Mascarillas, maletas y música tradicional en directo. Son tres de las imágenes que resumen la jornada de este miércoles en Grecia, que ha dado el pistoletazo de salida a una temporada turística “muy difícil”, en palabras de su primer ministro, al reabrir sus aeropuertos regionales a visitantes extranjeros tras el cierre por la pandemia de coronavirus. Para este 1 de julio, estaban programados 235 vuelos internacionales a los aeropuertos de Atenas y de las islas helenas y este jueves se espera que, después de más de tres meses, más de 1.000 pasajeros lleguen al puerto de la ciudad de Patras a bordo de siete ferris desde Italia.
Además de la reapertura de los aeropuertos regionales, que enlazan con algunos de los centros turísticos más populares de Grecia, la otra novedad del día ha sido la ampliación de la lista de los países de procedencia de los viajeros. Además de los provenientes de la UE y el espacio Schengen –aunque hasta el 15 de julio quedan excluidos los vuelos directos desde Reino Unido y Suecia– en el país heleno ya pueden entrar los turistas procedentes de todos los países terceros considerados seguros en la lista acordada in extremis este martes a nivel europeo tras varios días de negociaciones.
Pero no ha sido así en todos los países miembros. Si algo ha quedado claro en este primer día de apertura de fronteras exteriores de la Unión Europea es que no todos van a aplicar por igual lo que, al fin y al cabo, ha sido una recomendación. Cada Estado de la UE es soberano en sus fronteras, por lo que puede decidir si mantener el veto a los viajeros procedentes del listado oficial de 15 naciones –incluida China, condicionada a que haya reciprocidad– o, por el contrario, permitir la entrada a quienes procedan de otros territorios extracomunitarios no incluidos, a pesar de que el Consejo Europeo dejó claro que no se deben levantar tales restricciones hasta que “se haya decidido de manera coordinada”.
Así, algunos países de la UE han apostado por ser más conservadores y ya han anunciado que mantendrán restricciones, según el caso. Otros han ido más allá y han añadido territorios a la lista consensuada, que se acota durante las dos próximas semanas a Australia, Argelia, Canadá, Corea del Sur, Georgia, Japón, Marruecos, Montenegro, Nueva Zelanda, Serbia, Tailandia, Túnez, Uruguay y Ruanda, así como China, si Pekín permite el ingreso de viajeros de la UE. No incluye por tanto a mercados importantes para el turismo como Estados Unidos o Rusia, que aún mantienen altas tasas de infección.
Uno de los primeros en pronunciarse ha sido Italia, seriamente golpeado por el virus y uno de los que más muertes ha contabilizado. Unas horas después del acuerdo del Consejo, las autoridades se desmarcaron y anunciaron que de momento van a mantener la cuarentena para todos los ciudadanos de países de fuera de Schengen, también “de los 14 países” identificados como seguros por la UE. “Italia ha optado por una línea prudente”, dice el Ministerio de Sanidad en un comunicado. Las personas solo pueden entrar en territorio italiano por “necesidades laborales, razones de salud, estudios y urgencia absoluta”. “La situación a nivel mundial sigue siendo compleja. Debemos evitar que se desperdicien los sacrificios que el pueblo italiano ha hecho en los últimos meses”, ha dicho el ministro.
El Gobierno de Alemania, mientras tanto, ha seleccionado a una serie de terceros países “con bajas tasas de infección” de la lista y ha decidido que solo permitirá entrar desde este 2 de julio a quienes vengan de Australia, Georgia, Canadá, Montenegro, Nueva Zelanda, Tailandia, Túnez y Uruguay. Este listado se actualizará periódicamente. A China, Japón y Corea del Sur les exigirá reciprocidad, esto es, se levantarán las restricciones de entrada siempre que estos países garantizan que también permitirán el ingreso a los ciudadanos alemanes. Quedan fuera por tanto quienes lleguen desde Argelia, Marruecos, Ruanda y Serbia, que aún son áreas de riesgo para el Instituto Robert Koch (RKI) del virus, que ha supervisado la evolución de la epidemia. A quienes han estado en estas zonas consideradas de riesgos en los últimos 14 días antes de la entrada en Alemania se les impone obligación de cuarentena, aunque con algunas excepciones.
El Ejecutivo de Austria ha emitido este miércoles una alerta de viaje para varios países de los Balcanes, incluyendo a Serbia y Montenegro, que figuran en la lista consensuada en la UE. El país mantendrá la exigencia de una cuarentena de catorce días o un test negativo de coronavirus para poder entrar en territorio austriaco desde esos países.
Por su parte, las autoridades de República Checa también han anunciado que ampliarán su lista de países seguro solo a ocho de los seleccionados y que mantendrán restricciones de entrada a quienes viajen desde Argelia, Marruecos, Túnez, Uruguay, Georgia y Ruanda. El Ministerio de Exteriores explica que se ha tenido en cuenta “la situación epidemiológica en los países, el nivel mutuo de turismo y la posibilidad de reciprocidad”.
Croacia y Bulgaria incluyen a Bosnia
Croacia, mientras tanto, ha dado un paso en dirección contraria y ha decidido ampliar la lista y añadir a su vecina Bosnia-Herzegovina. Según informa EFE, el país ha levantado a partir de este miércoles la imposición de cuarentena a quienes entran en su territorio desde alguno de los países considerados seguros por la UE y ha añadido a Bosnia-Herzegovina. Los ciudadanos de todos los Estados miembros de la Unión Europea pueden entrar sin restricciones mientras que aquellos que llegan de terceros países deberán mostrar alguna prueba de que lo hacen por razones turísticas o comerciales, recoge la agencia. La decisión ha generado críticas de la oposición hacia el Gobierno, al que acusan de flexibilizar la entrada desde Bosnia por intereses políticos.
Bulgaria también ha apostado por meter a Bosnia en su propia lista, si bien excluye a 12 de los 14 países acordados en Bruselas y solo reabrirá las fronteras para Serbia y Montenegro, además de para el espacio Schengen. Es decir, aplica la recomendación comunitaria únicamente a los viajeros procedentes de la región de los Balcanes.
Los Gobiernos europeos insisten en que este tipo de decisiones están motivadas por criterios de salud pública, tratando de restringir la entrada de viajeros de países con alta transmisión para reducir el riesgo de importar casos. La reapertura a naciones extracomunitarias se produce una semana después de que la oficina regional de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en Europa alertara de que el continente, en su conjunto, había experimentado un aumento de casos por primera vez en meses. También destacó que en 11 países, entre ellos Suecia y Bosnia, la transmisión acelerada ha llevado a un resurgimiento “muy significativo” del virus que, si no se controla “empujará a los sistemas de salud al límite una vez más” en Europa.
Pero también pesan las “consideraciones económicas y sociales”, como indicó este martes el Consejo Europeo. A nivel mundial, se calcula que el sector turístico puede perder al menos 1,2 billones de dólares (el 1,5% del PIB global), tras casi cuatro meses de parón debido a la pandemia, según un informe publicado este miércoles por la UNCTAD, el organismo de comercio y desarrollo de la ONU. En su escenario más pesimista, esta cifra asciende a a 3,3 billones de dolares.
Los que pueden sufrir las mayores pérdidas de PIB son los países empobrecidos, aunque el impacto también se sentirá en muchas naciones ricas. Según los pronósticos de la UNCTAD, algunos destinos populares en Europa como Francia, Grecia, Italia, Portugal y España pueden perder miles de millones de dólares por la caída del turismo. El organismo pide a los países “una mayor protección social para evitar las peores dificultades económicas para las personas y las comunidades que dependen” del sector, especialmente para los trabajadores.