Durante la noche del viernes pasado, varias ciudades de Portugal, entre ellas Albufeira, Braga, Oporto y Lisboa, dieron un paso atrás. Las autoridades lusas han impuesto un nuevo toque de queda a partir de las 23:00 horas a los habitantes de 45 concejos del país con mayor incidencia ante el aumento de los contagios de COVID-19. “No estamos en condiciones de dar por controlada la pandemia”, dijo la ministra de Estado y de la Presidencia, Mariana Vieira da Silva, al anunciar la medida.
La situación epidemiológica sigue deteriorándose en Portugal, que ya atraviesa su cuarta ola, según ha reconocido el Gobierno de António Costa, que ha decidido recuperar algunas restricciones para afrontarla. La curva de casos continúa creciendo con fuerza, con la variante delta como predominante y niveles de contagio que el país no experimentaba desde el pasado febrero. Si en mayo se llegó a notificar menos de 400 infecciones al día de media, ahora esa cifra es superior a 2.000.
El panorama no es homogéneo en todo el territorio portugués: el mayor volumen de casos se está registrando en las zonas de Lisboa, en la región norte y el Algarve, una de las más turísticas. Los concejos de Albufeira y Lisboa están entre los diez con peor incidencia del país.
Una ola distinta
El Gobierno luso ha calculado que, en el peor del escenario que maneja, el país sumará dentro de dos semanas hasta 4.000 contagios diarios, cerca del doble de los que notifica actualmente, según ha indicado este martes la ministra de Sanidad, Marta Temido, en una entrevista televisiva. “No es un buen escenario”, ha dicho Temido, que ya avanzó la semana pasada que la situación se iba a complicar.
No obstante, también ha dejado claro que este posible aumento no tendrá el mismo impacto en las hospitalizaciones o muertes que en otro momento gracias a la vacunación. “Pero hay consecuencias de la COVID, a medio y largo plazo, que aún no se conocen y no podemos permanecer indiferentes”.
Según han explicado las autoridades lusas, la evolución de la incidencia es significativamente mayor y creciente en los grupos de 15 a 29 años, 30 a 34 años y 0 a 14 años. También sigue siendo alta en los 45 a 59 años, y es significativamente menor en los grupos de edad ya vacunados, lo que, según Vieira da Silva, “significa que las vacunas funcionan y que estamos en una carrera entre el contagio y las vacunas”.
La nueva explosión de contagios está aún muy lejos de la vivida en enero, cuando el país libró su batalla más dura contra el virus. A pesar del aumento de las infecciones, la curva de hospitalizaciones no está creciendo tanto como en olas anteriores A finales de octubre, cuando se registró el mismo número de casos a diario que ahora, había más de 1.200 personas ingresadas. Ahora hay la mitad, 613, según las cifras oficiales, aunque también se están haciendo más test que entonces.
El otro gran contrapunto, de momento, sigue siendo la baja mortalidad. En las últimas 24 horas, Portugal, donde viven alrededor de diez millones de personas, ha registrado apenas un fallecido a causa del virus.
Aun así, el número de pacientes hospitalizados y cuidados intensivos está aumentando, y son más del doble de los que había a principios de junio. Los hospitales de la región de Lisboa y Valle del Tajo están cerca de alcanzar el límite de camas en cuidados intensivos para pacientes de COVID-19, según ha informado el diario portugués Público. Este martes, la ministra de Sanidad ha subrayado que, si las peores estimaciones se cumplen, los hospitales rondarían los 800 ingresados por coronavirus y se superarían los 150 pacientes atendidos en UCI (ahora hay 133).
“El problema más preocupante es lo que desconocemos. No sabemos qué pasará en el futuro si no controlamos el número de casos. El lado positivo del asunto es que las vacunas están siendo extremadamente eficaces, disminuyendo el número de personas que necesitan atención hospitalaria. Pero no tenemos suficientes personas vacunadas para estar tranquilos. Y la variante delta sigue siendo un comodín en esta ecuación”, dice João Júlio Cerqueira, médico de familia y creador del Proyecto de Medicina Basada en la Evidencia (SCIMED). “Gracias a las vacunas, esta ola es muy diferente porque el aumento de las infecciones no va acompañado del aumento de personas hospitalizadas ni del número de muertes. Pero no podemos relajarnos”.
Desescalada, cansancio y la llegada de delta
Las autoridades portuguesas se han mostrado preocupadas por la rápida expansión de la variante delta, detectada por primera vez en India (y ya en al menos 98 países) y la más transmisible de las variantes identificadas hasta ahora. Según un informe del Instituto Nacional de Salud Ricardo Jorge (INSA) publicado este martes, delta es la variante más prevalente en Portugal con una frecuencia del 89,1%. “Como era de esperar”, reza el informe, su frecuencia ha aumentado en todas las regiones durante el mes de junio, y destacan un fuerte incremento en el norte.
Los expertos explican múltiples factores que han podido favorecer el empeoramiento de la situación epidemiológica, entre ellos, principalmente, el llamado “cansancio pandémico” y la relajación de las restricciones, con más turismo extranjero y eventos como fiestas que han podido diseminar el virus. Cerqueira menciona aquellos con especial concentración de gente, como bodas, bautizos, aglomeraciones por el fútbol, así como “jóvenes disfrutando del verano” y la llegada de la variante delta. “Es muy difícil destacar una sola variable en esta situación”.
