Los empleados de Amazon en EEUU denuncian que el alto índice de lesiones es fruto del clima de temor

Michael Sainato

8 de enero de 2022 22:15 h

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En marzo, Chloe Roberson, de Chattanooga, Tennessee, se lesionó la rodilla mientras trabajaba en Amazon y no ha podido reincorporarse desde entonces. Mientras tanto, ha luchado con la empresa por una indemnización laboral y una baja médica remunerada.

Roberson, de 21 años, prefirió ir a un centro médico de urgencias en vez de a la clínica de Amazon, Amcare. Fue derivada a un médico especialista en medicina deportiva que le diagnosticó una rótula dislocada. Su rehabilitación duraría 10 semanas de fisioterapia, seguidas de una inyección de esteroides, pero luego la apuntaron para una cirugía el 28 de octubre para operarse la rodilla.

“Mientras sucede todo esto, he luchado contra Amazon por la baja y el dinero”, dice Roberson. “Se han negado a pagarme una indemnización porque había sufrido una dislocación de rótula cuando tenía 14 años. Ahora tengo 21, así que no veo la relación”.

Mientras se recuperaba de la lesión, Roberson y su esposa han tenido dificultades para pagar las cuentas. “No he pasado un solo día sin llorar desconsolada por el estrés al que Amazon continúa sometiéndome”, dice Roberson.

Los informes de altos índices de lesiones y la alta rotación de personal en los almacenes de Amazon en Estados Unidos como resultado de la enorme presión por la productividad y las cuotas que deben cumplir los trabajadores han aparecido en muchos medios y organizaciones durante los últimos años. Y han sido confirmados por los registros de la Administración de Seguridad y Salud Ocupacional (OSHA por sus siglas en inglés). Los accionistas de Amazon han solicitado recientemente una auditoría de seguridad independiente de la empresa.

Un informe de mayo de 2021 publicado por el Centro de Organización Estratégica encontró que los índices de lesiones en Amazon duplicaban a los del sector de almacenamiento y que las lesiones graves superaron en 80% al promedio de la industria en 2020.

Jerald Crowley trabajó en un centro de distribución de Amazon en Greenville, Carolina del Sur, durante seis meses antes de renunciar el 3 de noviembre por una lesión en la muñeca que sufrió en el trabajo. Dejó su empleo porque es sordo y no podía permitirse perder la movilidad de su mano para comunicarse en lenguaje de señas con sus hijos.

Crowley apilaba cajas sobre palés, 40 por hora, y mencionó que ese ritmo fue la causa de su lesión.

“Sufrí un esguince alto en mi muñeca derecha cuando intentaba colocar una caja en la parte trasera del palé”, dijo Crowley. “Sus reglas de seguridad dicen que debería informarlo y ellos se encargarán de bajarla, pero la cuota es de 40 cajas por hora. Estaba intentando que me acreditaran esa caja –de lo contrario, podrían echarme simplemente por no cumplir con la cuota. La seguridad desaparece cuando priorizan el ritmo”.

El 1 de enero de 2021, el Estado de Washington incrementó las primas de indemnización para Amazon, por los altos índices de lesión en sus almacenes comparados con otros en el Estado.

En diciembre de 2021, el Proyecto de Ley de Empleo Nacional (NELP por sus siglas en inglés) publicó un informe sobre los índices de lesiones en los seis almacenes de Amazon en Minnesota, que demostraba que en esas instalaciones duplican a los de otros depósitos en el Estado, y cuadruplican el promedio de todos los sectores industriales en el Estado.

Un portavoz de Amazon dijo en respuesta al documento: “Sabemos que no somos perfectos, este informe ignora las perspectivas de la gran mayoría de nuestros empleados en Minnesota, que dicen estar orgullosos de trabajar en Amazon y se sienten apoyados en sus tareas”.

Mustafa Omar comenzó a trabajar en Amazon en 2016, pero se fue en 2017 y regresó en 2018, y ha trabajado allí durante los últimos tres años. Recoge y carga paquetes de hasta 35 kilos de peso, y suele trabajar en seis o siete ubicaciones diferentes. Sufre dolor de espalda por los movimientos repetitivos y por el levantamiento de elementos pesados que su trabajo requiere.

A comienzos de noviembre de 2021, Omar se cayó sobre un palé y se hizo daño en la espalda. Llamó a un gerente para que cubrieran su puesto y él pudiera acudir a Amcare. Omar dice haber sentido que estaba en problemas cuando le pidió al gerente que lo llevara a la clínica, donde le dieron hielo e ibuprofeno.

“En ese momento pensaba: ‘Por Dios, si digo que me lesioné, podría perder el trabajo’. Porque ya me habían inculcado el temor de ser yo quien se había metido en problemas. Pensaba en mi familia, mi esposa embarazada, mis hijos, todas las facturas que debería afrontar sin poder trabajar”, dijo Omar.

