Después de que se declarara el estado de emergencia en Flint, un pueblo situado en el estado de Michigan cuya agua presentaba peligrosos niveles de plomo, The Guardian decidió investigar cómo se analiza la calidad del agua en otras ciudades de Estados Unidos. Este trabajo de investigación revela que al menos 33 ciudades de 17 estados del país han hecho “trampa” al analizar el agua y han permitido que se siguiera consumiendo agua que presentaba niveles no permitidos de plomo.
De estas ciudades, 21 utilizan los mismos métodos que Flint. Tres funcionarios que trabajaban en esta localidad tendrán que rendir cuentas ante la justicia por su implicación en uno de los peores escándalos de salud pública de la historia de Estados Unidos.
La crisis que sacudió Flint es un caso extremo: con el objetivo de reducir costes, las autoridades públicas decidieron desconectarse del sistema de agua de Detroit y eligieron el río Flint, con altos niveles de contaminación, como nueva fuente de suministro. Los métodos deficientes de análisis y la falta de reacción ante la emergencia sanitaria no hicieron más que agravar la crisis. La investigación de The Guardian revela que ciudades como Chicago, Boston, Filadelfia, Detroit y Milwaukee utilizaron unos métodos muy parecidos.
El jueves, el bufete de abogados Hagens Berman presentó una demanda contra la ciudad de Filadelfia, indicando que el departamento de recursos hídricos de la ciudad “escondió durante un tiempo” la contaminación con plomo y que la ciudad no analiza los niveles de plomo en las casas que presentan un elevado riesgo de contaminación.
The Guardian ha tenido acceso a miles de documentos que detallan algunas prácticas llevadas a cabo en la última década y que muestran que pese a las advertencias de los supervisores y de los expertos, los departamentos de recursos hídricos de al menos 33 ciudades utilizaron métodos que infravaloraron el peligro del plomo hallado en el agua potable.
Por otro lado, los funcionarios de dos grandes ciudades, Filadelfia y Chicago, pidieron a sus subordinados que llevaran a cabo pruebas en sus hogares a fin de determinar la seguridad del agua. Dos estados, Michigan y New Hampshire, aconsejaron a sus departamentos de recursos hídricos que se dieran tiempo adicional para completar los análisis ya que de esa manera, si la contaminación por plomo sobrepasaba los límites fijados por el gobierno, los funcionarios podían volver a tomar muestras y descartar los resultados con altos niveles de plomo.
Tres altos cargos implicados
Algunas ciudades aseguraron desconocer la ubicación exacta de las tuberías con plomo, no tomaron la cantidad de muestras obligatorias o se negaron a proporcionar mapas de tuberías de plomo, indicando que representaba un riesgo para la seguridad. La crisis estalló en Flint porque las autoridades públicas no fueron capaces de tratar el agua potable, que presentaba niveles muy elevados de plomo. Se han presentado cargos contra tres funcionarios del gobierno: Mike Glasgow, Stephen Busch y Mike Prysby.
Marc Edwards, el científico que destapó el escándalo de Flint, indica que los análisis de algunas de las principales ciudades de Estados Unidos es un “ultraje”. “Cuando toman muestras de agua para cumplir con las directrices de la Agencia de Protección Ambiental, utilizan trucos para que los niveles de plomo parezcan más bajos, incluso cuando son conscientes de que están envenenando a los niños que beben agua del grifo”, indica Edwards, un científico de Virginia Tech: “Es obvio que las trampas y el laxo cumplimiento de la ley están provocando un daño innecesario a los niños del país”.
“Si no podemos confiar en ellos para que mantengan a nuestros hijos lejos del agua envenenada con plomo ¿Qué demonios les podemos confiar? ¿Quién está a salvo?”, se pregunta.
Durante 25 años, la Agencia de Protección Ambiental ha solicitado a los servicios de agua que cada tres años analicen la calidad del agua de un pequeño grupo de hogares con el objetivo de conocer los niveles de plomo. Por lo general, los departamentos de recursos hídricos de las ciudades piden a los residentes que recojan ellos mismos estas muestras. Sin embargo, las instrucciones que reciben los residentes, y también los hogares que se eligen, tienen una enorme influencia sobre el resultado.
