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The Guardian en español

La candidata inesperada que aspira a cambiar los ejes de la política de Roma

Virginia Raggi durante una protesta en Roma/ Facebook

The Guardian

Stephanie Kirchgaessner- Roma —

En la Roma imaginaria de Virginia Raggi, que compite por convertirse en la siguiente alcaldesa de la ciudad, una nueva línea de autobuses circula por un autorizado “carril rápido”, el tráfico fluye constante gracias a un sistema “inteligente” de semáforos, la basura se recoge de forma rigurosa y los contratos públicos son revisados y tramitados con cuidado.

No parece un proyecto especialmente ambicioso para la alcaldía de una capital europea. Pero para los residentes en la ciudad eterna, que conocen demasiado bien la pronunciada brecha entre la visión romántica de la ciudad y la realidad cotidiana de sus habitantes -con cubos rebosantes de basura, un transporte público que no genera confianza, un sistema de aparcamientos ilegales y descuidados parques públicos- es algo completamente revolucionario.

“Antes que nada, aspiramos a conseguir una ciudad habitable, que no lo es de momento, para todos los romanos que viven aquí y los turistas que se encuentran frente a una Roma difícil y devastada”, defiende Raggi.

Esta abogada insurgente de 37 años y antiguo miembro del ayuntamiento se ha alzado como una de las candidatas favoritas en las elecciones que están previstas en junio, ocho meses después de que Ignazio Marino, el exalcalde Demócratico y cirujano de transplantes que prometió revivir la ciudad, fuese obligado a dimitir al verse involucrado en un escándalo de corrupción.

Un tanto para el Movimiento 5 Estrellas

Si gana, Raggi no solo se convertirá en la primera mujer al frente de la ciudad, sino que también se apuntará una importante victoria para el Movimiento 5 Estrellas, el partido euroescéptico de izquierdas fundado por el cómico Beppe Grillo y que ahora representa la segunda formación más popular de Italia.

Mientras el M5S de Grillo ha sido considerado como un partido de protesta, sin experiencia administrativa y bastante extravagante, el ascenso en Italia de políticos competentes como Raggi marca un importante punto de inflexión para el movimiento e indica que se está propagando más allá de la figura de su fundador.

También supondría una humillante derrota para el Partido Democrático de Matteo Renzi. Raggi no titubea al ofrecer su opinión sobre el primer ministro, que también fue alcalde de la ciudad. “Renzi trabaja para los bancos, no para los ciudadanos”.

Sobre el otro hombre importante de Roma, el Papa Francisco, la candidata piensa que es un grillini (derivado de Grillo), un seguidor de la ideología del M5S respecto al medio ambiente y a la lucha contra la corrupción. Si gana las elecciones, Raggi quiere exigir entre 250 y 400 millones de euros al Vaticano por la evasión de impuestos sobre su patrimonio inmobiliario y otros bienes que, según ella, nunca han sido recaudados por miedo a las represalias de la Iglesia. “Creo que vamos a poder hablar con franqueza sobre este punto”, añade, señalando que el Papa ya ha planteado el tema en el pasado.

Las tres grandes prioridades

En la entrevista con The Guardian, en una oficina a solo un paso de la residencia del primer ministro, el Palazzo Chiggi, y en medio de una campaña dominada por la disputa con sus rivales conservadores sobre si una madre puede ser también alcaldesa, Raggi destaca orgullosa sus tres prioridades: movilidad, transparencia y recolección de basuras.

Ella critica el fenómeno especialmente romano, “que apenas existe en el extranjero”, de la gente que usa los autobuses públicos pero no paga el precio del billete (es un sistema de confianza y las revisiones son poco habituales). “Se necesitan más controladores y haremos obligatorio que la gente se suba por la puerta delantera del autobús. Proponemos pequeñas cosas, de sentido común, que nadie ha hecho antes”, declara.

“Tenemos que devolver la legalidad, algo que en Italia, en Roma, no existe”, espeta. Raggi incide en el transporte público: quiere reemplazar los antiguos autobuses de 15 años por una nueva línea de híbridos eléctricos y no se declara fan de Uber, compañía que considera de “competencia desleal”. Además, busca reorganizar la circulación de los camiones, alegando que miles de ellos se mueven por las calles de Roma para repartir solo uno o dos paquetes.

Pero Raggi es consciente de que tendrá que enfrentarse a la corrupción antes de conseguir cualquier cosa en la ciudad. Mientras que Roma se considera ajena a las ciudades del crimen organizado en Italia -Sicilia, Nápoles, Reggio, Calabria-, una oleada sin fin de escándalos conocidos como “Mafia Capitale” pone de manifiesto que la mala gestión ha salpicado también a la capital.

La solución de la abogada pasa por una mayor transparencia, mejores controles y los datos abiertos. “Hay personas en Roma que quieren trabajar con honestidad, reforzando tanto los controles internos como externos”.

Diferencias con Beppe Grillo

En este asunto, Raggi comparte el punto de vista de su cabeza de partido. Pero elude los comentarios acerca de las opiniones más controvertidas de Grillo en la línea de otros líderes anti europeos.

Respecto a las declaraciones del líder del partido en defensa de celebrar un referendum sobre la permanencia del euro como divisa, Raggi dice que los ciudadanos deben ser capaces de “opinar” sobre la eurozona, pero reconoce que Italia está mejor dentro que fuera de Europa. “Sería complicado abandonar Europa, pero Europa necesita un cambio”, sostiene.

Por su parte, aunque defiende el último y polémico movimiento de Grillo -que ha retirado al M5S de un acuerdo político para garantizar los derechos parentales a las parejas del mismo sexo, como parte de un proyecto de ley más amplio sobre las uniones civiles-, Raggi se proclama defensora de los derechos de las parejas homosexuales.

También disiente de la visión, en ocasiones xenófoba, de Grillo sobre la crisis migratoria actual, diciendo que Roma necesita identificar a los solicitantes de asilo con mayor rapidez pero, que al mismo tiempo, la ciudad tiene la obligación legal de acoger a los migrantes. “Tenemos que entender de qué huyen esas personas, es una guerra que todos hemos ayudado a construir”.

Hasta ahora, la candidata se ha visto envuelta en una controversia personal debido a su primer trabajo como aprendiz del abogado del exprimer ministro Silvio Berlusconi, Cesare Previti, que fue posteriormente condenado por sobornar a un juez. Ella denuncia “el debate y toda esta confusión”, espetando que este hecho fue un ataque sobre “todos los abogados”.

“El mensaje que perdura es que si eres un abogado que defiende a un criminal, tú también eres un criminal. Así que, si eres el doctor de un mafioso, ¿eso también te convierte en mafioso?”, concluye.

Traducción de Mónica Zas

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