En febrero alguien hackeó el teléfono móvil de la fundadora de Meduza. El medio independiente ruso con sede en Letonia (y proscrito en Rusia) apunta ahora contra un país europeo como probable autor del ciberataque en el que se empleó spyware de categoría militar.
La acusación plantea preguntas incómodas sobre la posibilidad de que un país de la UE haya usado contra una periodista un software incluido en la lista negra de armas cibernéticas.
La fundadora de Meduza, Galina Timchenko, y su actual redactor jefe, Ivan Kolpakov, hablan de nuevas pruebas circunstanciales que apuntan contra un Estado de la UE como probable autor del hackeo. El teléfono móvil de Timchenko fue pirateado en Berlín poco antes de un encuentro durante el mes de febrero con otros periodistas rusos exiliados.
Tras la denuncia de Meduza, una eurodiputada ha acusado a los gobiernos de usar métodos de vigilancia sin la debida supervisión y cada vez más comparables a los desplegados en otra época por la Stasi (la policía secreta de Alemania Oriental).
Apple fue la primera en alertar a Timchenko de que su teléfono había sido hackeado. Como ha podido saber The Guardian, al menos otros cuatro periodistas rusos (tres de ellos, con números de Letonia) recibieron la misma advertencia de la empresa tecnológica.
En una investigación posterior, el Citizen Lab de la Universidad de Toronto y la organización Access Now confirman con un alto grado de certeza que el teléfono de Timchenko (también usaba el código telefónico de Letonia) fue hackeado por un cliente gubernamental de Pegasus. Desarrollado por el grupo israelí NSO, este sofisticado software espía es capaz de hackear cualquier teléfono y hasta puede transformar el móvil en un dispositivo de escucha a distancia.
En un primer momento Timchenko dijo que el origen del ciberataque había que buscarlo en Rusia, donde el Kremlin viene persiguiéndola y acosándola desde 2014, en ocasiones con sofisticados ciberataques, así como a sus colegas de Meduza.
Pero los investigadores de Citizen Lab y Access Now no creen que Rusia figure entre los clientes de NSO. Según estos centros independientes de investigación, en Letonia, Estonia y Alemania hay agencias que sí son clientes de NSO Group y tienen por ello acceso al software espía.
Tensiones con Letonia
Timchenko, que lleva casi 10 años viviendo en Letonia, ahora ve posible que un país de la UE le haya puesto en el punto de mira con el objetivo de recabar información durante sus comunicaciones con colegas rusos que abandonaron el país en los últimos tiempos. En cualquier caso, dice Timchenko, el país que decidió ponerla en su punto de mira se dio un “gusto caro”.
Timchenko y Kolpakov recuerdan las tensiones surgidas a finales de 2022 después de que Meduza fuera el primer medio de comunicación con sede en Letonia en defender públicamente a otro grupo independiente de medios rusos, la cadena TV Rain, expulsada del país báltico después de que el regulador letón le acusara de poner en riesgo la seguridad nacional.
Obligada a trasladar sus operaciones a Países Bajos, la emisora fue criticada por mostrar un mapa donde Crimea aparecía como parte de Rusia, así como por la decisión de un presentador de referirse a las tropas rusas como “nuestro ejército”.
TV Rain tampoco incluía los subtítulos obligatorios en letón y, según informaciones del momento, avivó la brecha creciente entre la minoría rusoparlante letona y el resto del país.
Con la firma de 300 simpatizantes, los periodistas de Meduza publicaron una carta abierta criticando la decisión del Gobierno letón y en apoyo a la libertad de prensa. En ella se decía que la medida del regulador había sido “injusta, errónea y desproporcionada con relación a las violaciones oficialmente cometidas”.
Sin dejar de considerar un “error” las violaciones cometidas por TV Rain, en la carta se elogiaba al medio ruso en el exilio como uno de los “pocos medios verdaderamente independientes” capaces de mantener una gran audiencia en Rusia. Según Meduza, TV Rain era claramente anti-Kremlin y rehazaba la invasión de Ucrania.
