, que también estará al frente del superministerio de Economía y Clima, el más importante de los que recaen en el partido y desde el que tendrá que llevar a cabo una transformación ecológica de la industria alemana. Escritor, dio el salto de la literatura a la política y fue ministro de Energía, Agricultura, Medio Ambiente y zonas rurales durante varios años en el estado de Schleswig-Holstein, al norte de Alemania.
Habeck –y no Annalena Baerbock, su compañera al frente del partido y candidata en las elecciones de septiembre– ha sido el encargado de posar este martes junto a Scholz y el líder liberal, Christian Lindner, con una copia del acuerdo sellado.
La copresidenta verde, Baerbock, ha sido designada como nueva ministra de Exteriores y será la primera mujer en ocupar este cargo, desde el que ha asegurado que llevará a cabo una política exterior activa. También será la ministra más joven. Estudió Ciencias Políticas y Derecho Público, ha sido diputada en el Bundestag desde 2013 y lleva tiempo dedicándose a la política exterior y europea. Durante la campaña electoral, Baerbock –de la familia más centrista de los Verdes– irrumpió con fuerza como primera candidata a canciller del partido, pero sus traspiés le terminaron pasando factura. Aun así, los Verdes se convirtieron en la tercera fuerza política, con el mejor resultado de su historia.
Hacienda, cartera clave en la primera potencia europea, recaerá como estaba previsto en el liberal Christian Lindner, un político de línea dura en materia fiscal que finalmente verá cumplida su ambición de acceder al cargo, ya frustrada en 2017. Lindner estudió Ciencias Políticas, se afilió muy joven al FDP y ha sido diputado tanto en el Parlamento Regional de Renania del Norte-Westfalia como en el Bundestag.
El presidente del FDP ha repetido que, bajo el pacto de coalición, no se producirá un “giro hacia la izquierda”. La impronta de los liberales en el acuerdo, en el que son el socio más pequeño, está en la renuncia a introducir subidas de impuestos y límites de velocidad en las autopistas. “El futuro Gobierno federal se mantendrá en el (camino) de los últimos años y, por lo tanto, defenderá la estabilidad”, ha defendido Lindner, quien insiste en que el nuevo Ejecutivo se compromete a volver a las estrictas normas fiscales conocidas como el “freno de la deuda” a partir de 2023.
Su nombramiento acapara especial atención en la Unión Europea. Lindner ha asegurado que los temores que lo retratan como un 'halcón' fiscal son exagerados y ha señalado que su partido ha respaldado el fondo de recuperación. “Lindner tendrá poder pero no creo que trate de imponer una agenda que nos devuelva a 2008 en la UE y con la que Alemania dé un paso atrás”, dice Íñiguez.
Además de imponer a Lindner al frente de una cartera a la que también aspiraban los Verdes, los liberales también han conseguido el Ministerio de Transporte, que será para el secretario general del FDP, Volker Wissing. Se suman Justicia –Marco Buschmann– y Educación –Bettina Stark-Watzinger–.
Por el lado del SPD, Scholz no ha dado hasta este lunes la lista de los siete ministros que corresponden a los socialdemócratas. Varios se daban por seguros, como Hubertus Heil, titular de Trabajo en la gran coalición con Merkel, que seguirá en el cargo, y Wolfgang Schmidt, persona de su confianza, que será ministro de la Cancillería.
Sin embargo, en plena ola de contagios récord de COVID-19, era una incógnita el nombre del nuevo ministro de Sanidad, que finalmente será el epidemiólogo y el veterano parlamentario socialdemócrata Karl Lauterbach, que se ha convertido en una figura de referencia en la pandemia. Completó su formación en Harvard y dirigió el Instituto de Economía de la Salud y Epidemiología Clínica de Colonia. Lauterbach ha abogado por la máxima cautela y restricciones estrictas, lo que le ha colocado en el punto de mira de negacionistas y antivacunas.
Christine Lambrecht, hasta ahora ministra de Justicia, pasará a Defensa. Al frente del nuevo ministerio de la Vivienda estará Klara Geywitz, vicepresidenta del SPD (se presentó junto a Scholz, sin éxito, a la dirección del partido) y Svenja Schulze, hasta ahora en Medio Ambiente en el Gobierno de Merkel, pasará a Cooperación al Desarrollo.
Una de las grandes sorpresas ha sido el nombramiento de Nancy Faeser al frente de Interior, uno de los mayores ministerios de Alemania, que ha estado en manos de la CDU desde 2005 y ha estado dominado por hombres y conservadores, según informa la cadena ARD. Abogada y diputada regional en Hesse, no pertenece al ala izquierdista del SPD y es una política experimentada en la lucha contra el extremismo de derecha, que ha calificado de la “mayor amenaza del país” y ha prometido combatir con determinación.
Del lado verde, además de las carteras para Habeck y Baerbock, se ha asignado el Ministerio de la Familia, la Mujer y Juventud a Anne Spiegel y el de Mediambiente a Steffi Lemke. Agricultura será para Cem Özdemir, un veterano de los Verdes que pertenece al ala centrista del partido, el cual encabezó durante años. Hijo de inmigrantes turcos, ha sido diputado en el Bundestag y en el Parlamento Europeo.
Equilibrio entre partidos
“Cada partido ha logrado victorias simbólicas y carteras de peso”, dice Íñiguez. “Lo llamativo del Gobierno es que se ha llegado a un equilibrio entre partidos. Cada partido se ha hecho con los ministerios que le interesaban en su campo. En el caso de los liberales, quizás es lo más obvio, pero los Verdes se han hecho con la vicecancillería y un ministerio con muchas competencias económicas y climáticas, por lo que cabe esperar una rivalidad entre partidos y ministros, una 'guerra de competencias' de inversiones. Y el SPD se ha hecho con carteras que atraen mucho a sus votantes”.
“Cada partido tenía que hacer muchos equilibrios entre sus distintas ramas y sensibilidades. En el caso de los Verdes hubo una discusión pública para ver quién se quedaba con tres ministerios de cinco, si los realos o el ala de izquierda, y al final se impuso el centro del partido”, dice el analista. “Esto también ha influido”.
En el documento del pacto de coalición, compuesto por 177 páginas, se recogen algunas medidas estrella, como la subida del salario mínimo a 12 euros la hora y la promesa de una transición energética que contribuya a frenar el cambio climático, así como la construcción de 400.000 nuevas viviendas por año o inversiones para la digitalización.
Las conversaciones comenzaron poco después de las elecciones y en las negociaciones participaron 22 grupos de trabajo, con cerca de 300 personas entre socialdemócratas, verdes y liberales. “Ha sido muy rápido y los tres se lo tomaron muy en serio. Desde el principio dejaron claro que iban a negociar un 'semáforo', que iban a llevar las negociaciones en silencio y no se ha filtrado. Es señal de que sabían lo que querían y querían formar gobierno”, dice Íñiguez.
Sin embargo, de cara al futuro, a su juicio, Scholz “va a perder mucho tiempo y energía para hacer que la coalición funcione”. “Son tres partidos con alas internas muy dispares. Va a haber que negociar cada ley y cada medida, no va a ser fácil”.