Grupos de ayuda humanitaria denuncian que la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) y la Oficina de Ayuda Humanitaria de la Comisión Europea (ECHO) no han gestionado correctamente un fondo de varios millones de euros asignado a los refugiados más vulnerables en Europa e indican que, por culpa de esta mala gestión, miles de refugiados que están atrapados en Grecia duermen a la intemperie.
El gobierno griego, que es quien tiene la última palabra sobre todo lo relativo a los campamentos de refugiados ubicados en el país, también ha recibido críticas por no haber utilizado correctamente otro fondo de la Unión Europea de 90 millones de euros que debería haber servido para mejorar las condiciones de vida en los campamentos antes de la llegada del frío invierno.
No existe ninguna institución que controle la totalidad de los fondos o pueda tomar decisiones que afecten a la totalidad de los campamentos de refugiados. Por este motivo, los distintos organismos implicados no se hacen responsables de la situación.
Desde abril, la Oficina de Ayuda Humanitaria de la Comisión Europea (ECHO) ha asignado a ACNUR más de 14 millones de euros para que esta agencia de la ONU pudiese acondicionar para el invierno unos 50 campamentos de refugiados en Grecia. La Unión Europea endureció su política de inmigración en marzo y unos 50.000 refugiados sirios están atrapados en este país. ACNUR ha recibido otros 24 millones de euros para otros proyectos vinculados con los campamentos de refugiados.
Algunos grupos que prestan ayuda humanitaria en el terreno acusan a la Unión Europea y a ACNUR de haber despilfarrado este dinero, ya que no han sido capaces de acondicionar los campamentos y tampoco los han evacuado antes de que la nieve llegara a Grecia en diciembre.
ACNUR tenía que proporcionar mantas y ropa de abrigo a los refugiados y, además, con este dinero tenía que sacar a los refugiados de las tiendas de campaña y trasladarlos a casetas prefabricadas con calefacción o a viviendas no precarias. También tenía que garantizar el correcto suministro de agua caliente e instalar material aislante en las tiendas de campaña que todavía se estuvieran utilizando.
Han pasado meses desde que se repartió el dinero y son muy pocos los refugiados que se han mudado a una casa en condiciones. De los 45 campamentos que seguían funcionando a principios de mes, the Guardian visitó o recibió información de al menos 14 cuyas tiendas de campaña no se habían acondicionado para que pudieran resistir las tradicionales nevadas que caen en el norte de Grecia a principios de diciembre.
ACNUR ha reconocido que solo tiene conocimiento de ocho campamentos que han asignado casetas prefabricadas a los refugiados que hasta ahora vivían en tiendas de campaña.
En un vídeo de ACNUR difundido recientemente y promovido por ECHO, las dos instituciones aplauden el éxito de su labor de acondicionamiento de los campamentos para el invierno. A principios de diciembre, la Unión Europea afirmó que Grecia estaba preparada para acoger en condiciones de seguridad a todos aquellos refugiados que fueran devueltos por otros países de la UE.
“Hace demasiado frío para un bebé”
Sin embargo, algunos refugiados y trabajadores humanitarios independientes afirman que ACNUR y ECHO optaron en un inicio por ignorar la gravedad de la situación. El responsable de Médicos sin Fronteras en Grecia, Loic Jaeger, calificó la situación de “fracaso”.
“Estamos indignados por los comunicados positivos (emitidos por ACNUR y la UE) que no se corresponden con la realidad”, avanzó Jaeger. El 9 de diciembre, después de la declaración de Jaeger, ACNUR reconoció por primera vez que no se ha completado la labor.
“Tenemos la sensación de que, como se destinó una gran suma de dinero al proyecto de acondicionar los campamentos para el invierno, ahora quieren hacernos creer que todo ha ido bien, pero no es así. En las islas griegas ni siquiera han empezado los trabajos de preparación. En otras partes del país sí que se han acondicionado los campamentos, pero en el norte de Grecia ya está nevando y aún hay refugiados que duermen en tiendas de campaña”, afirmó Jaeger.
Jaeger se pregunta qué han hecho con el dinero y quién supervisa qué se está gastando correctamente: “¿Dónde está un informe de la UE o de ACNUR que evalúe qué se ha hecho y qué queda por hacer? ¿Dónde está la transparencia? Existe una gran disparidad entre lo que aseguran haber hecho y la realidad”.
The Guardian habló con tres refugiadas que viven en tiendas de campaña con sus recién nacidos y que criticaron las condiciones en las que tienen que sobrevivir sus hijos. “Hace demasiado frío para un bebé”, lamentó Sonya, una siria kurda de 17 años cuyo hijo nació de forma prematura la misma semana que la nieve cayó sobre Tesalónica.
Tras una petición de the Guardian, tanto ACNUR como la UE proporcionaron al diario un desglose detallado de los gastos realizados tanto en la labor de acondicionar los campamentos como en otros proyectos. Más de 21.000 refugiados ya han sido trasladados a viviendas no precarias pero, a principios de diciembre, otros 20.000 seguían en los campamentos. Los representantes de ambas instituciones responsabilizaron al insolvente gobierno griego de la falta de viviendas adecuadas para los refugiados que desde marzo permanecen atascados en Grecia, ya que no se les permite entrar en otros países de la UE.
