El Parlamento británico aprobó este viernes una ley para legalizar la eutanasia en una moción en la que los diputados tenían libertad de voto y que dividía a los partidos y a los ministros del Gobierno laborista. Con gran incertidumbre hasta el final sobre cuál sería el resultado, 330 diputados votaron a favor y 275 en contra.
La nueva legislación supondrá que una persona mayor de edad, con una enfermedad terminal y que tenga un pronóstico que le dé menos seis meses de supervivencia pueda terminar con su vida con la autorización de dos médicos y un juez del Alto Tribunal británico en Inglaterra y Gales (Escocia e Irlanda del Norte tienen sus propias normas sobre este asunto). La persona enferma tiene que estar en pleno uso de sus facultades mentales y tomar la decisión libre presiones familiares, económicas o médicas, y debe ser ella la que tome la medicación parar morir aunque la prepare el médico (lo que se llama “eutanasia pasiva”). La aplicación de esta ley se detallará en los próximos dos años. En ese tiempo puede continuar el debate y se pueden presentar enmiendas; además, la sanidad pública tendrá que poner más recursos para gestionar la llamada “muerte asistida”.
Hasta ahora, según la ley en Inglaterra, Gales e Irlanda del Norte, la ayuda a morir a una persona en estado terminal está considerada como un delito que puede ser castigado con hasta 14 años de cárcel, según una ley de 1961. Escocia no tiene una ley específica, pero puede haber penas utilizando otras normas. Sin embargo, la Fiscalía ya tiene una política de no presentar cargos en estos casos de muerte o suicidio “con asistencia” a no ser que haya indicios claros de que ha habido presión a la persona enferma o de que se trata de un homicidio. Entre 2009 y 2024, hay registrados 187 casos de “suicidio con asistencia”, pero la mayoría fueron retirados sin que se presentara ningún cargo. En la actualidad, se cuentan seis casos con actividad, entre ellos cuatro donde se han presentado cargos y uno que llevó a una absolución.
Dados los dilemas éticos sobre la cuestión, los diputados podían votar este viernes con libertad según su conciencia y sin instrucciones de sus partidos. Se llama “voto libre” y es algo que ha sucedido con otros asuntos que se consideraban controvertidos en el país como el matrimonio entre personas del mismo sexo, la fertilización in vitro, la edad de consentimiento sexual, los sueldos parlamentarios y la caza del zorro.
En el caso de la eutanasia, se trataba, además, de una ley presentada por una diputada, la laborista Kim Leadbeater y el conservador Kit Malthouse, y no por el Gobierno. El primer ministro, Keir Starmer, votó en 2015 a favor de una ley parecida que fue entonces rechazada por la mayoría, pero en este caso no ha querido participar en el debate ni expresar su opinión en público antes de la votación para no condicionar a los miembros de su gabinete o de su partido. Starmer llegó justo para la votación de este viernes y votó a favor.
División
El ministro de Sanidad, Wes Streeting, y la ministra de Justicia, Shabana Mahmood, estaban en contra de la propuesta mientras que otros, como el de Energía y ex líder, Ed Miliband, estaban a favor. En el caso del ministro de Sanidad, sus reservas vienen de la falta de recursos suficientes y su prioridad de mejorar antes los cuidados paliativos. La ministra de Justicia expresó sus dudas sobre las presiones que pueda sentir alguien enfermo en relación a su familia, especialmente cuando se trata de personas con desventajas económicas y sociales.
Dentro de los partidos, se encontraban voces de ambos lados y, antes de la votación, muchos indecisos. En la galería de invitados y en la calle había este viernes activistas, pacientes y familiares apoyando a ambos lados.
La actual líder del Partido Conservador, Kemi Badenoch, se opuso a la ley porque, aunque dice estar a favor de la libertad de las personas para “controlar cómo mueren”, no cree en “la habilidad del Estado para gestionar este tipo de complejidad”. Jeremy Corbyn, el ex líder del Partido Laborista y ahora diputado independiente, también votó en contra con argumentos similares.
Ed Davey, el líder de los liberaldemócratas, del tercer partido con más representación, votó en contra. La atención a las personas enfermas o dependientes es uno de los asuntos que más le importa y, en las últimas elecciones, contó su experiencia personal dedicada al cuidado de su madre desde que era adolescente y ahora de su hijo con discapacidad. Ahora dice que, pensando su madre, la prioridad debe ser mejorar los cuidados paliativos.
Nigel Farage, el líder del partido de extrema derecha Reform, votó en contra, pero su segundo votó a favor.
Entre los antiguos primeros ministros tampoco había consenso. El ex primer ministro conservador David Cameron ha apoyado la moción mientras que el laborista Gordon Brown y los conservadores Boris Johnson y Liz Truss se han manifestado en contra.
Después de dos intentos fallidos, en 2015 en la Cámara de los Comunes y en 2022 en la Cámara de los Lores, los defensores de esta ley lo presentaban como un asunto de libertad individual y de compasión para quien está sufriendo.
“Creo que miraremos a esto dentro de 10 años y pensaremos, ‘¿por qué esto no pasó antes?’ Creo que hay gente que mirará hacia atrás y pensará en cómo votó”, explicaba Leadbeater, la diputada que presentó el texto, en una entrevista en el diario The Guardian. Según ella, se trata de un derecho similar al del derecho aborto ya que tiene que ver con el derecho de una persona sobre su propio cuerpo.
La mayoría de la población apoya la existencia de una ley que despenalice la ayuda al suicidio para una persona en estado terminal, según la encuestadora YouGov. Apenas hay diferencias por inclinación ideológica, aunque se nota más apoyo según aumenta la edad de los encuestados.
Otros países
En Europa, la eutanasia es legal, con distintos matices y requisitos, en España, Alemania, Bélgica, Países Bajos y Luxemburgo. Además, otros países como Austria, Finlandia y Noruega, permiten lo que se llama la eutanasia pasiva, que permite que los pacientes en algunas circunstancias puedan negarse a recibir ayuda médica que los mantenga con vida. La “muerte asistida” también es legal en parte de Estados Unidos, Canadá, Colombia, Australia y Nueva Zelanda. Portugal aprobó una ley para despenalizar la eutanasia en 2021 que aún necesita desarrollo. Se han debatido leyes parecidas en Irlanda y Francia.
Durante el debate antes de la votación en la Cámara de los Comunes, Leadbeater puso como ejemplo las 31 jurisdicciones donde la asistencia para morir de distintas formas es legal como argumento contra los que dicen que la ley abre un terreno resbalizo que aumentará los casos en que más personas se sentirán presionadas o presionarán a sus familiares para morir. “Ninguna jurisdicción que haya aprobado leyes considerando la enfermedad terminal ha expandido su alcance”, dijo.
Kit Malthouse, el diputado conservador que presentaba la ley con ella, recordó lo que ya sucede en otros países: “Estoy casado con una canadiense, y os puedo decir que quieren a sus hijos igual que nosotros. La idea de que los australianos, los neozelandeses, los españoles, los austriacos, no quieren mucho a sus familiares o hasta la sociedad en la viven, es ofensivo, y no podemos hacer como que aquí somos especiales o diferentes”.
“Somos una democracia de 1.000 años de historia”, dijo el diputado, que señaló hacia los asientos donde había activistas a favor de la ley. “No está fuera de nuestro alcance diseñar una legislación que les dé lo que quieren y proteja a aquellos que creemos deben ser protegidos”.