Los lazos políticos entre España y Argentina nunca han sido escasos. Pero el paralelismo que ha trazado este lunes el exjefe de Gabinete de Néstor y Cristina Kirchner, Alberto Fernández, entre la victoria de Rajoy y una posible derrota de los peronistas en segunda vuelta no deja de sorprender. “El teorema de Rajoy” que Fernández elaboró tras presenciar las elecciones españolas de 2011 es utilizado para explicar, cuatro años después, el apoyo a un candidato liberal como Mauricio Macri por una parte importante de la población que busca un cambio tras 12 años de gobiernos kirchneristas.
“Estaba en Madrid cuando los españoles debieron elegir al sucesor de José Luis Rodríguez Zapatero. Había un gran enojo en la mayor parte de la sociedad. A todos a los que les preguntaba, expresaban su fastidio con el 'ajuste' que el gobierno socialista había practicado. Creían que la única salida a tanto 'malestar' era votar al candidato conservador del Partido Popular”, asegura Fernández en la columna publicada en el diario Clarín, uno de los más beligerantes con el Ejecutivo de Cristina Kirchner.
“Se me hacía difícil pensar que un conservador podría proponer alternativas menos costosas a las que proponía un socialista para salir de semejante crisis. Pero entendía que la decepción que generaba la administración socialista era tan grande que el enojo que se observaba casi parecía justificarse. Ese enojo colectivo acabó haciendo presidente a Mariano Rajoy”, continúa.
Y aquí es donde uno de los hombres clave en la Casa Rosada durante seis años comienza a advertir de las consecuencias de esos momentos en los que “el enojo nubla toda la razón”. “Un año después volví a Madrid –relata Fernández–. Empecé a indagar cómo había evolucionado la situación y la respuesta que recibí fue unánime: peor. No me costó mucho entender que el formidable ajuste que Rajoy había impuesto a la economía española era la causa”.
“Así nació lo que acabamos llamando entre nosotros 'El teorema de Rajoy' según el cual el enojo a lo presente conduce a la selección de lo opuesto. De ahí que en España el enojo con los socialistas condujo a lo conservador mientras que en Francia el enojo con los conservadores condujo a los socialistas”, ejemplifica.
Las razones del enojo, según Fernández
“Vislumbrando el derrotero que Cristina empezaba a imponer a su gobierno, advertí a mis amigos que todo acabaría con una fuerza opositora en el poder. 'Si todo sigue así, Macri será a Cristina lo que Rajoy ha sido a Rodríguez Zapatero', concluí”, explica Fernández, alejado del kirchnerismo hace años y hoy muy cerca de otro disidente de aquel Gobierno, el también peronista Sergio Massa, que no irá a la segunda vuelta pero consiguió más de cinco millones de votos.
“Ante tanto desbande económico, maltrato institucional y falta de transparencia manifestado por el progresismo cristinista, un sector importante de la sociedad prefiere escapar a este presente corriendo hacia la vereda opuesta”, describe. “Es tan grande su malestar que no repara en el modo como la oposición propone superar la crisis. Solo cree dogmáticamente, como creían los españoles, que cualquier cosa será mejor que este presente. Y eso no siempre es así”.
Y vuelve a poner el ejemplo español: “En la crisis española, cuando el enojo con el socialismo hizo a muchos españoles ver en Rajoy algo distinto al conservador que en realidad era, los socialistas defendían tercamente sus errores y proponían seguir repitiéndolos. Con ello, solo empujaron a más españoles hacia el espejismo que se dibujaba como salida”.
La repercusión de su columna en los medios de comunicación ha llevado a Fernández a ser uno de los protagonistas de la mañana en las radios y televisiones nacionales, para explicar su particular 'teorema'. En una entrevista en radio el político ahondó en la situación española: “Me parece que en un momento de enojo, la gente no repara en lo que está votando y busca una salida que muchas veces se convierte en un espejismo, como Rajoy, que cuatro años después tiene 24 puntos de desocupación en una España que prácticamente no crece”.
La columna de Fernández en el periódico acaba con una ironía: “Todo ello ocurrió en España. Cualquier semejanza con Argentina ha de ser mera coincidencia”. Mientras tanto, las encuestas apoyan su análisis de que Argentina está entrando en el proceso de cristalización de su teorema. A menos de dos semanas para la segunda vuelta en la que el liberal Mauricio Macri se enfrentará al peronista Daniel Scioli, el candidato de Cambiemos tiene una intención de voto de 51,8% y el del Frente para la Victoria (el partido peronista en el Gobierno) de 43,6%, según una encuesta de la consultora Management & Fit para Clarín. Esto supone una distancia de más de ocho puntos para el candidato de la derecha.
Pero la credibilidad de las encuestas en Argentina no deja de estar cuestionada, sobre todo si se tiene en cuenta que la mayoría predecía que no habría una segunda vuelta electoral. Todas daban ganador a Daniel Scioli con una diferencia de entre ocho y once puntos sobre su rival.