Los principales aliados occidentales de Ucrania aún no han firmado la creación de un tribunal internacional especial para juzgar a Vladímir Putin y a su círculo de confianza por el crimen de agresión y no quieren hacerlo para dejar margen para futuras relaciones con Rusia, según miembros destacados del gobierno de Ucrania.
“Es la política. Por un lado, los países condenan públicamente la agresión pero por otro, no quieren que la puerta que les permite mantener la relación con Rusia se cierre del todo”, dice Andriy Smyrnov, jefe adjunto de la administración presidencial de Ucrania, que lidera los esfuerzos del país para que se constituya un tribunal internacional. “Están tratando de mantener un cierto espacio de maniobras diplomáticas”, subraya Smyrnov. “Sabemos que los acuerdos con Rusia no valen ni siquiera el papel en el que están escritos”, dice.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, dijo hace unos días que Rusia no debería ser declarado “Estado patrocinador del terrorismo”, tal y como habían pedido las autoridades ucranianas y algunos políticos estadounidenses. Rusia ha dicho en el pasado que esa designación implicaría que Washington habría cruzado un punto de no retorno en sus relaciones con Moscú.
De hecho, fuentes del Gobierno de Ucrania afirman que desde abril han intentado convencer a sus aliados occidentales de la conveniencia de crear un tribunal especial que juzgue a los altos cargos rusos del crimen de agresión por invadir Ucrania. La agresión se considera el crimen máximo, según el derecho internacional, ya que la transgresión de las fronteras durante una invasión es el requisito para el reconocimiento posterior de crímenes de guerra que se puedan cometer a partir de ese momento.
Hasta ahora, según las autoridades ucranianas, solo los países bálticos y Polonia se han comprometido a apoyar la creación del tribunal. “Esperamos un apoyo más amplio”, ha indicado el fiscal general de Ucrania, Andriy Kostin. “Para nosotros, el apoyo del Reino Unido y de Estados Unidos es muy importante, así como el del resto del mundo civilizado”, dice Smyrnov.
La primera ministra del Reino Unido, Liz Truss, declaró a Times Radio en mayo, cuando era ministra de Asuntos Exteriores, que sopesaría la posibilidad de apoyar tal tribunal.
Un tribunal ad hoc
La Asamblea General del Consejo de Europa solicitó a finales de abril el establecimiento de un tribunal penal internacional ad hoc para juzgar a los responsables “del crimen de agresión contra Ucrania”.
Según The Guardian, el asunto tenía que haberse debatido este jueves. Una portavoz del organismo, Tatiana Baeva, dijo a elDiario.es que “de momento” solo podía “confirmar que el asunto se está considerando en el Consejo de Europa igual que en otras organizaciones internacionales”.
En un acto celebrado el 5 de septiembre en Bruselas, Andriy Yermak, asesor jefe del presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, se preguntó por el motivo de la demora en la creación del tribunal y señaló que algunos representantes europeos parecían convencidos de que la Corte Penal Internacional (CPI) era suficiente.
En el mismo acto, el comisario europeo de Justicia, Didier Reynders, afirmó estar dispuesto a debatir la idea, pero habló sobre todo de la ayuda que está prestando la UE para recopilar los crímenes de guerra que pueden remitirse posteriormente a la Corte Penal Internacional.
Ucrania es partidaria de que se constituya un tribunal internacional especial para juzgar a los dirigentes rusos por el delito de agresión, que no es competencia de la Corte Penal Internacional. Este tribunal se encarga de juzgar casos de crímenes de guerra que requieren que los fiscales identifiquen a los autores directos de un crimen y luego analicen la estructura de mando para llegar hasta los altos mandos que dieron las órdenes, lo que dificultaría llegar a las altas esferas del régimen ruso.
Sin embargo, los aliados occidentales se han mostrado reacios a dar los pasos necesarios para juzgar a Putin y otros altos cargos, ya que con toda probabilidad esto supondría el fin de las relaciones con Moscú. Ucrania cree que esto es un indicio de que, a pesar de la magnitud de las atrocidades cometidas por Rusia y de las declaraciones públicas contra estos actos por parte de los aliados occidentales, algunos no descartan la posibilidad de entablar negociaciones con los actuales dirigentes rusos.
“Sería como juzgar a los responsables de los campos de concentración y dejar que Hitler y su círculo queden en libertad”, lamenta Oleh Gavrich, que forma parte del equipo de Smyrnov en la oficina presidencial. Durante los juicios de Nuremberg, tras la segunda guerra mundial, los líderes nazis fueron juzgados por el crimen de agresión, que entonces se conocía como crimen contra la paz.
Las autoridades ucranianas afirman que el caso no necesitaría mucha investigación y actuaría como un mecanismo directo para garantizar que los responsables del Kremlin asuman su responsabilidad, ya que una abrumadora mayoría de países reconoció en una votación de la Asamblea General de la ONU que esta agresión había tenido lugar y una resolución del Parlamento Europeo ha dado apoyo a este reconocimiento. Putin y su círculo también lo han reconocido en numerosas ocasiones.
Terra Incognita
La rama jurídica de Open Society Foundations ha redactado una acusación preliminar contra Putin y siete de sus aliados más cercanos por el delito de agresión. De hecho, ha avanzado que espera que el documento sirva para mostrar que es viable constituir un tribunal especial.
“Cuando apoyas a la Corte Penal Internacional, contribuyes a la autoridad judicial independiente y, de alguna manera, no estás vinculado con la decisión final”, dice Kostin, fiscal jefe de Ucrania. Sin embargo, “cuando apoyas [un] tribunal, actúas como un Estado, es un acto político y no todos, por el momento, están dispuestos a apoyarlo políticamente”.
“Rusia es como terra incognita (territorio inexplorado) para muchos de ellos y algunos quieren mantener cierto espacio para, si no ser amigos de nuevo, sí mantener cierta relación, cosa que no entiendo, como tampoco entenderá ningún ucraniano”, asegura Kostin.
Smyrnov señala que algunos países ven con escepticismo la idea del tribunal porque Putin y sus hombres serían probablemente juzgados in absentia. “El principal mensaje que quiero transmitir a los países escépticos es que la creación de este tribunal no es una cuestión de simbolismo”, indica Smyrnov.
“El hecho de que Putin esté sentado de manera presencial en el banquillo o no lo esté no supone ninguna diferencia. Si la mayoría de los países civilizados del mundo firman este acuerdo internacional para establecer el tribunal... reduciremos y limitaremos los aliados internacionales de Putin”, dice el jefe adjunto de la administración presidencial de Ucrania. “Sería muy positivo que la lista de aliados de Putin se reduzca a Corea del Norte y Siria, y sería un castigo en sí mismo el hecho de que Putin muriera en su propio país como un criminal internacional”, opina.
Traducción de Emma Reverter