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Solo el laborismo puede impedir un triunfo arrollador de los conservadores

No se puede volver a confiar en nada de lo que diga Theresa May, nunca más. Es evidente que es una política tramposa que no puede cumplir con su palabra, porque para ella son más importantes sus propios intereses partidistas. Su posición quedó clara. Hace unas semanas, el portavoz de May dijo: “No va a haber elecciones anticipadas. Eso no va a suceder. No vamos a convocar elecciones generales”. 

May dice que su giro de 180 grados sobre las elecciones anticipadas fue motivado por la amenaza de que el Parlamento pusiera obstáculos al Brexit. Eso es mentira. No hay ninguna obstrucción. Para disgusto de muchos que quieren fervorosamente quedarse en la UE, el laborismo votó el artículo 50 y subrayó que respetaría la voluntad del pueblo británico.

May no quería irse de la UE pero se ha reinventado como una partidaria dura del Brexit, otra vez a causa de sus intereses partidistas. May es la líder que permitió que su ministro incumpliera una promesa electoral clave del conservadurismo sobre pensiones y otros subsidios sociales, para luego dar un giro completo cuando ya la traición era imposible de discutir, por su reducida mayoría (en el Parlamento).

May dijo que ahora no es el momento de un referéndum sobre la independencia de Escocia por la inestabilidad que provocaría, y luego viene con estas elecciones generales innecesarias. Anunció que pondría en pausa la central nuclear Hinkley Point C y luego, cuando la presionó el régimen chino, se echó atrás.

“No puedes confiar en May”, podría ser una de las consignas del Partido Laborista para acercarse a los votantes decepcionados que preguntan por qué habrían de acudir una vez más a las urnas.

Pero, atención. Los sondeos actuales del laborismo dan muy, muy mal. Y no se puede intentar escalar una montaña si te han engañado sobre su verdadera altura. Los últimos meses, la amenaza de unas elecciones anticipadas debería haber obsesionado al ala izquierda del laborismo y a sus aliados en los sindicatos: para los que queríamos un laborismo inclinado hacia la izquierda en cuestiones económicas, fiscales y de servicios públicos; un proyecto que pudiera inspirar a suficientes personas a votar por él.

Un hombre que se puso al mando sólo por su sentido del deber, para poder poner políticas en la agenda pública, y que desde luego no tenía ambiciones de liderazgo, tendrá que llevar ahora al laborismo a unas elecciones generales, contra todas sus expectativas originales.

Mi sugerencia de que Corbyn se retirara en favor de otro candidato estaba motivada por el deseo de impedir que sus políticas –según los sondeos, muy populares– fueran enterradas bajo un terrible derrota electoral. En junio pasado, y desde entonces, se tomó la decisión de no hacer eso por decisión de la mayoría de los partidarios de Corbyn. Así que ahora lo que tenemos que hacer es unirnos y hacer lo mejor que podamos para impedir una victoria arrolladora conservadora, que sería trágica para nuestro país.

Un referéndum sobre el Brexit

Esto es, sobre todo, un referéndum sobre el Brexit. El Partido Laborista ha sufrido la pérdida de esa minoría de sus votantes que eligieron abandonar la UE, sobre todo en las zonas del centro-norte del país y entre los votantes mayores. Ahora hay que conquistar también a aquellos que querían permanecer en la UE pero están decepcionados.

Sí, eso significa asegurar a los votantes a favor del Brexit que se respetará el resultado del referéndum. Pero el partido también debe hablar a ese 48% que votó por quedarse en la UE. May sólo siente desprecio por ellos. No sólo están siendo ignorados, sino demonizados. Se les está negando el tener voz sobre el futuro del país. Sólo el laborismo puede representarte, y lo hará con cada fibra de su ser.

El Partido Laborista se quedará en el mercado común y en la unión aduanera. Ése debe ser el argumento. El laborismo debe decir: defenderemos los derechos y los beneficios que tenemos actualmente, que son buenos para la mayoría del país. Ésa será la base de cualquier acuerdo para el Brexit. Si los conservadores ganan por una gigantesca mayoría, llevarían adelante un Brexit de línea dura que sería desastroso.

Si quieres salvar los empleos, la economía y el nivel de vida, debes votar al Partido Laborista para impedir un triunfo arrollador de los conservadores, que convertiría al Reino Unido en un paraíso fiscal en beneficio de multimillonarios. Ya están empezando a bajar los salarios, sin duda una de las razones por las que se han convocado elecciones. En lugar de volver a diagnosticar una “crisis del coste de vida”, el laborismo debe plantear cuál será la cura.

El papel de Tim Farron

Algunos estarán tentados de votar otra vez por los Liberales Demócratas. Debemos subrayar sus años de apoyo al gobierno conservador, que han llevado al Reino Unido a este momento calamitoso. Tim Farron (líder liberal demócrata) se ha comprometido públicamente a volver a formar coalición con los conservadores. Incluso apoyó a Donald Trump en cuanto éste comenzó a lanzar misiles. No hay partido más manifiestamente deshonesto en la historia política moderna del Reino Unido. En cualquier caso, nuestro sistema electoral hace que las posibilidades de los Liberales Demócratas de obtener muchos escaños sean mínimas.

Como se ha advertido, las políticas recientes promovidas por el laborismo son realmente populares. Sin embargo, no bastan políticas populares para ganar elecciones, como descubrió Ed Miliband. Se tiene que proyectar una visión que atraiga a los votantes. Si no defines qué representas, te definirán tus oponentes, un problema que ya afecta al liderazgo laborista. Hace falta una visión optimista del futuro, no sólo señalar con el dedo todo lo que está mal.

Por ejemplo, invertir en el futuro. El laborismo explica en privado que el común denominador de sus políticas recientes es defender al 99% y hacer frente al 1%. Eso se tiene que poder expresar en una frase corta y enérgica, como hicieron los conservadores con el Plan Económico a Largo Plazo. Sobre todo, hay que encontrar una visión y apegarse incansablemente a ella. Que cada política que se anuncie esté encuadrada en esa visión, así lo que hará esa política será destacar lo que representas ante el electorado, en lugar de ser otra buena idea lanzada al vacío del éter.

El trabajo de las bases

Y aquí va un mensaje para las bases del Partido Laborista: éste es vuestro momento. Sin excusas: cada uno de vosotros tiene que salir a las calles, llamar a la mayor cantidad de puertas que pueda, salir a difundir el mensaje, asegurarse de que el día de las elecciones se monte la mayor operación “salir a votar” de la historia de la democracia británica. Eso puede suponer una enorme diferencia en relación a cuántos escaños se ganen o se pierdan. Votar en las primarias del partido no fue suficiente, ni mucho menos. Salid y luchad con todas vuestras fuerzas.

No tiene sentido aquí ser deshonestos. Los conservadores han convocado elecciones por intereses meramente partidistas: es cínico y tramposo, pero –según su punto de vista– la lógica es obvia. Ahora irán a por todo contra el laborismo y su liderazgo: y es que el partido está comenzando ciertamente desde abajo.

Corbyn decidió quedarse y, con el programa nacional que tendrá, él y su equipo deben probar que pueden proyectar una visión coherente e inspiradora. Hay que dejar en evidencia la deshonestidad de Theresa; luchar por un Brexit que dé prioridad a los empleos, la economía y la calidad de vida; y pelear por un Reino Unido gobernado en función de los intereses de la mayoría, no de las élites. Dejemos la autopsia para después. Ahora es el momento de luchar.

Traducción de Lucía Balducci