'Andarines': el viaje de Asturias a Marruecos donde confluyen una promesa familiar, un reto deportivo y la solidaridad

Esta es la historia de una promesa familiar, una cuenta pendiente con la vida y un ser querido, saldada a través de una pasión, la montaña, y acompañada de un proyecto solidario en un pequeño pueblo del norte de África, asolado por el terremoto de 2023. Todo ello acaba convirtiéndose en una de las mayores experiencias de sororidad que sus protagonistas jamás habían vivido.
Viajar a Marruecos era una cuenta pendiente que tenía consigo misma para conocer la tierra de la que tanto había escuchado hablar a su madre y a la que esta no había conseguido volver antes de fallecer, hace quince años. Por eso en 2022 decidió que era el momento de ponerse manos a la obra a organizar un viaje que, aunque ella aún no lo sabía, le iba a cambiar la vida.
Trabajadora social en Cruz Roja y concejala del Ayuntamiento de Xixón desde junio de 2023, Noelia Ordieres, encontró en la montaña, hace ya muchos años, el modo de reconciliarse con un mundo cada vez más arisco, estridente y dañino, pero también el modo de garantizar su salud mental. En las cumbres es donde halla paz y claridad mental, porque desde allí, afirma, “no se escuchan los ecos de ninguna guerra”.
Después de meses de preparación y tras décadas de espera, en febrero de 2023, con 36 años, Noelia puso rumbo a Marruecos, convirtiéndose así en la primera persona de su familia en pisar tierra marroquí, en los casi 50 años que hace que abandonaron el país para poner rumbo a España.
No sabía lo que se iba a encontrar allí, solo que siempre había escuchado a su madre hablar maravillas del país en el que había vivido durante su infancia, aunque, por el contrario, para otras personas de su familia Marruecos era un tema tabú, un antagonismo que ella no acertaba a comprender.
En Marruecos se encontró a sí misma, pero también de alguna forma encontró a su madre, en las costumbres, en el idioma, allí puso nombre a muchos de los comportamientos y situaciones que la habían acompañado, en su casa, desde niña. Hizo cumbre en el Tubkal, el pico más alto de Marruecos y, por tanto, el techo del norte de África, y allí enterró una rama de acebo que su madre había plantado en Ribadesella, el pueblo del oriente asturiano en el que había hecho su vida en España.
La primera experiencia de Noelia Ordieres fue tan especial, que al año siguiente quiso repetir, aprovechando además, la estrecha relación que había labrado con su guía, Mustafá. Pero esta vez se propuso abrir el plan a La Muyerada, su grupo de montaña, el único de toda Asturias integrado únicamente por mujeres, por si alguna de sus compañeras quisiera apuntarse, teniendo muy claro que de salir, sería un pequeñísimo grupo el que viajaría.
Nada más lejos de la realidad, pues La Muyerada respondió y lo hizo por todo lo alto, hasta veinte montañeras dijeron “yo voy”. Al final, y por motivos evidentes, hubo que restringir y el grupo quedó integrado por Noelia y ocho montañeras más dispuestas a cumplir el reto: siete cumbres (seis “cuatromiles”) en tres días. Así nació Andarines.
Sin embargo, en este viaje habría un componente más, el solidario, pues los pueblos de la zona habían quedado debastados tras el terremoto que asoló Marruecos en septiembre de 2023, y querían hacer algo, partiendo de un principio que las une a todas, el consumo del territorio que hacemos cuando viajamos, sin pensar, en la mayor parte de las ocasiones, en las personas que lo habitan.
Y así fue como se incorporó a este reto deportivo, el plano solidario. Tenían claro que ellas no harian caridad, tenían claro que no irían cargadas con enseres que, quizás, allí no serían útiles o acabarían generando unas necesidades que el pueblo no tenía. Por eso decidieron organizar una recaudación de dinero para comprar en Asni, la población elegida a través de Mustafá para desarrollar esta iniciativa, el material escolar y la comida que, en este caso, era lo que demandaban. De los mil euros recaudados, la mitad fue para comida y la otra mitad para material escolar.
Lo importante para ellas era que el dinero se quedase en el comercio local y los productos se comprasen allí. Ellas mismas hicieron las compras y repartieron los productos básicos, los juegos para las niñas y niños y el material escolar en paquetes para dejar en el pueblo.

Sabían que su acción en ningún caso sería un “lavado de conciencia” ni pura caridad, que es, según reconoce Noelia, lo que sucede en la mayor parte de las ocasiones. No querían ninguna medalla, por eso su idea inicial fue dejar los paquetes en Asni e irse antes de que fuesen repartidos entre las 200 familias que viven allí. Finalmente, decidieron que había que teorizar menos y dejarse llevar más, reconoce Ordieres.
Recuerdan emocionadas cuando llegaron al pueblo, no había prácticamente ningún niño fuera de su casa, pero cuando levantaron la cabeza, tras acabar de vaciar la furgoneta, comprobaron que estaban rodeadas por más de cuarenta niñas y niños expectantes por saber lo que había en aquellos paquetes y quiénes eran aquellas personas.

