El Partido Popular Europeo asume que apoyará a Teresa Ribera como vicepresidenta de la Comisión Europea. El líder del grupo de los populares europeos, Manfred Weber, ha comunicado la aceptación de la socialista para sacar adelante el nuevo gobierno de Ursula von der Leyen a la espera de que culmine su comparecencia en el Congreso, que era una de las exigencias que planteó la semana pasada ante la presión de Alberto Núñez Feijóo. También Iratxe García se ha reunido con el grupo de los socialdemócratas para allanar el camino del apoyo al candidato de Giorgia Meloni, Raffaele Fitto. Los portavoces de PPE, socialistas y liberales mantendrán un nuevo encuentro este miércoles para intentar cerrar el acuerdo.
Las negociaciones se intensificaron los últimos dos días después de que la semana pasada la entente de la coalición que 'gobierna' la UE saltara por los aires. El motivo fue el bloqueo impuesto por los populares europeos a la candidata de Pedro Sánchez siguiendo la estrategia de Feijóo, que quería a toda costa retrasar la decisión sobre Ribera para desgastar a la vicepresidenta y al conjunto del Gobierno por la gestión de la DANA y quitar el foco de Carlos Mazón. Con esa maniobra, Weber elevaba, además, la presión para que los socialistas y liberales levantaran el veto a Fitto.
Tras horas de negociaciones y una reunión que terminó sin acuerdo a última hora del martes, Weber y García han reunido a sus grupos parlamentarios para exponer la situación. El PPE votará a favor de Ribera una vez que termine la comparecencia en el Congreso. El presidente del grupo popular en el Parlamento Europeo, Manfred Weber, presentó la idea a sus delegaciones nacionales en un encuentro esta mañana y todas salvo la española están a favor de este compromiso, informa la Agencia EFE.
De hecho, ha eliminado incluso la exigencia de que Ribera tenga que comprometerse previamente a dimitir si fuera encausada por la gestión de la DANA, como dijo el PPE la semana pasada haciendo seguidismo a su delegación española. Ribera se remite al código de conducta de la Comisión Europea, que sólo prevé la renuncia si lo reclama la presidenta.
El PP de Feijóo asume que se puede quedar solo
La aceptación del PP europeo se produce en contra de Feijóo, que mantiene el veto a Ribera. No obstante, en Génova asumen que se pueden quedar solos dentro de su grupo con esa decisión: “Votaremos en conciencia”, informa Aitor Riveiro. La intención de los populares españoles es votar incluso en contra de la Comisión Europea en su conjunto una vez que los 26 comisarios sean aprobados. Eso supondría ir en contra del conjunto del grupo, de catorce comisarios de su familia política y de la propia Ursula von der Leyen. Fuentes del grupo consideran que les puede pasar factura en su relación con el futuro gobierno comunitario.
Más allá de cómo acabe la sesión del Congreso, donde el PP de Feijóo ha culpado a Ribera de los muertos en la tragedia de Valencia, el acuerdo queda pendiente de que socialistas y liberales den el visto bueno a los candidatos de la extrema derecha de Meloni, Raffele Fitto, y Viktor Orbán, Oliver Varhely. Para evitar fugas de voto que puedan poner en riesgo la aprobación de los seis vicepresidentes y el comisario húngaro, el PPE quiere que la aprobación salga adelante en una reunión de los coordinadores de las correspondientes comisiones parlamentarias (para lo que se requiere una mayoría de dos tercios).
División en los socialistas por el apoyo a Fitto
Tras meses diciendo que rechazarían a un vicepresidente de Meloni en la Comisión Europea, los socialistas se han abierto ahora a apoyar a Fitto para que salga adelante la designación de Ribera, y también de la rumana Roxana Mînzatu como vicepresidentas. No obstante, el terreno que ha ido allanando la jefa del S&D, Iratxe García, se ha topado con el rechazo de algunas delegaciones importantes, como la francesa o la alemana, según fuentes presentes en la reunión de grupo.
Lo que ha defendido uno de los eurodiputados franceses es que, a cambio del aval a Fitto, debería haber, como mínimo, un acuerdo que obligue al PPE a comprometerse a no aliarse con la extrema derecha, como ha hecho en varias votaciones parlamentarias ya.
Sin embargo, el documento que se está negociando para sellar el acuerdo va a ser “muy general”, según admiten fuentes socialdemócratas, y no incluirá una alusión a la necesidad de mantener el cordón sanitario a la extrema derecha porque reconocen que el PPE no está dispuesto a asumirlo.