Algunos adolescentes estadounidenses sueñan con una carrera glamurosa en el FBI, una oportunidad para disparar y cazar criminales. Ese no era el caso de Ali Soufan. Al menos, hasta que vio Expediente X. “Mulder y Scully se recorrían el mundo buscando extraterrestres”, recuerda riéndose. Parecía divertido.
Creía que no lograría entrar, pero simplemente le intrigaba el proceso. ¿Por qué pensaba que no le aceptarían? “Bueno, mírame, no parezco un agente del FBI, al menos no en aquel momento”. Era un estadounidense árabe y medio intelectual. “Simplemente pensaba que no era un tipo de las fuerzas del orden, no era lo que quería hacer en mi vida. Pero fui e hice todos los exámenes”. Y le dieron un trabajo. Soufan, que acababa de terminar un máster en Relaciones Internacionales, pensaba que volvería al mundo académico si aquello no funcionaba.
Era 1997 y Soufan rondaba los 25 años. Por su historial –nació en Líbano y habla árabe– fue destinado a la Fuerza Especial Conjunta de Terrorismo, que estaba centrada en grupos palestinos e iraquíes. De estudiante, mientras leía periódicos árabes, se fue interesando en Osama bin Laden y en 1998 escribió un informe sobre Bin Laden para sus superiores.
El documento llegó hasta el director de la división de seguridad nacional, John O'Neill, quien se convertiría en mentor y amigo (más tarde, O'Neill pasó al sector privado como director de seguridad del World Trade Center y murió en los ataques del 11-S). El FBI y la CIA ya vigilaban a Bin Laden, pero Soufan afirma: “Solo le veían como alguien que financiaba el terrorismo, no como un agente terrorista”.
Soufan predijo que Bin Laden sería “un gran problema en el futuro”. “Teníamos que tomárnoslo en serio. Intentaba presentarse como un antiguo muyahidín que luchó contra los soviéticos y ahora estaba intentando atraer a todos estos muyahidines para hacer una reconstrucción del mundo musulmán. Cuando ves a estos tíos con mucha experiencia en combate, muchos de los cuales no podían volver a su casa porque estaban buscados en su país, y a Bin Laden formando una especie de ejército islámico, creo que si sabes algo de historia, sabes que aquello no va a ir bien”.
En su libro, Anatomy of terror, Soufan rastrea la evolución de organizaciones terroristas a través de la desacertada 'guerra contra el terror' desde Bin Laden y el 11-S, hasta la desestabilización de Oriente Medio y el surgimiento de ISIS y otros grupos terroristas, así como los combatientes extranjeros atraídos para luchar con ellos.
El eslabón perdido en las estrategias antiterroristas de Occidente, sostiene, “es no estudiar en lo que esta gente cree. La ideología es la pieza clave de estas organizaciones”. “Por eso, no nos deberían distraer los diferentes nombres y los diferentes grupos, esto es Al Qaeda y esto es ISIS, creo que deberíamos ir al elemento que une a todos ellos. Es la ideología y tenemos que abordarlo. Si no lo hacemos, seguiremos sufriendo durante años”.
Soufan resume la ideología como “una terminología manipulada del islam”, un discurso que vende “con éxito la idea de que el mundo entero está en guerra contra el islam y que no se puede confiar en nadie que no crea en el discurso del nosotros contra ellos”. “Podemos enfrentarnos a ese mensaje exponiendo la hipocresía básica de este movimiento que reivindica el monopolio de la devoción islámica más pura, a pesar de que a menudo pone bombas en mezquitas y mercados y mata a otros musulmanes. Más del 90% de sus víctimas son musulmanes”.
El terrorismo emerge en el caos. Soufan explica que la primera fase de la estrategia de Al Qaeda, expuesta en el manual yihadista La gestión del salvajismo, es crear o aprovecharse de regiones donde reina el caos o la “brutalidad” y entrar para llenar el vacío de poder.
Al Qaeda está jugando a largo plazo, asegura. ISIS declaró el califato demasiado rápido y no ha podido conservarlo. “Antes solo teníamos un vacío, en Afganistán”, afirma Soufan. “Operaban y difundían su mensaje desde allí. Ahora tenemos muchos vacíos, como Siria, Yemen, Libia, el norte de Nigeria, Túnez, Filipinas... y esto está aumentando. Eso es muy peligroso. Tenemos que prestar atención a este tipo de cosas”, añade.
“No teníamos ni idea de qué hacer tras la victoria”
Nos encontramos en una suite de un hotel en Londres. Soufan, afable, sonriente y risueño, parece demasiado animado para una persona que se ha pasado su carrera presenciando brutalidad. Su traje oscuro es simple, pero sus zapatos son los más impolutos que nunca he visto. (Soufan no vive ajeno al glamour: ha producido la serie de televisión The Looming Tower, basada en el libro de Lawrence Wright galardonado con el Premio Pulitzer. La serie cuenta las historias de O'Neill y Soufan, representados por Jeff Daniels y Tahar Rahim).
