En julio, el gobierno italiano ha reducido en más del 50% el número de inmigrantes que llegan a sus costas desde Libia, gracias al endurecimiento de las acciones contra los traficantes de personas que operan en el Mediterráneo.
El número total bajó a 11.459 en julio, de los 23.524 y 23.522 registrados en junio y julio del año pasado. Desde hace unos años, los meses estivales han sido el período en que los traficantes intentan cruzar más personas por el Mediterráneo.
Se cree que la caída del número de personas que logra cruzar a Italia es el resultado de una política más agresiva de la marina libia, que tiene el apoyo de mejores barcos y equipamiento financiados por la Unión Europea, y además recibe entrenamiento por parte de agentes italianos. En los últimos días, la guardia costera libia ha disparado tiros de advertencia a un barco de una ONG que pretendía rescatar inmigrantes del mar. En una conferencia de prensa, el jueves pasado, la marina libia subrayó el mensaje, advirtiéndoles a los barcos extranjeros que no se acerquen a la zona de búsqueda y rescate libia.
Italia, incluyendo al gobierno de coalición, está muy dividida respecto de cuál debe ser su respuesta a la crisis migratoria, pero los ministros están desesperados por lograr tener las cifras bajo control, ya que se enfrentan a los ataques de los partidos populistas y de centro.
Matteo Renzi, quien seguramente será el líder del Partido Democrático en las elecciones del año próximo, dijo que la caída de las cifras de julio y principios de agosto era importante. Sin embargo, incluso si la reducción se mantuviera en agosto, se estima que este año serán 140.000 los inmigrantes que llegarán a Italia. Los esfuerzos del gobierno italiano para reducir las cifras han sido criticados tanto en ese país como en Libia.
El gobierno italiano está presionando a las ONG que operan barcos de rescate para que firmen un código de conducta de 13 puntos o, si no lo hacen, amenazan con prohibirles a sus barcos utilizar los puertos italianos. Hasta ahora, cuatro ONGs han aceptado, mientras que otras cuatro se han negado argumentando que se les exige que permitan al ejército italiano acompañarlos en las misiones, algo que según ellos viola los principios humanitarios.
Una difundida campaña política alega que las ONG no son humanitarias, sino que trabajan junto a los traficantes para hacer de “taxi” para los emigrantes africanos que quieren comenzar una nueva vida en Europa. Estas acusaciones no han sido probadas, y cada una de las ONGs ha salvado a miles de personas de morir ahogadas.
El ministro de transporte italiano, Graziano Delrio, responsable de la guardia costera, se ha puesto del lado de algunas ONGs, asegurando que no se opone al código de conducta, “pero si hay un barco de una ONG cerca de gente que necesita que la rescaten, no lo puedo excluir”. El ministro dice que incluso si una ONG no ha firmado el código, la guardia costera tiene que cooperar si hay vidas en peligro, señalando que este es un requisito de la ley humanitaria internacional. Las cuatro ONGs que han firmado el código de conducta son la española ProActiva, Save the Children, Moas y Sea-Eye. Entre las que no han firmado se encuentran Sea-Watch y Médicos Sin Fronteras.
Loris De Filippi, presidente de Médicos Sin Fronteras Italia, que no ha firmado el código, asegura que el gobierno italiano pretende criminalizar a las ONG. Afirma que la mayoría de los rescates se realizaron a 48 kilómetros o más de la costa libia, cumpliendo con los requerimientos de la guardia costera italiana.
En Libia, el gobierno de Fayez al-Sarraj –apoyado por la ONU– está recibiendo críticas por permitir que los barcos militares italianos ayuden a la guardia costera libia a luchar contra los traficantes, en aguas territoriales libias. La administración libia opositora, con base en Tobruk, afirma que el acuerdo viola la soberanía libia y que en Bengasi han quemado banderas italianas como protesta. La cantidad de protestas ha obligado a Italia a reducir el número de barcos que envía. Como expotencia colonial, cualquier interferencia de Italia en Libia es recibida con muchísima sensibilidad.
El comandante de las fuerzas orientales de Libia, Khalifa Haftar, ha dado la orden a su fuerza aérea y a las tropas navales de que disparen bombas contra cualquier barco extranjero que entre en las aguas territoriales libias, pero la marina libia parece preparada para desafiar las amenazas y sigue colaborando con la marina italiana.
El ministro de Defensa italiano dijo que el programa tiene el apoyo de la ONU y que sus barcos solamente brindan “apoyo logístico, técnico y operativo a los barcos de la marina libia, ayudándolos y apoyándolos en acciones conjuntas y coordinadas”.
Traducido por Lucía Balducci