Ya en Amcare, fingió que el dolor era menor para volver al trabajo, y siguió trabajando durante algunas semanas, acudiendo dos veces al día a Amcare por hielo e ibuprofeno. Finalmente, no pudo soportar más el dolor y fue a ver a su propio médico, que le indicó fisioterapia, analgésicos y trabajos ligeros.

Cuando llevó los formularios de su doctor a Amazon, Omar dice que no pudo contar con la fisioterapia recomendada porque no se la aprobaron. Todavía espera la respuesta de Amazon para la aprobación de su tratamiento médico y el pago de su indemnización laboral.

“A día de hoy todavía me duele”, agregó Omar. “Todos queremos regresar a casa a salvo, y cuando las personas se lesionan, deberían ser tratadas y cuidadas humanamente”.

Ritmos acelerados

Irene Tung, investigadora principal y analista de políticas de NELP, y Debbie Berkowitz, directora de salud y seguridad laboral de NELP, coautoras del informe, dicen que las altas tasas de lesiones en Amazon son el resultado de los ritmos acelerados de trabajo, la vigilancia y los sistemas disciplinarios. Añaden que los trabajadores operan bajo reglas y métricas que cambian constantemente, que las entidades regulatorias están infrafinanciadas, y que las protecciones laborales son inadecuadas.

“Ninguna de las medidas que Amazon ha tomado ha llegado realmente al núcleo del problema, el ritmo de trabajo excesivamente alto, y cómo es sostenido a través de un sistema disciplinario muy característico que combina una vigilancia electrónica muy intensa con acciones disciplinarias frecuentes y despidos. No han abordado eso, que es el motivo fundamental de las lesiones”, dice Tung.

Berkowitz añade que la tecnología utilizada por Amazon para medir el tiempo de descanso cultiva un clima de temor entre los trabajadores y les impulsa a forzar sus cuerpos de una manera que crea altos índices de lesiones.

“Los trabajadores son medidos y castigados al segundo”, dice Berkowitz. “Esto crea un ambiente donde, si no están en constante movimiento, podrían ser despedidos”.

Varios empleados que hablaron con The Guardian describieron las demoras y los obstáculos para solicitar indemnizaciones laborales o recibir tratamiento médico después de haber sufrido lesiones mientras trabajaban en Amazon.

Natalie Monarrez, de 52 años, ha trabajado como estibadora para Amazon en Staten Island, Nueva York, cuatro años. Durante la pandemia vivió en su coche fuera del depósito de Amazon mientras hacía muchas horas extra –turnos de 12 horas, cinco o seis días a la semana– con muchos trabajadores de baja no remunerada.

Monarrez dice que ya pasados varios meses de pandemia, la naturaleza agotadora de su trabajo y las largas horas comenzaron a pasarle factura.

“La hinchazón en mi tobillo izquierdo había llegado a tal punto que no podía calzarme un zapato. Me costaba caminar, me costaba estar de pie”, dice. “Como mi trabajo es clasificar, tengo que estar de pie en el mismo lugar durante todo mi turno. No nos permiten sentarnos y yo levantaba paquetes pesados durante todo ese tiempo, rotando la parte superior de mi cuerpo. Pero ya no podía tolerarlo y sabía que era por mi trabajo”.

Presentó una solicitud de indemnización en agosto de 2020, a pesar de haber sido rechazada por los gerentes cuando intentaba presentarla, hasta que se quitó el zapato, les mostró su tobillo e insistió en presentar la solicitud y que la enviaran con un médico aprobado por Amazon.

Una vez presentada la solicitud, Monarrez dice haber sufrido diversos problemas para contactar al asegurador por indemnizaciones laborales de Amazon, Sedgwick, para que corrigiera su salario por encima del mínimo semanal y pudiera recibir los tratamientos médicos y aprobaran un calzado especial para su tobillo. Se tomó un par de meses de baja, pero regresó porque la indemnización que recibía era de 400 dólares semanales, mucho menor que su paga habitual.

“En ese punto, fui a Walmart y Target y me compré los soportes para mi tobillo y mi pie, que elevo todas las noches después de trabajar”, dice Monarrez. “Nunca había tenido problemas de salud antes de trabajar para Amazon”.

Amazon no ha hecho comentarios con respecto a las quejas sobre las indemnizaciones laborales. Solo han escrito una entrada de blog del CEO Dave Clark sobre la vigilancia en tiempos de descanso y los sistemas disciplinarios.

Con respecto a las tasas de lesiones, un portavoz de Amazon dijo en un correo electrónico: “La seguridad y el bienestar de nuestros empleados siempre es la máxima prioridad. Reconocemos que ayudar a los empleados a que se sientan seguros en sus puestos físicos requiere mucha atención e inversión, por lo cual estamos invirtiendo cientos de millones en seguridad de muchas maneras distintas, desde las personas –ahora tenemos un equipo de cerca de 8.000 profesionales en seguridad dedicados– al entrenamiento, las herramientas y la tecnología”.

Traducción de Ignacio Rial-Schies