Donald Trump sería un idiota “iluso” si finalmente lanza una guerra comercial contra China, según un periódico controlado por el Partido Comunista. Durante la reñida carrera hacia la Casa Blanca, Trump atacó verbalmente en varias ocasiones a China, prometiendo penalizar a Pekín con aranceles “defensivos” del 45% sobre las importaciones chinas, y también con declarar oficialmente al país manipulador de la moneda.
“Cuando vean esto, detendrán el fraude”, dijo el multimillonario republicano en un mitin en agosto. También ha acusado a Pekín de perpetrar “el mayor robo de la historia mundial”.
El lunes, el Global Times advirtió de que tales medidas serían un grave error. “Si Trump destruye el comercio entre China y EEUU, numerosas industrias estadounidenses se verán perjudicadas. El nuevo presidente será condenado por su imprudencia, ignorancia e incompetencia”, aseguraba el periódico en un editorial.
El Global Times aseguró que cualquier arancel nuevo desencadenaría “contramedidas” inmediatas y una “postura de ojo por ojo” desde Pekín. “Un lote de pedidos de Boeing será reemplazado por Airbus. Las ventas de coches estadounidenses y de iPhones sufrirán un revés, y las importaciones de soja y maíz se interrumpirán. China también puede limitar el número de estudiantes cursando estudios en Estados Unidos”, apunta.
“Ponerle las cosas difíciles a China políticamente no le hará ningún bien”, alerta el rotativo. El ministro de Exteriores del país ha utilizado un lenguaje más diplomático: “Creo que cualquier político estadounidense, si antepone los intereses de la gente, adoptará una política que favorezca a la economía y a la cooperación comercial entre China y Estados Unidos”, dijo Lu Kang a los periodistas la semana pasada.
El editorial fue impreso horas después de que Trump hablase con el presidente chino Xi Jinping. El equipo del presidente electo dijo que Trump dio las gracias a Xi por sus buenos deseos y por las felicitaciones tras su victoria.
“Durante la llamada, los líderes han declarado una clara sensación de respeto mutuo. El presidente electo cree que los dos líderes tendrán relaciones más fuertes para que ambos países sigan avanzando”, continuaba.
Sin embargo, los expertos aseguran que las autoridades de Pekín siguen tratando de desentrañar qué significará una presidencia de Donald Trump para las relaciones entre las dos mayores economías del mundo. Según sus apuestas, ven poco probable que Trump vaya a seguir las promesas más radicales que hizo durante su campaña como la imposición de aranceles del 45% sobre la “fraudulenta China”.
Paul Haenle, un antiguo diplomático estadounidense director del centro Carnegie-Tsinghua en Pekín aseguró: “La mejor lección que pueden extraer de nuestras campañas presidenciales de los últimos años es que él será más realista y pragmático una vez que ocupe la posición de gobierno. Esto es lo que se espera de Trump”.
El especialista avisó de que la introducción de medidas proteccionistas “produciría fricción” de manera inmediata en los lazos ya tensos que mantienen los dos países. Además, también perjudicaría a la propia economía estadounidense.
“Si sigue adelante con medidas arancelarias del 45% creo que dañará nuestros propios intereses y tendremos consecuencias que dañen a nuestras propias compañías y economías. Esto no será efectivo. No logrará lo que quiere. Desde este punto de vista va a tener que moderar su retórica y poner en común políticas concretas realistas”.
Jorge Guajardo, exembajador mexicano en China, coincide en que Trump puede moderar muchas de sus osadas promesas electorales cuando llegue al Despacho Oval. “Ahora está en una situación complicada. Tiene que cumplir lo prometido. No es lo mismo que hacer campaña”, apunta.
Guajardo también asegura que las fanfarronadas de Trump serían remplazadas rápidamente por diálogo más realista cuando se dé cuenta de que necesita un serio compromiso en asuntos clave como el acuerdo climático de París, Corea del Norte y los vínculos comerciales.
Los intentos de llegar a un acuerdo entre Trump y Xi pronto se pondrán en marcha. Seguramente se reúnan en los primeros compases de su presidencia, sostiene Guajardo. “Él es un negociador y nadie negocia más que China”.
Traducido por Cristina Armunia Berges