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Adiós a la Teoría de la Evolución: cómo está cambiando la educación en Turquía

Kareem Shaheen y Gözde Hatunoglu

Estambul —

Después de 25 años en la enseñanza, Ayse Kazanci ha decidido prejubilarse.

Esta profesora de ciencias sociales, que ha solicitado usar un pseudónimo para evitar problemas con el gobierno, lleva tiempo enfrentándose a dificultades por su activismo, por unirse a las huelgas del sindicato de profesores y por defender causas de izquierdas y del pueblo kurdo. Tras el fallido golpe de Estado del año pasado en Turquía, Ayse está siendo investigada.

Pero la introducción de cambios en el currículum escolar de todo el país ha sido la gota que ha colmado el vaso.

Cuando los niños vuelvan a la escuela tras las vacaciones de verano se encontrarán con que la introducción a la Teoría de la Evolución ha desaparecido de los libros de texto de biología.

El tiempo dedicado a la enseñanza de las ideas seculares apoyadas por el fundador del país, Mustafa Kemal Atatürk, ha sido drásticamente reducido, y las escuelas públicas enseñarán a partir de ahora el concepto de yihad. Un intento, según el gobierno, de contrarrestar el uso de la religión para justificar la violencia, pero que ha suscitado una amplia oposición entre los sectores seculares.

“El gobierno tiene una intención oculta con la educación porque influenciar las mentes de la juventud es de la mayor importancia para ellos”, explica Kazanci. “Los cambios [en el currículum] son ideológicos, no científicos ni académicos. Manipular la historia y evitar la Teoría de la Evolución no es bueno para los niños”.

Represalias tras el golpe de Estado fallido

En una Turquía polarizada a raíz del traumático intento de golpe de Estado con el que todavía tiene que reconciliarse, la educación se ha convertido en un campo de batalla clave. La división en el país se ha visto exacerbada un año después del golpe, con purgas a gran escala entre los sospechosos de conspiración, además de entre disidentes, y un polémico referéndum que ha dotado al primer ministro, Recep Tayyip Erdogan, de más poder antes de las elecciones de 2019. Alrededor de 33.000 maestros han sido despedidos como parte de medidas drásticas tomadas por el gobierno.

La disputa entre seculares y conservadores para tomar las riendas del futuro de la sociedad es tan sólo una de las muchas divisiones presentes hoy en día en Turquía.

Los opositores a los cambios en el currículum escolar argumentan que van en contra de los valores fundacionales de la república secular de Atatürk y constituyen un intento de inculcar valores religiosos del islam suní en la juventud. El gobierno insiste en que los cambios son necesarios para preparar a la población estudiantil turca para un futuro laboral competitivo.

“Somos moderados”, dijo Ismet Yilmaz, el ministro de Educación, en una conferencia de prensa reciente para presentar y defender las reformas educativas. “Queremos un sistema educativo de calidad y que nos permita mirar hacia adelante”.

La eliminación de la teoría evolutiva del currículum escolar es uno de los cambios más polémicos. Las autoridades educativas sostienen que la asignatura era demasiado complicada para los estudiantes y que por ello se dejaría para la universidad“.

Numan Kurtulmus, vicepresidente del gobierno, ha descrito la Teoría de la Evolución como arcaica y con falta de evidencia. El concepto de la evolución es poco aceptado entre los clérigos musulmanes más convencionales de Oriente Medio; para ellos la evolución contradice la historia de la creación expuesta en las escrituras sagradas, según las cuales Dios dio vida al primer hombre.

Se ha añadido al currículum de las clases de religión el concepto de yihad, junto a otros principios del islam como el rezo, el ayuno, y el peregrinaje a la Meca. La intención, dicen los funcionarios, es hacerse con el control de la palabra, que significa “esfuerzo”, y enfatiza la naturaleza pacífica del islam, para que así los estudiantes no vean el concepto de yihad como violento.

“Lo enseñaremos de la manera correcta”, dijo Yilmaz. “El islam es la religión de la paz”.

El intento de golpe de Estado de julio, que en Turquía se cree que fue orquestado por los seguidores de Fethullah Gülen, un predicador exiliado en Estados Unidos, también será enseñado en la escuela, y cómo fue frenado por la gente que salió a protestar a las calles. Sin embargo, el legado del golpe sigue generando tensiones por los juicios a los supuestos conspiradores.

Un educación cada vez más religiosa

Yilmaz asegura que los cambios están basados en una amplia consulta pública en la que la ciudadanía y la comunidad educativa tuvieron un papel clave. Además, las medidas vienen de la mano de un aumento en el número de escuelas Imam Hatip, fundadas en los primeros días de la república para formar a predicadores e imames.

Gaye Usluer, una diputada del Partido Popular Republicano (CHP), de la oposición, y miembro del comité de educación del parlamento, afirma que actualmente en Turquía hay una escuela Imam Hatip por cada 5.000 personas, cuando hace unos años era de una por cada 50.000.

“La intención detrás del nuevo currículum es ideológica y el problema con la Teoría de la Evolución también es ideológico”, sostiene. “Quieren educar una generación que sea lo más afín posible a sus ideales ideológicos”.

El ministro de Educación defendió la decisión del gobierno de retirar la Teoría de la Evolución del currículum, alegando que temas como la mutación genética seguirán siendo impartidos en la escuela. El currículum también incentiva los aportes de científicos musulmanes como Avicena, argumentó Yilmaz.

Pero la diputada de la oposición, Usluer, sostiene que los cambios son tan sólo un paso hacia una transformación indiscriminada de la sociedad que tiene como objetivo crear una generación leal.

La debilitación de los valores seculares, el creciente énfasis en la religión y la moral, y el deterioro de las disciplinas científicas ejemplificado en la exclusión del currículum de la evolución son para Usluer un intento de centrar las bases de la educación religiosa en el islam suní.

“Los valores que van a enseñar no son valores universales”, sostiene Usluer. “Quieren imponer sus propias ideologías en los niños. Erdogan dijo que quería una generación devota y religiosa, y estos cambios han sido ideados para cumplir este deseo”.