Así es como Mar, Carmela, Emina, Glory, Tamara, Eva, Charlotte, Irene y Noelia cumplieron un reto, el que las llevó a Marruecos, pero consiguieron hacerlo sin pasar de largo por la realidad del territorio y de las personas que lo habitan. Y prometieron volver al año siguiente para reencontrarse con las niñas y los niños de Asni y para completar los “cuatromiles” que les quedaban por hacer.
Son 'Andarines' (golondrinas, en llingua asturiana) y hasta tienen un himno de aventuras, Los fayeos de mayo, del grupo asturiano Felpeyu. La montaña las unió, pero con lo que no contaban es que en este viaje cambiarían sus vidas, porque Marruecos les demostró que a este grupo le unió, por encima de todo, la sororidad.
Algunas de las 'Andarinas'
Mar es una apasionada de la montaña que acababa de entrar en La Muyerada cuando surgió la oportunidad de sumarse a este viaje, solo pendiente de poder encajarlo en sus turnos de trabajo, algo que consiguió, recuerda que se planteó el proyecto como un “vamos a ver cómo sale esto” porque no conocía a sus compañeras prácticamente de nada.
De la experiencia solamente puede contar las “impresionantes vivencias” que experimentaron juntas, la manera en que congeniaron todas, las risas, el consenso a la hora de tomar decisiones y las caras de los críos cuando las vieron llegar. Este año, vuelve.
Las oposiciones no han sido impedimento para Emina, “ya habrá tiempo a estudiar”, cuenta riendo, pero, tras la experiencia vivida en 2023, la de este año no se la podía perder. Su trabajo, en educación, no le permite cogerse días de vacaciones cuando quiere, así que para hacer el primer viaje tuvo que pedir una semana de permiso sin empleo y sueldo, exactamente igual que hará dentro de unos meses, para poder volver a irse en mayo. Para ella, la de Marruecos fue una experiencia de vida que revolvió emociones, “obligándote a relativizar tus problemas”.
Para hacer el Tubkal se sumó Glory, llevaba quince años haciendo montañismo y este era un reto que sola no acababa de afrontar, así que vio en este viaje la oportunidad para saldar cuentas consigo misma. Reconoce las contradicciones que experimenta cada vez que decide hacer un viaje debido “al impacto negativo que generamos al viajar”. Sin embargo, reconoce que el plan que planteó Noelia suponía una manera de viajar más sostenible y respetuosa con el territorio, se alojarían en un riad (casas vecinales) y, además, al proyecto de montaña se añadía el toque solidario con una organización basada en la economía circular. No tuvo duda, era el momento.
Un viaje así te ayuda, según cuenta esta apasionada de la pandereta, a ampliar horizontes, conocer otras gentes e imbuirte en su cultura, y descubrir que existen otras formas de habitar el mundo. Nunca olvidará lo que sucedió cuando estaban en el refugio, tras hacer cumbre en el Tubkal.
Cuatro de las integrantes del grupo, aficionadas a la pandereta, comenzaron a tocar y a cantar, cuando se percataron las personas que las rodeaban, en su mayoría bereberes, comenzaron a hacer lo mismo, pero con canciones y ritmos propios, propiciando un encuentro de culturas, recuerda Glory, que acabó con todas fuera del refugio, cantando y bailando en comunidad. Uno de los grandes momentos del viaje para todas ellas.
Una nueva aventura para 2025
'Andarines' volverá en mayo a Asni, donde los niños y las niñas que daban clases en tiendas de plástico, pronto podrán volver a hacerlo entre las paredes de una escuela, que ya casi está terminada. Allí volverán con un nuevo proyecto solidario que, en este caso, incluye, además de la recaudación de fondos para comprar allí, llevar también material de aquí porque hay muchos colegios de Gijón que quieren participar en este proyecto y han organizado en sus centros recogidas del material escolar e higiene dental.
El grupo de este año sigue integrado por las mismas montañeras, salvo Tamara, que ha tenido que darse de baja y por la que se ha incorporado Sandra. Tienen por delante los cinco “cuatromiles” del Atlas que les quedan por hacer, todos, menos uno, demasiado alejado de su zona para que dé tiempo esta vez. Este grupo, que sabe mucho de cuentas pendientes, sabe también que dejarse una es la garantía de que en 2026, 'Andarines' volverá.
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