Los países del G20 destinan una financiación pública a los combustibles fósiles cuatro veces superior que a las energías renovables, según ha revelado un informe coincidiendo con el inicio de la reunión del G20, donde la canciller alemana Angela Merkel ha anticipado que el cambio climático estará en el centro de la agenda.
Los autores del informe acusan al G20 de “decir una cosa y hacer la contraria”. Además, la cumbre se enfrenta al desafío planteado por un Gobierno de Estados Unidos escéptico con el cambio climático y que ha retirado al país del Acuerdo de París.
La financiación pública se traduce en créditos blandos y garantías por parte del Gobierno, así como grandes subsidios al combustible fósil. El resultado es que el carbón, la gasolina y el gas sean más baratos y asegura grandes emisiones de carbono durante las próximas décadas. Sin embargo, los científicos calculan que para mantener el calentamiento global por debajo de los 2ºC, la mayoría de los combustibles fósiles deben permanecer bajo tierra y se debe invertir mucho más en energías limpias.
El nuevo informe, preparado por un conjunto de ONG, concluye que los países del G20 destinaron 63.400 millones de euros de sus arcas públicas a proyectos que involucraban combustibles fósiles entre 2013 y 2015. A energías renovables se asignó en el mismo período sólo 16.500 millones de euros. Japón fue el que más dinero destinó a los combustibles fósiles, 14.500 millones de euros, seis veces más de lo que destinó a las energías renovables.
China, que está reduciendo el uso del carbón y parece estar convirtiéndose en un líder climático, destinó casi 12.000 millones de euros a combustibles fósiles, pero sólo 75 millones a energías verdes. Alemania, que también se presenta como un líder en la lucha contra el cambio climático, financió los combustibles fósiles con 3.000 millones de euros, comparado con los 2.100 millones que destinó a energías renovables. Reino Unido, por su parte, destinó 857,6 millones de euros a los combustibles fósiles y sólo 151,7 millones a las energías renovables.
“Cuando los países del G20 firmaron el Acuerdo de París, se comprometieron a adoptar medidas importantes para reducir las emisiones de carbono, en un esfuerzo por revertir los peores efectos del cambio climático”, afirma Nicole Ghio del Sierra Club, uno de los grupos que ha participado en la redacción del informe. “Pero ahora sabemos que estos países han estado diciendo una cosa y haciendo la contraria. Es inadmisible que se siga derrochando dinero público en combustibles fósiles cuando las energías renovables están disponibles, son más rentables y más saludables para las familias y las comunidades de todo el mundo”.
“A los líderes del G20 les gusta hablar del cambio climático, pero está claro que es pura palabrería”, señala Kate DeAngelis de Amigos de la Tierra EEUU, otro de los grupos que está detrás del informe. “Mientras se elogian unos a otros por invertir en energías renovables en sus propios países, destinan miles de millones de dólares a los combustibles contaminantes en países en desarrollo.
Antes de la cumbre que se celebrará este viernes y sábado en Hamburgo, Merkel dejó claro que uno de los temas principales de la agenda es la toma de acciones concretas para combatir el cambio climático. “Desde que Estados Unidos abandonó el Acuerdo de París, estamos más decididos que nunca a que el acuerdo tenga éxito”, afirmó. “Debemos enfrentarnos a este desafío existencial y no podemos esperar a que todas las personas del planeta crean en las evidencias científicas”.
Tanto el G20 como el G7 se han encontrado con problemas para llevar a la práctica sus compromisos de reducir los subsidios a los combustibles fósiles, que suman 8,8 millones de euros por minuto, según el FMI. En 2009, el G20 aseguró que reduciría estos subsidios hasta eliminarlos, remarcando que si lograba hacerlo “en el año 2020, en 2050 se habrán reducido las emisiones globales de gas invernadero en un 10%”.
Pero en 2016, el G20 todavía no había puesto una fecha límite para la eliminación de los subsidios, a pesar del llamamiento de los 49 países más afectados por el cambio climático y de inversores mundiales que controlan 2,47 billones de euros de fondos. En 2016, el G7 fijó el 2025 como fecha límite para la eliminación de subsidios a los combustibles fósiles, pero este objetivo fue descartado al año siguiente, cuando el gobierno de Trump decidió que Estados Unidos no seguirá apoyando las medidas del G7 respecto al cambio climático.
El nuevo informe revela que dos países del G20, Rusia y Argentina, no destinaron ningún tipo de financiación pública a las energías verdes, pero invirtieron casi mil millones de euros cada uno en combustibles fósiles.
El informe ha sido producido por Oil Change International, Amigos de la Tierra EEUU, El Sierra Club y Vida Silvestre Europa. Incluye datos de financiación energética a cargo de bancos multilaterales de desarrollo, como el Banco Mundial, en el que el G20 tiene una importante participación, y eso representaba un cuarto del total. La categoría de energía renovable no incluyó energía nuclear ni grandes diques, pero incluso si se las incluyese, el financiamiento a los combustibles fósiles seguiría siendo mucho mayor.
Traducido por Lucía Balducci