Hay quienes que creen, además, que se ha transmitido el mensaje de que, tras la tercera ola, la situación estaba controlada. Él coincide. “El Gobierno envió un mensaje precoz de que el problema estaba resuelto. El presidente de la República dijo que no volveríamos a las restricciones, no bajo su mandato. Y ahora, estamos volviendo a ellas porque el virus simplemente no se preocupa por nuestras creencias. El mensaje ha sido poco claro y la gente está cansada de todo esto”.
Un informe de expertos en salud sobre la gestión de Portugal de la pandemia de COVID-19 ha dicho recientemente que hay “una preocupante ausencia de sacar conclusiones de lo que salió mal”.
Acelerar la vacunación de los jóvenes
Ante la nueva ola, los especialistas apuestan por reforzar el rastreo y la capacidad de hacer test diagnósticos, así como por acelerar la vacunación. “Hay que aumentar la vigilancia con más pruebas y convenciendo a la gente para que se vacune cuanto antes”, dice Cerqueira.
En este último punto ha incidido este martes el primer ministro luso. “El país sigue enfrentándose a esta difícil pandemia, y no podemos distraernos, no podemos relajarnos, esto nos obliga a acelerar realmente el proceso de vacunación”, ha dicho Costa. Las próximas dos semanas serán decisivas, aunque “las condiciones de vacunación van a ser más incómodas”.
Este domingo, según informa EFE, las autoridades han empezado a contactar a ciudadanos de entre 18 y 29 años, mientras se prepara para acelerar la inmunización de edades superiores durante este mes. El responsable del plan de vacunación, Gouveia e Melo, ha dicho que la idea es que sea posible inocular 850.000 dosis por semana.
En la jornada de este lunes, el país batió un récord, con 141.500 dosis administradas. Los ciudadanos han tenido que esperar largas filas frente a algunos de los pabellones utilizados para vacunar.
Portugal es uno de los países de la Unión Europea que más dosis ha puesto por cada 100 habitantes, un total de 93,6, según los datos recopilados por el portal especializado Our World in Data. El 37,9% de la población ha recibido ya la pauta completa, y el 59,9% ya ha sido vacunada con al menos una dosis.
Nuevas restricciones
Mientras, la ministra de Sanidad no ha descartado medidas más contundentes para hacer frente al incremento de casos, aunque ha dicho que se carece de un marco legal para aplicar un nuevo confinamiento, que para avanzar necesita que se haya declarado un estado de emergencia.
Durante la dura tercera ola, el Gobierno decretó a mediados de enero un confinamiento general y solo empezó a aliviar las restricciones, de forma gradual, dos meses después. El país miraba con optimismo al verano, pero se ha enfrentado de nuevo a la subida de contagios y a la reintroducción de restricciones.
En los 45 de los 278 concejos donde se ha aplicado el nuevo toque de queda nocturno, el teletrabajo es obligatorio siempre que sea posible, los restaurantes y cafés deben cerrar a las 22:30 horas, con máximo de reuniones. En 19 de ellos, incluidos Lisboa y Albufeira, donde el riesgo de contagio es “muy alto”, los restaurantes tienen que cerrar a las 15:30 horas durante el fin de semana.
También sigue vigente el cierre perimetral del Área Metropolitana de Lisboa durante los fines de semana, donde no se puede entrar ni salir, salvo excepciones, desde las 15:00 horas del viernes a las 6:00 horas del lunes. El Gobierno decidió esta medida a mediados de junio y, una semana después, pisó el freno con la última fase de su plan de desconfinamiento, que se iba a extender hasta agosto, e iba a permitir que el transporte público funcionase con aforo completo y la entrada de público en los recintos deportivos, según recoge EFE.
Las previsiones son pesimistas para el turismo, especialmente en el Algarve, escaso de visitantes extranjeros pero también nacionales por las restricciones que afectan a la movilidad de las grandes ciudades del país.
Segundo país en incidencia de la UE
Portugal es el segundo país de la Unión Europea con mayor incidencia de casos de COVID-19 en 14 días, solo por detrás de Chipre. Le sigue España, donde los contagios también están subiendo.
¿La situación en Portugal envía un mensaje a otros países europeos? “Después de más de un año de pandemia, todos los países son conscientes de los riesgos de suavizar las restricciones. No es nada nuevo, por ahora. No hay mucho que Portugal pueda enseñar que no sepamos”, responde Cerqueira.
A nivel general, en el continente europeo, las infecciones están repuntando de nuevo como consecuencia de los viajes, las reuniones y la relajación de las restricciones sociales, según alertó la semana pasada la rama regional de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
La agencia ha alertado de que en Europa se dan las tres condiciones para una nueva ola de “exceso de hospitalizaciones y muertes” antes del otoño: nuevas variantes, déficit en la aceptación de las vacunas y aumento de la interacción social. “Habrá una nueva ola en la región europea de la OMS a menos que sigamos siendo disciplinados, y más aún cuando hay muchas menos normas que seguir, y a menos que todos nos vacunemos sin dudar cuando nos toque”, dijo Hans Kluge, jefe de OMS Europa.