“Publicamos esta carta y, por primera vez, los periodistas letones también nos dieron su apoyo”, declaró Timchenko (la carta también generó críticas dentro de su propia organización).
Timchenko y Kolpakov ven posible que esta posición crítica de Meduza haya incitado a las autoridades letonas, o de otros países, a vigilarlos. “Ahora parece probable que el pirateo haya sido obra de algún servicio europeo de espionaje; no sabemos si fue Letonia o algún otro país, pero en Letonia es donde tenemos más [presencia]”, dijo Kolpakov.
Ni Letonia ni Alemania, el país donde se produjo el hackeo, se han ofrecido a investigar el ciberataque, del que se ha hablado mucho en las noticias.
“Métodos totalitarios”
El Gobierno de Biden ha incluido en su lista negra a NSO y a otras desarrolladoras de software espía, calificándolas de amenaza para la seguridad nacional de Estados Unidos. Preguntado por The Guardian sobre el hackeo al teléfono de Timchenko, un portavoz del Departamento de Estado de EEUU dijo que estaba en contra del acoso y de la vigilancia extrajudicial contra periodistas y que se solidarizaba con los periodistas rusos independientes “que trabajan para sacar a la luz la brutal guerra del Kremlin contra Ucrania”.
En términos generales, Letonia tiene buena reputación en lo que se refiere a proteger la libertad de prensa. En un informe sobre derechos humanos publicado en 2022, el Departamento de Estado de EEUU no encontró “ninguna información creíble” de que el Gobierno letón vigilara las comunicaciones privadas por Internet sin la debida autorización legal.
La embajada de Letonia en Washington ha publicado un comunicado donde se dice que en Letonia es “ampliamente apreciada” la labor de Meduza como fuente de “información objetiva para la audiencia rusa de todo el mundo”.
“El Ministerio de Asuntos Exteriores no tiene conocimiento de ninguna medida de vigilancia electrónica que haya sido adoptada contra la señora Timchenko”, sostiene el comunicado. “Letonia ha estado sirviendo de refugio seguro para los medios independientes rusos y para sus empleados; hay más de 20 medios de comunicación rusos operando actualmente desde Letonia”.
La Policía Federal Alemana se hizo cliente de NSO en 2019. Uno de sus portavoces dijo que no daban información sobre sus capacidades ni sobre las herramientas utilizadas en operaciones encubiertas.
Lo ocurrido viene tras una investigación de meses durante la que un comité especial del Parlamento Europeo ha tratado de determinar abusos de spyware cometidos por gobiernos de países europeos, entre los que figuran Hungría, España, Grecia y Polonia.
A cargo de esa investigación parlamentaria, la eurodiputada neerlandesa Sophie in 't Veld dice estar consternada por los recientes acontecimientos y por el aparente uso de “tácticas totalitarias” dentro de países de la UE que, según ella, siguen utilizando Pegasus y otras herramientas de espionaje sin intervención ni supervisión de la Comisión Europea o de sus gobiernos nacionales.
“La gente suele decir que toda esta historia del software espía es la versión europea del Watergate; pero no es eso, a lo que se parece es a 'La vida de los otros'”, dice en referencia a la película alemana que ganó un Oscar describiendo la vigilancia omnipresente que en los años 80 se ejerció contra artistas y escritores en la Alemania Oriental.
“No digo que Europa esté cayendo en el totalitarismo, pero estos son métodos totalitarios”, añade la eurodiputada. “Si es verdad que el Gobierno letón lo hizo, o que otros países de Europa lo hicieron, no hay forma de averiguarlo; no hay remedio, y no hay supervisión”.
“Los gobiernos [de la UE] lo utilizan con fines políticos, igual que los gobiernos no democráticos”. “En casos muy excepcionales podría ser legítimo el uso de programas espía, pero la cuestión es que no tenemos forma de saber si el uso es proporcionado y legítimo”.
Según una persona con conocimiento de lo sucedido, NSO ha abierto una investigación al respecto. La empresa israelí ha dicho en otras ocasiones que solo vende sus poderosas herramientas de pirateo a agencias gubernamentales y con el objetivo de investigar delitos graves.
Traducción de Francisco de Zárate