Fue agente del FBI durante solo ocho años, pero fueron tiempos revueltos. Investigó los ataques en las embajadas de EEUU en Kenia y Tanzania y dirigió la investigación del ataque suicida que abrió un agujero en el buque de guerra estadounidense USS Cole y que mató a 17 soldados estadounidenses e hirió a muchos más.
En el momento del 11-S, Soufan era uno de los ocho agentes del FBI que hablaban árabe y el único en Nueva York. Interrogó a sospechosos en Guantánamo y desbarató muchos planes terroristas. Más tarde dejó el FBI, desilusionado y considerado como alguien problemático por sus declaraciones contra los métodos aplicados por la CIA en sus interrogatorios. Actualmente Soufan dirige un consultora privada de inteligencia llamada The Soufan Group.
Es crítico con buena parte de la política exterior de Estados Unidos. La invasión de Irak, dice, “fue un error colosal”. “Deberíamos habernos centrado en Afganistán, en Al Qaeda y en los talibanes. Deberíamos haberles llevado rápidamente ante la justicia. En 2003, Al Qaeda era algo muerto, fue la invasión de Irak lo que le dio nuevo oxígeno. Imagina que todos esos billones de dólares que hemos desperdiciado se hubiesen centrado en reconstruir Afganistán, crear una educación mejor y más oportunidades económicas en zonas donde Al Qaeda e ISIS están reclutando. Creo que el mundo podría haber sido un lugar mejor”.
Soufan sostiene que Occidente ha fracasado en Oriente Medio porque no tiene estrategia. “En Afganistán no teníamos ni idea de qué hacer tras la victoria militar. Es el fracaso de la imaginación. Siempre decimos que no nos imaginábamos que requeriría menos tropas derrocar a Sadam Hussein que garantizar la seguridad en Irak tras Sadam; no nos podíamos imaginar que alguien estrellaría un avión contra un edificio; no nos podíamos imaginar que estaríamos en Afganistán 17 años. Nuestra imaginación es muy limitada, limitada por nuestras percepciones, conocimiento, experiencia y políticas partidistas. Por eso sugiero que tenemos que tener empatía. Entender al enemigo, ver el mundo a través de sus ojos. Conocerlo en mayor profundidad es extremadamente importante para intentar predecir sus movimientos”.
El exagente del FBI cree que el deseo de Donald Trump de salir de Siria puede ser una buena idea, pero solo si se llega a un acuerdo regional “y eso, aunque odio decirlo, no tiene nada que ver con los propios sirios”. “Se trata de una miniconferencia de Yalta entre Turquía, Estados Unidos, Irán, Rusia, Israel y los Estados del Golfo porque todo el mundo está luchando por su parte del pastel. Creo que es bueno dejar de entrometernos en los problemas de los demás, pero tenemos que saber lo que dejamos. ¿Entregamos Siria a Rusia e Irán? ¿Qué va a pasar a nuestros aliados en la región?”, apunta.
“ISIS adoptará una forma diferente”
Soufan afirma que la amenaza de ISIS no ha acabado. “Adoptará una forma diferente y no me sorprendería si empezamos a ver una alianza entre ISIS y Al Qaeda en diferentes zonas de Oriente Medio. Al Qaeda está pensando en la estrategia a largo plazo. Están construyendo alianzas”, asegura. “Al Qaeda es más fuerte ahora de lo que era en el 11-S. Se están centrando en conflictos locales, pero incluso si una pequeña parte de estos tipos decide volver a adoptar un enfoque global, creo que vamos a tener un gran problema”, añade.
“Una de las cosas en la que realmente tenemos que centrarnos (en Occidente) es en tender puentes con comunidades que pueden sentirse aisladas por las estrategias antiterroristas. Nuestro activo más fuerte para derrotar el discurso (del terrorismo islamista) son nuestros valores occidentales”, afirma Soufan. Valores que defienden la integración y la tolerancia. Valores que ha sacudido el auge de la extrema derecha.
¿Qué problema hay? “Un gran problema. Inmenso. Observa el antisemitismo en EEUU, en Reino Unido y en Francia. Los delitos de odio están aumentando. Es parte de una agenda que está recorriendo todo el mundo occidental. Se llaman a sí mismos la ultraderecha. Yo les llamo neonazis”.
También se muestra crítico con Prevent, la estrategia antiterrorista de Reino Unido centrada en las comunidades musulmanas. “La política puede tener éxito o no según como se perciba. Por eso debería quedar muy claro desde una perspectiva de relaciones públicas que no hablamos solo de musulmanes, sino de todo tipo de radicalismos”, sostiene.
Soufan creció en Líbano, donde su padre trabajaba como periodista en plena guerra civil. “Cuando hay bombardeos, te escondes”, recuerda. “Si hay fuego de artillería, dependiendo de su intensidad, bajas al sótano o vas debajo de las escaleras. Pensaba que esto era muy normal hasta que me mudé. Entonces te das cuenta de que aquello no tenía nada de normal”.