Entre los métodos de prueba que permiten ocultar los niveles reales de plomo se incluye la posibilidad de pedir a los residentes que dejen correr el agua antes de tomar las muestras; lo que se conoce como “predescarga”. También pueden sacar los filtros del grifo; los llamados “aireadores” y llenar los frascos de muestra de forma más lenta de lo normal. En febrero, la Agencia de Protección Ambiental volvió a indicar que estos métodos van en contra de sus directrices y las demandas que se han presentado contra los funcionarios de Flint también demuestran que pueden constituir un delito.
La orden de arresto contra Glasgow, Busch y Prysby señala que los hombres “manipularon las muestras de agua recabadas ya que pidieron a los residentes que ”predescargaran“ los grifos y dejaran correr el agua durante cinco minutos la noche anterior a que tomaran las muestras de agua, y a pesar de ser obligatorio, no tomaron muestras de agua en las zonas de Flint clasificadas en la categoría 1”.
La estrategia de la “predescarga”, que limpia momentáneamente el plomo de las tuberías residenciales, se utiliza en muchas ciudades del país. En los últimos ciclos de pruebas, la han seguido las ciudades de Filadelfia (Pensilvania), Milwaukee (Wisconsin), y Búfalo (en Nueva York).
Se distorsionaron los análisis
La Agencia de Protección Ambiental viene advirtiendo desde 2008 de que las predescargas representan un problema y que van en contra de la intención de la normativa; detectar niveles peligrosos de plomo en el agua. Pese a ello, la agencia federal no logró mantener a raya a las agencias de los estados, que no dudaron en utilizar esta trampa durante años, como por ejemplo, los departamentos de salud de Maine y de Rhode Island.
Los resultados todavía se distorsionan más si se quitan los “aireadores”; los pequeños filtros de metal situados en el extremo del grifo. Estos filtros pueden acumular partículas de plomo, con lo cual empeoran los resultados del análisis. La EPA viene desaconsejando quitar los aireadores desde 2006, cuando se supo que en la ciudad de Durham, situada en Carolina del Norte, el departamento de recursos hídricos no había podido detectar que el agua estaba contaminada con plomo en parte porque sistemáticamente quitaban los filtros de los grifos.
Filadelfia, que se considera la ciudad del país con los peores protocolos de análisis de agua, pedía a los residentes que “descargaran” las tuberías, quitaran los aireadores de los grifos y que vertieran el agua lo más lentamente que fuera posible en el frasco de muestra. La Agencia ha desaconsejado todas estas prácticas por considerar que pueden llevar a engaño.
Los documentos muestran que en algunos casos las autoridades públicas no analizaron el agua de las casas más problemáticas con el propósito de ocultar los peligrosos niveles de contaminación por plomo. En el estado de Michigan, un funcionario del Departamento de Calidad Medioambiental le pidió al director del departamento de recursos hídricos de un suburbio de Detroit que hiciera desaparecer una muestra con altos niveles de plomo. Le sugirió que volviera a tomar muestras: “Te recomendaría al menos cinco muestras más”, indicó Adam Rosenthal en un correo electrónico de 2008.
New Hampshire dio un consejo similar a los funcionarios responsables del servicio de suministro de agua y recomendó a los departamentos de recursos hídricos que hicieran la prueba tan pronto como fuera posible para tener más margen de tiempo y poderla repetir si los primeros análisis mostraban niveles demasiados altos de plomo.
El departamento de servicios medioambientales de New Hampshire aconsejaba “tomar muestras de agua cuando empieza el periodo de cumplimiento para tener margen de tiempo suficiente si es necesario recoger una segunda muestra”.