El ministerio de Migración griego se defendió de estas acusaciones e indicó que si bien es el responsable final de los campamentos, tiene las manos atadas porque no dispone de financiación independiente. Tanto las instituciones griegas como el ejército del país no reciben dinero directamente del Ministerio, sino de la UE, de ACNUR y de otras 13 grandes agencias humanitarias.
“No tenemos presupuesto”, explica Nicholas Connolly Rangos, el coordinador de la región del norte de Grecia del ministerio: “Lo único que podemos hacer es presionar a ECHO, a ACNUR y a las grandes ONG… [que] no tienen la capacidad de saltarse sus procesos internos para proporcionar ayuda inmediata”.
Un portavoz de ECHO subraya que otras agencias y departamentos de la UE han proporcionado cerca de 800 millones de euros a instituciones griegas para ayudarlas a dar una respuesta a la crisis de refugiados.
Un desglose del gasto evidencia que la UE ha proporcionado cerca de 90 millones de euros a instituciones griegas para mejorar las condiciones de los campamentos; si bien no se creó una partida relativa al acondicionamiento para el invierno, a diferencia de los 14 millones de euros asignados a ACNUR.
ONG, obligadas a invertir su dinero
El cruce de acusaciones y reproches evidencia la descoordinación entre las agencias que deberían dar una respuesta a la crisis de los refugiados en Grecia. Ni una sola de las instituciones implicadas tiene una visión global de las decisiones que se toman en los campamentos ni controla la totalidad del presupuesto.
Tras una investigación que ha durado varios meses y que se ha llevado a cabo en distintas regiones de Grecia, the Guardian ha descubierto que la UE, ACNUR, las principales ONG, el Gobierno griego y el ejército del país se escudan en la falta de una jerarquía de mando clara para eludir cualquier responsabilidad.
Además, the Guardian descubrió que ECHO repartió cerca de 190 millones de euros entre las principales agencias de la ONU y entidades benéficas que trabajan en los campamentos de refugiados en Grecia, sin asegurarse primero de que la ayuda llegaría a todos los campamentos por igual. Solo a unos cuantos campamentos se les han asignado fondos para recibir todos los servicios que ofrecen estas entidades.
Tras analizar la información proporcionada por la UE, the Guardian pudo constatar que 19 campamentos no tienen asignados fondos de la UE para inversiones en equipamiento como baños y duchas, a otros no se les ha asignado financiación para asistencia sanitaria; 10 no disponen de financiación para asistencia psicosocial, otros 26 no disponen de una partida para la protección de menores o la creación de espacios pensados para menores, y 25 no reciben dinero para crear espacios pensados para las mujeres. Cuando the Guardian pidió a un portavoz de la UE que comentara este análisis, este no cuestionó las cifras.
Por último, algunos grupos de base señalan que las agencias que reciben los fondos de la UE no los utilizan con la suficiente celeridad y eso obliga a organizaciones más pequeñas gestionadas por voluntarios a desprenderse de sus pocos recursos para tapar agujeros. The Guardian ha constatado que en al menos nueve campamentos, algunos grupos de base han tenido que gastar cientos de miles de euros para impulsar proyectos que deberían haber quedado cubiertos por la financiación que la UE dio a las grandes agencias de ayuda humanitaria.
Un grupo de base de una organización benéfica estadounidense explica su caso; un ejemplo muy elocuente. Se gastó más de 100.000 euros para acondicionar para el invierno el campamento de Oinofyta, situado en el sur de Grecia. Lisa Campbell, cofundadora de Do Your Part, señala que “como nadie más tenía dinero, Do Your Part, que es una organización estadounidense minúscula, se ha gastado 115.000 euros para que los refugiados no se queden a la intemperie durante el invierno”.
En el norte de Grecia, RefuAid, una pequeña ONG, quiere impulsar proyectos de integración a largo plazo pero lamenta haber tenido que destinar la mayor parte de su presupuesto a proyectos a corto plazo porque las principales organizaciones no han sido capaces de impulsar proyectos con el dinero que la UE les dio con este propósito.
“Nuestra organización quería buscar soluciones a largo plazo pero nos vemos obligados a gastar todo el dinero en proyectos a corto plazo ya que tenemos que cubrir a las grandes ONG”, indica Anna Jones, cofundadora de RefuAid: “La pasividad de las grandes organizaciones nos ha obligado a gastar entre 23.000 y 30.000 euros, la mitad de nuestro presupuesto, en proyectos a corto plazo”.
La UE niega que se haya hecho una mala gestión del dinero y afirma que hace todo lo que está en sus manos para saber en todo momento dónde va a parar. Un portavoz ha señalado que las entidades que reciben los fondos deben pasar por cuatro controles distintos y que se trata de “la más controlada de toda la ayuda internacional asignada a la crisis de refugiados en Grecia”.
En respuesta a las preguntas sobre la labor de acondicionamiento para el invierno, ACNUR señaló: “Como visitamos los campamentos de refugiados a diario, comprendemos y compartimos muchos puntos de vuestro análisis y reconocemos las carencias. No hace mucho decidimos llevar a once recién nacidos a un hotel porque sus familias siguen viviendo en tiendas de campaña. El ministerio de Migración de Grecia nos ha pedido que solucionemos este problema. Y estamos sufriendo las consecuencias de demoras en otras áreas. Los trabajadores de las agencias humanitarias, y también los voluntarios, se enfrentan a un gran reto y hacen lo que pueden para encontrar una solución a los problemas”.
Traducido por Emma Reverter