El exagente recuerda que había dos milicias luchando a las puertas de su casa familiar, que estaba atrapada en medio del enfrentamiento. “Luchaban todo el día y nosotros estábamos pegados a las escaleras. Se podían escuchar los RPG y las armas. Entonces, una de las milicias trajo un tanque y empezó a disparar al otro bando”. Todas las puertas de la casa salieron volando por la potencia del fuego del carro de combate. ¿Perdió a familiares y amigos? “Amigos”, responde. “Amigos del colegio”.
Cuando tenía 16 años, su familia se mudó a EEUU. Cuenta que le encantó, y que le sigue encantando. “Sé que ahora pasamos por momentos duros, pero seguirá siendo la ciudad brillante de la colina. Puede que ahora las luces sean un poco más tenues, pero las encenderemos de nuevo. No nos queda otra opción”, señala.
Soufan estaba en Yemen investigando el ataque contra el USS Cole cuando ocurrió el 11-S. Estaba claro que ambos ataques estaban relacionados. También quedó claro muy pronto que la CIA había ocultado información que Soufan había pedido en varias ocasiones. Información que podría haber ayudado a prevenir los ataques en el World Trade Center y el Pentágono. “Desafortunadamente, todavía no ha habido un proceso de rendición de cuentas”, afirma. “Nadie ha asumido responsabilidades”.
¿Podría haber hecho algo de forma diferente? “A veces te despiertas en plena noche y lo piensas. Pero ya sabes...”. Soufan hace una pausa. “He estado pensando en ello muchos años. Podía pedir la información, y lo hice muchas veces, por escrito. Pero si la gente te dice que no tiene nada, tienes que aceptarlo. Espero que como instituciones aprendamos de ello. Información que es esencial para impedir que gente mala mate a inocentes no es algo de tu propiedad o de tu institución, es del pueblo estadounidense”.
Oposición a las torturas
En 2002, Soufan fue llamado para interrogar a Abu Zubaydah, el primer “detenido de alto valor” capturado desde el 11-S, que supuestamente tenía vínculos con Al Qaeda. Zubaydah les dio información que sirvió para parar un ataque terrorista. “Es una figura interesante porque me impresionó lo rápido que colaboró”, explica.
Unos meses más tarde, se llamó a un equipo de la CIA para aplicar sobre Zubaydah lo que con eufemismo se llamó 'enhanced interrogation techniques', EIT (técnicas de interrogatorio reforzado), aunque Soufan aseguró que ya le habían sacado todo lo que podían. Utilizaron técnicas de bajo nivel, desnudez forzada y privación de sueño, pero Soufan se quejó. (Posteriormente se le aplicó en varias ocasiones la técnica del waterboarding). “Por eso me sacaron del centro clandestino y se retiró al FBI de los interrogatorios. Aquello me puso una diana en la espalda”, asegura.
Soufan cuenta que protestó por varias razones. En primer lugar, pensaba que las 'técnicas de interrogatorio reforzado' no producían buena información (le gusta señalar que la mentira de que Irak tenía armas de destrucción masiva, utilizada para justificar la invasión, salió de torturas). Además, la tortura ayuda al reclutamiento de terroristas –las imágenes de Abu Ghraib y Guantánamo “siguen sirviendo para radicalizar a jóvenes de todo el mundo”– y básicamente “no nos representa”.
Entonces, ¿cuál es su opinión sobre el ascenso de Gina Haspel, que dirigió un centro de detención clandestino de la CIA durante la 'guerra contra el terrorismo', a directora de la agencia? “Tiene un historial largo y eso se va a usar en su contra”, asegura. “La gente que estuvo involucrada en torturas está volviendo para dirigirlo todo, para volver a escribir la historia y creo que eso es un problema. Esa es una página que pensábamos que ya habíamos pasado y ahora, con su nombramiento, insisten en volver atrás para intentar borrar lo que hicieron y escribir algo nuevo”, añade.
Soufan continuó en el FBI dos años más después de su experiencia con Zubaydah, abandonándolo finalmente en 2005. ¿Le preocupaba el efecto que podría tener quejarse de su carrera? “Claro, y por eso finalmente dejé el FBI, porque se hizo insoportable. Supervisas un equipo antiterrorista y cada vez que quieres hacer algo, la CIA dice que no. Por el bien de mi equipo...”.
Hace una pausa. ¿Era él el problema? “Sí, especialmente yo. Está bien, eso es en lo que creía. Era lo correcto y estoy contento de haberlo hecho porque, como predije, esto se hizo público”, cuenta.
Más tarde, Soufan testificó ante el Comité Judicial del Senado en una audiencia sobre torturas. “Imagínate que yo fuese parte de aquello y que el FBI, también”, señala inclinándose hacia adelante en su silla. “Creo que no tendríamos una posición muy buena en EEUU para hablar de derechos humanos, valores y principios”, añade. Soufan se muestra optimista y cree que algún día todos seremos mejores.
Traducido por Javier Biosca Azcoiti