Miles de niños tendrán problemas de desarrollo
Se cree que miles de niños de Flint tendrán problemas de desarrollo. La Guardia Nacional de Estados Unidos se hizo cargo de la situación en enero y desde entonces ha distribuido cientos de miles de botellas de agua en la localidad. Barack Obama ha indicado que la crisis de Flint es “un desastre causado por el hombre” y un síntoma de la negligencia urbana que padecen las comunidades pobres y predominantemente afroamericanas del país.
Desde que se declarara el estado de emergencia en Flint, el estado y el nuevo proveedor de agua de la localidad, Detroit, han prohibido las prácticas que puedan distorsionar los resultados de los análisis de agua. Sin embargo, otras ciudades no lo han hecho, en contra de las recomendaciones de la Agencia de Protección Ambiental.
En los nueve años que han pasado desde que la Agencia actualizó la normativa relativa a la presencia de plomo en el agua, se han publicado muchos estudios científicos que demuestran que no existe un nivel seguro de plomo para los humanos. Incluso una cantidad minúscula puede causar trastornos de desarrollo o problemas de conducta en los niños. También se ha demostrado la relación entre el envenenamiento con plomo y la comisión de crímenes violentos.
Durante este periodo de tiempo, los científicos de la Agencia y académicos de varias universidades han demostrado que los métodos de prueba que no siguen las directrices de la Agencia son incapaces de detectar la contaminación por plomo. Algunos de estos estudios surgieron a raíz de crisis similares, como la que tuvo lugar en la ciudad de Washington en 2001.
“¿Qué puedes hacer cuando la policía medioambiental de la Agencia de Medio Ambiente ha perdonado durante más de una década que se haga trampas al analizar el agua?, se pregunta Edwards, autor de varios estudios. En un comunicado, la EPA obvió mencionar las pruebas distorsionadas, pero sí señaló que está revisando la normativa para la detección de plomo y cobre. El resultado de esta revisión se podría dar a conocer en 2017.
“La Agencia está evaluando cuestiones relativas a aumentar la salvaguarda de la salud pública y al mismo tiempo disponer de un método que los estados y los servicios de agua potable puedan implementar con facilidad”, señala.
“Estamos desarrollando una propuesta y, al mismo tiempo, también queremos mejorar la supervisión de los estados, incluyendo cómo implementan las normas. En una carta que recientemente la Agencia mandó a los estados, dejamos claro que no se pueden quitar los aireadores y que tampoco está permitido dejar correr el agua antes de tomar las muestras”.
La crisis por los análisis del agua podría estar más extendida de lo que sugiere la investigación de the Guardian. Algunas grandes ciudades venden agua a más de 400 ciudades y pueblos vecinos. Muchas de estas localidades también analizan el agua siguiendo las recomendaciones de la EPA.
Como parte de la investigación, the Guardian ha conseguido documentación relativa a análisis de agua de 81 ciudades de estados situados al este del río Mississippi. Se cree que los estados del este del país tienen un alto riesgo de contaminación por plomo debido a que su plomería tiene más años. En respuesta a nuestra petición, 43 ciudades nos proporcionaron información; de estas, 33 han distorsionado los resultados en la última década.
En cambio, algunas ciudades siguen a rajatabla las recomendaciones de la agencia de protección ambiental, entre ellas: Cincinnati (Ohio), Jacksonville (Florida), Louisville (Kentucky) y Mobile (Alabama). Otras, han indicado que tienen el propósito de cambiar el protocolo cuando vuelvan a analizar el agua: Mount Pleasant (Carolina del Sur), Búfalo (Nueva York), Worcester y Boston (Massachusetts), Lewiston (Maine), así como los departamentos de salud de Rhode Island y Maine. Chicago prohibió las predescargas y quitar los aireadores en 2012.
En respuesta a la investigación de the Guardian, muchos departamentos de recursos hídricos han señalado que la Agencia de Protección Ambiental nunca ha dado una orientación clara sobre cómo analizar el agua. Algunos afirmaron que nunca han recibido un informe de la Agencia con el protocolo a seguir o con una lista de las prácticas que son ilegales.
Traducido por Emma Reverter