El último truco de la NRA: comprar armas para defenderse de la violencia machista
Las armas de fuego son aparentemente una cuestión feminista en EEUU. Tanto los defensores de la Segunda Enmienda de la Constitución, que establece el derecho a poseer y portar armas, como los fabricantes de armas están aprovechando el movimiento a favor de la igualdad de las mujeres, e incluso el #MeToo, para vender su producto y oponerse al control de armas.
Al mismo tiempo, en los últimos meses proliferan en las redes sociales mensajes que se han hecho virales de mujeres con armas, con la intención de usar el feminismo como bandera.
Una graduada de 22 años de la Universidad Estatal de Kent, Kaitlin Marie, protagonizó titulares en los medios de comunicación tras subir a una red social fotografías de su graduación en las que sostiene un rifle semiautomático. Marie escribió el siguiente mensaje: “Como mujer, me niego a ser una víctima y la Segunda Enmienda evita que tenga que serlo”.
Brenna Spencer tuiteó en abril una fotografía de graduación que se convirtió en viral. En la imagen luce una camiseta “Mujeres a favor de Trump” y lleva un arma en los vaqueros. Tras el tuit de Spencer, otras mujeres compartieron fotografías de ellas con armas, a menudo acompañadas de comentarios sobre por qué las armas empoderan a las mujeres. Algunos hombres conservadores mostraron su apoyo. “Así es el VERDADERO feminismo. Fuertes, inteligentes, seguras de sí mismas y armadas”, tuiteó Charlie Kirk, un conocido analista de derechas en respuesta al tuit de Spencer.
Luego está la analista ultraconservadora Tomi Lahren, que no hace mucho subió una foto de ella en Instagram en la que lucía pantalones de yoga con un arma en la cintura. “Chicas, probablemente el tipo que os ataque será más corpulento, más fuerte y más rápido y es por este motivo que necesitáis @alexoathletica para vuestras armas”, escribió.
El post era una estrategia publicitaria de Alexo Athletica, una marca de ropa deportiva pensada para llevar armas. La página web de la compañía lo explica así: “Si bien las grandes marcas de ropa deportiva evitan promover el derecho contemplado en la Segunda Enmienda, Alexo nunca dejará de apoyar el derecho de las mujeres a elegir cómo defenderse”.
Gran parte de este mensaje está en la línea del discurso de la Asociación Nacional del Rifle (NRA), que afirma que las armas empoderan a las mujeres. Tras la masacre de Orlando en 2016, la portavoz de la NRA, Dana Loesch, afirmó que las voces que pedían prohibir el rifle AR-15 eran un “grito de guerra contra las mujeres”. Según Loesch, precisamente porque el AR-15 es el fusil más popular entre las mujeres, en realidad se estaba hablando de “desarmarlas”.
Después de la matanza este año en una escuela de Parkland, en Florida, Loesch volvió a defender la necesidad de tener y portar armas y señaló que dar armas a las mujeres permite que se defiendan de una posible agresión sexual.
Presentar el derecho a tener y portar armas como un asunto feminista parece un discurso hipócrita y oportunista cuando son muchos los estudios que demuestran que las mujeres tienen más probabilidades de morir por un arma que de ser salvadas por ella. Como escribió Jessica Valenti: “La Asociación Nacional del Rifle quiere que nos creamos que las armas protegen a los más vulnerables cuando en realidad matan al más vulnerable”.
Sin embargo, sería una equivocación ignorar una realidad: el hecho de que un número cada vez mayor de mujeres perciben el arma como algo que les da poder. Las mujeres son el grupo demográfico comprador de armas que aumenta más rápidamente.
Según un estudio de la Universidad de Harvard y de la Universidad de Northeastern, la posesión de armas de fuego entre los hombres estadounidenses bajó del 42% en 1994 al 32% en 2015, mientras que por parte de las mujeres aumentó del 9% al 12%.
Deb Ferns, que dirige una academia para formar a las mujeres en el manejo de armas de fuego, Babes with Bullets (chicas con balas), cree que cada vez son más las mujeres que compran armas debido a que cada vez hay más mujeres solteras y profesionales que quieren un arma para protegerse. “Cuando fundamos la academia en 2004, la mayoría de alumnas eran mujeres que querían practicar tiro deportivo”, recuerda, “y generalmente porque era algo que interesaba a sus maridos”.
Fue en 2011 cuando hubo un cambio definitivo. La academia empezó a atraer a mujeres más jóvenes que vivían solas y querían un arma para protegerse.
Según una encuesta del Pew Research Center en 2017, las mujeres son más propensas que los hombres a decir que la única razón por la que poseen un arma es para protegerse. Mientras que el 27% de las mujeres afirma que la protección es la única razón por la que poseen un arma, sólo el 8% de los hombres hace la misma afirmación.
Muchas mujeres que tienen armas y lo hacen para defenderse pasaron por una experiencia que las llevó a comprarlas. Dion, una profesional de 35 años de California, por ejemplo, explica que compró un arma a los 27 años después de que alguien tratara de asaltarla. “Fue entonces cuando decidí que tenía que empoderarme”, explica: “Tener un arma me hace sentir más segura. Creo que me sitúa en pie de igualdad” (respeto a posibles atacantes).
Shayna Lopez-Rivas, una joven de 23 años que recientemente se graduó en la Universidad Estatal de Florida, también se compró un arma tras ser agredida. Creció en un hogar contrario a la posesión de armas y siempre tuvo una visión negativa de ellas hasta que en 2014 fue violada en el campus.
“Yo tenía spray de pimienta, él, un cuchillo”, explica. “No fui lo suficientemente rápida o fuerte”.
La primera vez que cogió un arma, López-Rivas sintió que tenía poder. “Si bien las mujeres son iguales a los hombres en todos los demás aspectos, la verdad es que en un sentido biológico no somos iguales. Son más corpulentos, más rápidos y más fuertes. Necesitamos tener algo que nos permita estar en igualdad de condiciones. Y para mí ese algo es un arma”.
Es importante escuchar a mujeres que, como Lopez-Rivas, consideran que un arma les da poder. Es imprescindible no obviar cómo lo sienten. También es crucial impedir que los defensores de las armas utilicen el pretexto de la defensa de los derechos de las mujeres para vender más armas. Si bien un arma puede dar poder a una mujer, también es cierto que puede matar a muchas más.
Traducido por Emma Reverter