Boris Johnson rompió las leyes del confinamiento, parece creer que las reglas no se aplican a él y está creando una atmósfera de desconfianza en la política que amenaza el futuro democrático de Reino Unido a largo plazo, ha dicho el exprimer ministro 'tory' John Major.
En un feroz y amplio ataque, Major ha dicho que Johnson había enviado regularmente a sus ministros a “defender lo indefendible”, considerando la verdad como “opcional” y que estaba empañando gravemente la reputación de Reino Unido en el extranjero con una “diplomacia de megáfono” de estilo populista.
Apenas sin disimularlo, el exprimer ministro conservador también ha lanzado un reto a los diputados tories para que destituyeran a Johnson, diciendo que el parlamento “tiene el deber” de actuar ante las amenazas a la confianza y a las instituciones.
En un discurso pronunciado en Londres, Major ha condenado a Johnson por sus políticas, entre las que se incluyen los intentos de limitar el derecho a la protesta y las propuestas de criminalizar a los refugiados y solicitantes de asilo, calificando estas últimas de “castigo sin compasión”.
“Excusas descaradas”
Vinculando directamente a Johnson con personajes como Donald Trump, Major ha advertido que la democracia “no es un capricho pasajero” y que solo puede mantenerse a través de la confianza pública y de gobiernos que defiendan los valores comunes.
“Nuestra democracia es una estructura frágil, no es una fortaleza impenetrable. Puede caer si nadie desafía lo que está mal, o no lucha por lo que está bien”, ha dicho.
En, quizás, la parte más llamativa del discurso, Major ha dicho abiertamente que creía que Johnson y su equipo habían infringido la ley con las fiestas en Downing Street durante las restricciones por la pandemia. El exmandatario ha añadido que la respuesta a esto había dejado al Gobierno con un aspecto “claramente sospechoso”.
“En el número 10, el primer ministro y los funcionarios infringieron las leyes del confinamiento”, ha dicho Major. “Se inventaron excusas descaradas. Día tras día se pidió al público que creyera lo increíble. Se envió a los ministros a defender lo indefendible, haciéndose pasar por ingenuos o tontos”.
“Ningún gobierno puede funcionar correctamente si cada una de sus palabras es tratada con desconfianza... La falta de confianza en la parte elegida de nuestra democracia no puede ignorarse. El Parlamento tiene el deber de corregirlo. Si no lo hace, y se pierde la confianza en casa, nuestra política está rota”.
“La verdad ha sido opcional”
En otro apartado llamativo, Major, primer ministro de 1990 a 1997, ha dicho que Johnson parecía despreciar las normas ministeriales, señalando ejemplos como la decisión del primer ministro de rechazar un informe sobre la conducta de la ministra del Interior, Priti Patel, y su intento chapucero de salvar a Owen Paterson de un castigo por ejercer lobbying de manera ilícita.
“Puede ser posible encontrar excusas para cada uno de estos errores -y otros- pero todos ellos, en conjunto, cuentan una historia diferente”, ha dicho Major. “El primer ministro y nuestro actual Gobierno no solo desafían la ley, sino que parecen creer que ellos y solo ellos no necesitan obedecer las reglas, tradiciones, convenciones -llámenlas como quieran- de la vida pública.
“La acusación de que hay una ley para el Gobierno y otra para todos los demás es políticamente mortal, y ha hecho mella”.
Tales acciones tienen un efecto corrosivo a largo plazo, ha dicho Major, citando repetidamente la necesidad de apertura y honestidad. “Cuando los gobiernos se quedan cortos, la franqueza es el mejor medio para conseguir apoyo”, ha dicho. “Pero esa franqueza debe ser ofrecida libremente, no arrastrada bajo los focos de las investigaciones. Si no es sincera y convincente, la pérdida de confianza del público puede ser rápida e implacable.
“Lo hemos visto en las últimas semanas. La confianza en la política está en su punto más bajo, erosionada por un comportamiento insensato, que deja una sensación de malestar sobre cómo se está llevando a cabo nuestra política. Con demasiada frecuencia, los ministros han sido evasivos y la verdad ha sido opcional.
“Cuando los ministros responden a preguntas legítimas con frases preparadas de antemano, con medias verdades, con evasivas o con exageraciones salvajes, entonces el respeto por el gobierno y la política muere un poco más.
“Las respuestas engañosas a las preguntas invitan a la desilusión. Las mentiras descaradas generan desprecio. En nuestra democracia podemos decir la verdad al poder. Pero, para que la democracia sea respetada, el poder también debe decir la verdad al pueblo y, sin embargo, en los últimos años no lo han hecho”.
Reputación “destrozada”
En otras críticas, Major ha condenado lo que calificó como “diplomacia de megáfono” de estilo populista y la falta de honestidad del Gobierno.
“Si se pierde la confianza en nuestra palabra en el extranjero, puede que ya no seamos capaces de trabajar eficazmente con amigos y socios en beneficio mutuo, o incluso en materia de seguridad”, ha dicho. “Debemos ser precavidos. Incluso un vistazo casual a los comentarios en el extranjero muestra que nuestra reputación está siendo destrozada. Una nación que pierde amigos y aliados se convierte en una nación más débil”.
En cuanto a las críticas específicas, Major ha condenado el recorte de la ayuda internacional y los intentos de crear lo que denominó “un poder judicial complaciente”.
También ha criticado las propuestas para poner fin a las protestas disruptivas, calificándolas de inviables y que podrían alienar a la población, así como las medidas para despojar de la ciudadanía británica a los ciudadanos con doble nacionalidad, sin previo aviso ni recurso.
En cuanto al asilo, ha pedido que se reconsideren los planes para convertir en delito las travesías ilícitas por el canal de la Mancha: “¿Puede ser realmente un delito estar asustado, sin hogar, desesperado, indigente, huyendo de la persecución, la guerra, el hambre o las dificultades; y cruzar medio mundo a pie y en aguas peligrosas en un barco inseguro, con la esperanza de encontrar una vida mejor?”.
Traducción de Lara Lema