Más de la mitad de las muertes a manos de la policía en 2015 no se clasificaron, erróneamente, como resultado de interacciones con agentes policiales. Así lo ha desvelado un nuevo estudio de la Universidad de Harvard basado en datos recopilados por the Guardian.
El hallazgo prueba, una vez más, cómo las bases de datos gubernamentales subestiman seriamente el número de víctimas de la policía.
“La calidad de los datos a día de hoy es mala e inaceptable”, dice Justin Feldman, el investigador principal del estudio. “Para poder afrontar el problema de las muertes relacionadas con las fuerzas de seguridad, el público necesita datos sobre quién muere, dónde y bajo qué circunstancias”.
Feldman empleó datos de la investigación sobre muertes a manos de la policía llevado a cabo por the Guardian en 2015, y la comparó con los datos del Sistema Nacional de Estadísticas Vitales –National Vital Statistics System (NVSS)–. Se halló que el conjunto de datos, archivado por el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades –Centers for Disease Control and Prevention (CDC)–, clasificó incorrectamente 55,2% de las muertes a manos de la policía, y que los errores tenían lugar de manera desproporcionada en las jurisdicciones más pobres.
Datos poco fiables
Como ocurre con todo resultado aceptable en materia de salud pública, la única forma de comprender la magnitud del problema, y si está yendo a peor o a mejor, es obtener los datos directamente de todo Estados Unidos, de forma válida, uniforme y fiable“, dice Nancy Krieger, profesora de epidemiología social en la Escuela de Salud Pública Chan de Harvard y autora principal del estudio. ”Nuestros resultados muestran que el país no está cumpliendo con rigor la monitorización de las muertes causadas por las fuerzas de seguridad, y que se necesita trabajar para remediar este problema“.
El NVSS recopila datos desde finales del siglo XIX y es el responsable, entre otras cosas, de registrar todas las muertes en Estados Unidos. En 1949, el informe añadió la categoría “intervención legal” como causa de muerte, junto a otras como cáncer, cardiopatías y accidentes. Normalmente esta clasificación la llevan a cabo examinadores médicos y forenses en los certificados de defunción, y más tarde es transmitida al CDC.
Grandes diferencias entre estados
Para evaluar la precisión con la que se llevan a cabo las clasificaciones, el equipo tomó una muestra de 1.146 muertes relacionadas con la policía mostradas en la investigación de the Guardian de 2015; descartó 60 casos que no cumplían los requisitos de la CDC para ser clasificados como consecuencia de una “intervención legal”, y solicitó los certificados de defunción de los 1.086 casos restantes. Descubrieron que una mayoría, 599 muertes, se clasificaron como el resultado de una causa distinta a la intervención legal, principalmente como producto de una “agresión”.
Los investigadores también descubrieron que la precisión también variaba mucho en función del estado, con sólo un 17,6% de clasificaciones erróneas en Washington, pero un 100% en el estado de Oklahoma.
“En [Oklahoma] más de 30 personas murieron a manos de la policía en 2015, pero ninguna de las muertes fue clasificada como tal en los certificados de defunción”, dice Feldman.
Según el informe, 36 casos de “intervención legal” reflejados en el NVSS no están incluidos en la investigación de the Guardian.
“Esperamos que este estudio sea una llamada de atención para la mejora del registro de salud pública, ya sea siguiendo un método como el llevado a cabo por the Guardian, incorporando mejor a las fuentes de los medios de comunicación, o cambiando las políticas que precisan de examinadores médicos y forenses para informar sobre defunciones”, dice Feldman.
Un problema policial
Feldman también señala que este problema es específico de las fuerzas de seguridad. “Las pruebas sugieren que la precisión de la clasificación de la mortalidad por homicidios –un resultado parecido a la mortalidad relacionada con las fuerzas de seguridad– es muy alta”, dice el informe. Uno de los estudios citados, del 2014, sitúa la cifra en un 99%.
En 2015, the Guardian presentó The Counted, una base de datos interactiva que intenta rastrear los homicidios policiales en Estados Unidos. La intención del proyecto era ayudar a remediar la falta de datos fiables en este tipo de muertes, que se hizo especialmente notoria después de que los disturbios en Ferguson del 2014 pusieran la actividad policial bajo el punto de mira de todo el país.
Otras bases de datos federales, incluida el recuento de muertes relacionadas con arrestos de la Bureau of Justice Statistics’ (BJS) y los informes sobre homicidios del FBI, fueron criticadas de manera similar por subestimar el número de muertes relacionadas con la policía. Desde el lanzamiento del proyecto realizado por the Guardian ambos programas han sido repensados y bases de datos similares han obligado a autoridades como el ex-director del FBI James Comey a admitir que los periódicos tienen datos más fiables que el gobierno en cuanto a violencia policial.