En los últimos diez años, al menos el 80% de las personas que han sido atacadas con pistolas a manos del Nuevo Ira y de otros grupos terroristas republicanos de Irlanda del Norte eran católicos y nacionalistas. Un estudio sobre la violencia en la disidencia republicana ha detectado que desde 2007 la línea del grupo paramilitar contrario al Acuerdo de Viernes Santo ha matado o herido a más personas pertenecientes a las comunidades que dicen representar que a policías, soldados o personal de servicios de inteligencia.
Los resultados del estudio, según un análisis de tentativas y disparos mortales realizado para el publicación académica Terrorism and Political Violence, muestra que el 77% de las 175 personas que han sido asesinadas o atacadas por disidentes republicanos armados eran católicos.
La investigación, que empezó en 2007 cuando Sinn Féin acordó apoyar al servicio de policía de Irlanda del Norte (PSNI) como parte del acuerdo para restaurar el poder, se extiende hasta finales de 2015, cuando todas las personas atacadas por el Nuevo IRA y soldados irlandeses –Óglaigh na hÉireann en el texto original– fueron civiles católicos.
Como contraste, solo un 15% de las víctimas han sido agentes de policía entre 2007 y 2015. En el mismo periodo tan solo fueron atacados un 0,5% de soldados británicos según la lista de bajas analizadas.
Los civiles católicos han sufrido el mismo número de ataques explosivos que los agentes de policía por parte de los disidentes republicanos. Ambos grupos, analizados por los expertos en terrorismo John F. Morrison y John Horgan, representan el 40% de las víctimas heridas en ataques con bomba, granadas o misiles.
Morrison, profesor de Criminología y Justicia Criminal en la Universidad de East London, cree que “lo que muestra claramente la investigación es que, mientras los disidentes republicanos se definen a sí mismos como la lucha contra la ocupación británica, la mayor parte de su violencia afecta directamente a población civil”. Dice además que “esas víctimas civiles pertenecen en su mayoría a las comunidades católicas y nacionalistas que ellos dicen representar y proteger”.
Otra de las cuestiones que ha aclarado Morrison es por qué hubo tantos disparos y ataques con granadas sobre católicos por parte de los grupos disidentes. “Lo que ellos quieren conseguir es el poder. A través de sus acciones y sus declaraciones, tratan de hacer creer que tanto Sinn Féin como la policía han abandonado la protección de esas comunidades”, explica. “Están totalmente convencidos de que la policía no protege y no puede proteger a estas comunidades contra el azote de las drogas. También aseguran que el PSNI, para ellos el ”servicio de policía británico“, no tiene ”derecho legítimo para protegerles“.
Una de las últimas víctimas mortales por disparo fue Michael McGibbon, un hombre de 33 años y padre de cuatro hijos. McGibbon fue asesinado el 15 de abril a manos del Nuevo IRA, que disparó al conductor de taxi en la puerta de su casa en el distrito republicano de Ardoyne, al norte de Belfast. La víctima falleció un día después.
Ordenaron eliminar a McGibbon como castigo por algo que le dijo al parecer a una mujer vinculada al grupo disidente. Murió desangrado delante de su mujer, una enfermera, que trató en vano salvar a su esposo.
En la misma semana el Nuevo IRA también disparó e hirió a un hombre en Derry que debía comparecer en el juzgado por un supuesto delito relacionado con las drogas.
Traducido por Cristina Armunia Berges