El actual presidente de Serbia, el populista Aleksandar Vucic, ha consolidado su poder al ganar este domingo las elecciones presidenciales en la primera vuelta con un apoyo estimado del 59,8%, según las proyecciones de voto. Vucic, acusado por los críticos de tendencias autoritarias, ha dejado muy detrás a su principal contrincante, el general retirado Zdravko Ponos, candidato de la coalición opositora 'Unidos para la Victoria de Serbia'.
Con un 17% de votos, el aspirante opositor está lejos de entrar en una segunda ronda electoral, según la estimación de la ONG Centro para las Elecciones Libres y la Democracia (CeSID).
Vucic ha declarado que está “contento” de que los ciudadanos “hayan confirmado la índole democrática de la sociedad serbia” al referirse a la alta participación, que ronda un 60%, una de las mayores en más de diez años. “El impacto de la crisis de Ucrania en los resultados ha sido enorme, y Serbia se ha movido dramáticamente hacia la derecha”, ha reconocido el mandatario en referencia a la entrada en el Parlamento de dos formaciones ultranacionalistas.
Ha anunciado que hablará con todos los sectores políticos, incluidos los más distantes, para “analizar la situación de Serbia”, que “debe decidir cómo será su futuro”.
Vucic ha dicho que su país seguirá la vía hacia el ingreso en la Unión Europea (UE), de edificar buenas relaciones en la región balcánica, pero que “no destruirá relaciones con sus amigos tradicionales”, Rusia y China.
El impacto de la guerra en la campaña
La guerra de Ucrania ha cambiado de foco de la campaña y lo ha centrado en la estabilidad económica y política ante las posibles consecuencias para Serbia, una ventaja para Vucic y su gobierno que se trasladó a las urnas.
La posición de Serbia es delicada, ya que el país balcánico es candidato al ingreso en la Unión Europea (UE), pero al mismo tiempo es el único de Europa, aparte de Bielorrusia, que no se ha sumado a las sanciones occidentales contra Rusia por la invasión de Ucrania.
Rusia es amigo tradicional de Serbia y protector en los foros internacionales en la postura de no reconocer la independencia proclamada por su antigua provincia de Kosovo, y que le suministra petróleo y gas a buen precio.
El sentimiento ciudadano, que es más bien prorruso en Serbia debido al fuerte sentimiento contra la OTAN por los bombardeos de la Alianza contra Serbia en 1999 para poner fin a la guerra de Kosovo, ha favorecido a los pequeños partidos de la derecha para que entraran en el Parlamento.
La oposición vuelve al Parlamento
En las elecciones parlamentarias, el conservador populista Partido Progresista Serbio (SNS), fundado y presidido por Vucic, fue el más votado y tendría 121 diputados en el Parlamento nacional, de 250.
'Unidos para la Victoria de Serbia', que agrupa a una decena de partidos y grupos proeuropeos y de orientación centrista, dispondría de 36 escaños, seguida del Partido Socialista de Serbia (SPS), socio del SNS en el poder desde 2012, que tendría 32 diputados.
La conservadora y euroescéptica coalición NADA se ha hecho con 15 y la opositora alianza ecologista de izquierdas 'Moramo', 12. Dos partidos de derechas y prorrusos, Dveri y Zavetnici, han obtenido 11 escaños cada uno, así como cinco partidos de las minorías nacionales.
La oposición volvió a presentarse por completo en las elecciones, después de boicotear en gran parte los comicios de 2020 en protesta contra el autoritarismo de Vucic, por lo que desde entonces el Parlamento contaba con pocos opositores.
Para estas elecciones, la oposición, en general fragmentada y en constantes cambios, ha logrado formar varias coaliciones para entrar en el Parlamento.
Unos 6,5 millones de ciudadanos con derecho a voto estaban llamados a las urnas para elegir el nuevo Parlamento, entre 19 partidos y coaliciones, y al nuevo jefe del Estado, entre ocho candidatos. También hubo elecciones municipales en Belgrado y en otras 13 ciudades del país.