Con un máster en lingüística aplicada cursado en una de las mejores universidades de Australia, Ingrid Xie no esperaba terminar en una tienda de comestibles. Sin embargo, este es el trabajo que encontró cuando acabó sus estudios en la Universidad de Queensland en julio del año pasado. Xie hizo la carrera en China, donde estudió inglés a la sombra de las palmeras en la Universidad Tropical Oceánica de Hainan. Tras licenciarse, se marchó al extranjero porque pensó que así encontraría un trabajo mejor.
En Australia encontró trabajo en un supermercado coreano de Brisbane y en febrero decidió regresar a su ciudad natal, Kunming, en la provincia suroccidental de Yunnan, para buscar trabajo como profesora de inglés. Xie pronto descubrió que “muchos jóvenes chinos estudian en el extranjero y todos quieren lo mismo”. Cuenta que una amiga de la misma ciudad se presentó hace poco a una prueba de selección de profesores de inglés, junto con otras 100 personas. Su amiga no consiguió el puesto.
El desempleo juvenil en China alcanzó un máximo histórico en mayo por segundo mes consecutivo. Un 20,8% de los solicitantes de empleo de entre 16 y 24 años no han conseguido un trabajo (el doble que en 2019, antes de la pandemia). Xie tiene 26 años y no ha encontrado empleo en China desde que terminó los estudios superiores. “Me siento muy frustrada”, dice.
Muchos han compartido en redes fotos irónicas sobre sus escasas perspectivas laborales después de la graduación.
Un mercado cada vez más hostil
Casi 11,6 millones de estudiantes se han graduado en junio y se enfrentan a un mercado laboral cada vez más hostil. El problema de los jóvenes desempleados y demasiado cualificados para el mercado laboral es tan grave que han empezado a compararse con Kong Yiji, un personaje ficticio de un cuento de Lu Xun, uno de los grandes de la literatura china. Kong es un erudito convertido en mendigo que iba una taberna a beber y los lugareños se burlaban de él por considerar que era pretencioso.
Los medios de comunicación nacionales han criticado estos memes por catalogarlos de autocomplacientes. En marzo, un artículo de opinión en los medios estatales decía que los jóvenes “no están dispuestos a hacer trabajos que no cumplen con sus expectativas”.
La economía china sufre un desajuste entre los puestos de trabajo disponibles y las cualificaciones de los demandantes. Entre 2018 y 2021, el número de licenciados que se especializaron en deportes y educación aumentó más de un 20%, según Goldman Sachs. En 2021 el Gobierno prohibió repentinamente las clases particulares con ánimo de lucro, diezmando un sector que antes valía unos 140.000 millones de euros. Eso alivió la carga de deberes de los escolares, pero torpedeó los puestos de trabajo para jóvenes licenciados, como Xie, que antes habían considerado dar clases particulares como una forma de conseguir experiencia como docente.
El país también tiene problemas para cubrir puestos de trabajo en los lugares necesarios. Xie ha visto ofertas de empleo que exigen que el profesor trabaje en una escuela rural durante un año. “No me gusta [la idea de] enseñar en una zona rural, ya que es difícil sobrevivir en ese entorno, especialmente para las chicas”, apunta.
Eric Fish, autor de un libro sobre la generación del milenio china, afirma que el valor de un título académico en una universidad extranjera ha disminuido en el mercado laboral de China: “Algunos reclutadores piensan que los estudiantes pueden tener demasiadas expectativas o estar demasiado occidentalizados”.
El efecto de la pandemia
El Gobierno es consciente del problema. En abril publicó los detalles de un paquete de medidas diseñadas para estimular el mercado laboral, entre las que se incluyen subvenciones a las firmas que contraten a licenciados universitarios desempleados. El Gobierno quiere que las empresas públicas contraten a un millón de becarios en 2023, y se ha fijado el objetivo global de crear 12 millones de empleos urbanos este año, frente a los 11 millones de 2022.
Este año el Gobierno también ha eliminado el certificado de empleo y registro, un documento que se utilizó durante décadas para autorizar el traspaso de un licenciado de una universidad a un empleador.
El Ministerio de Recursos Humanos y Seguridad Social anunció el 12 de mayo que el certificado era un trámite del pasado que había dejado de tener sentido y que su anulación “facilitaría la búsqueda de empleo a los licenciados universitarios”.
China no es el único país que lucha por equilibrar su economía tras el azote de la pandemia de COVID-19. Analistas de Goldman Sachs también han señalado que en 2021 el desempleo juvenil en varios países europeos superó el 20%, mientras que en Estados Unidos rozó el 10%.
Xie explica que la falta de oportunidades empuja a los jóvenes a aceptar cualquier trabajo, independientemente de que les resulte interesante o no: “A los 25 años ni siquiera sabes lo que quieres hacer”. Por ahora, se resigna a pasar mucho tiempo con sus padres y a cuidar de su gato, Shrimp: “Busco un trabajo que me permita conciliar mi vida personal y tener tiempo para mí, pero no consigo encontrarlo”.
Chi Hui Lin ha colaborado en este artículo.
Traducción de Emma Reverter.