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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

La pasividad de los testigos ante la agresión a una mujer remueve conciencias en China

The Guardian

Tom Phillips (Pekín) —

El presunto autor de la agresión brutal a una mujer en un hotel de Pekín que ha indignado a China ha sido arrestado en una ciudad a más de 750 kilómetros de la capital china. La Policía cree que el hombre, de 24 años e identificado sólo como Li, fue responsable del asalto el pasado 3 de abril a una clienta de un hotel. Las cámaras de seguridad grabaron los hechos, y las imágenes se han vuelto virales después de que la víctima los publicase en una web.

Más de 6,5 millones de personas han visto ya el vídeo, que ha provocado indignación por cómo, durante más de tres minutos, nadie ayuda a la mujer. El atacante acabó huyendo después de que interviniese una testigo.

Este viernes por la mañana, los medios chinos han informado de que el sospechoso fue detenido la noche anterior en la ciudad de Xuchang, en la provincia de Henan. China Radio Internacional ha explicado que el agresor se acercó a la mujer cuando intentaba entrar en su habitación del hotel e “intentó arrastrarla de forma violenta hacia el pasillo”.

En una publicación online difundida este martes, la víctima, cuyo nombre de usuaria online es Wanwan, asegura que las personas que pasaban por ahí y el personal del hotel no hicieron nada mientras el hombre la golpeaba y la arrastraba. “Yo pedía ayuda a un limpiador y le decía: 'No lo conozco, ni siquiera sabe mi nombre', pero no lo alejó”, relata la mujer según The Washington Post. En declaraciones a la televisión china CCTV, Wanwan pidió este jueves: “Si alguien ve un acto de violencia en la calle, por favor, que no mire hacia otro lado”.

El ataque ha provocado un ferviente debate sobre la violencia contra las mujeres y sobre por qué en China los testigos de sucesos violentos evitan tan a menudo intervenir. En un conocido caso de 2011, las cámaras de vigilancia captaron el momento en el que una furgoneta atropelló a una niña de dos años y los testigos la ignoraron mientras permanecía sobre la calzada, desangrándose y muriéndose.

La conocida activista feminista Li Tingting cuenta que estuvo en una pequeña protesta a las puertas del hotel en el que tuvo lugar la agresión, con el fin de convertir la indignación online en acción. Se reunieron frente al hotel, en el Distrito Artístico 798 de Pekín, con pancartas que decían “¿Quién se responsabilizará de la seguridad de las mujeres?” o “Las mujeres necesitan espacios públicos seguros”.

“Como mujer, podía sentir lo que sintió la mujer en ese momento. Podía sentir también su indefensión”, cuenta Li a the Guardian. “Había mucha gente a su alrededor, pero nadie le ofreció ayuda. Creo que este episodio ha creado una sensación de inseguridad colectiva”.

Los colectivos de defensa de los derechos de las mujeres elogiaron a Pekín por aprobar una nueva ley contra la violencia doméstica en diciembre de 2015. Sus críticos señalan que la norma, que no cubre a las parejas del mismo sexo ni la violencia sexual, no llega suficientemente lejos.

Li Tingting afirma que el apoyo generalizado a la víctima de la agresión del hotel indica una mayor concienciación sobre los derechos de las mujeres. “Creo que las mujeres chinas son cada vez más conscientes de que, en casos de acoso sexual o violación, no es aceptable decir que pasó porque la mujer no se comportó adecuadamente o llevaba poca ropa”, explica. Añade que tampoco es ya aceptable que la sociedad espere que las mujeres sean responsables de su propia seguridad: “No todos pueden ser expertos en kung fu”.

Las activistas feministas sufren más presión por parte de las fuerzas de seguridad chinas desde que Xi Jinping llegó a la presidencia en 2013 y lanzó una ofensiva contra los colectivos de la sociedad civil. Li Tingting, que utiliza el apodo Li Maizi, fue una de las cinco activistas detenidas por la Policía durante más de un mes en marzo de 2015 por planear una protesta a pequeña escala contra el acoso sexual.

En 2015, las autoridades ilegalizaron las conmemoraciones públicas del 20 aniversario de la Cuarta Conferencia de la ONU sobre la Mujer en Pekín, en la que Hillary Clinton pronunció su famosa frase: “Los derechos humanos son los derechos de las mujeres y los derechos de las mujeres son los derechos humanos”. Clinton denunció después la “descarada” persecución de Xi a las feministas chinas.

Con información de Christy Yao

Traducción de Jaime Sevilla Lorenzo