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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

The Guardian en español

El despido exprés de Scaramucci deja en evidencia las luchas de poder en la Casa Blanca

Es obvio que Scaramucci, un alborotador verbal de Wall Street que canalizó el ego del presidente, no era la persona correcta

David Smith

Washington —

El lunes por la mañana, a través de su cuenta de Twitter, Donald Trump intentó tranquilizar a un país preocupado: “!No hay caos en la Casa Blanca!”. Durante seis maravillosas horas reinó la calma en un Washington soleado. Y entonces se supo que el director de comunicación de la Casa Blanca, Anthony Scaramucci, había sido despedido. El caos volvió con más virulencia que antes.

Scaramucci, también conocido como 'The Mooch' (algo así como el gorrón), fue despedido por el nuevo jefe de gabinete, John Kelly, un general retirado del cuerpo de los marines y condecorado con cuatro estrellas, cuya experiencia en Irak parece ahora ser muy valiosa en la Casa Blanca, que se ha convertido en un edificio caótico caracterizado por las guerras de poder, las facciones rivales y complejas alianzas.

Minutos después de que el destino de Scaramucci quedara sellado, Trump y Kelly se encontraron en la Sala Este de la Casa Blanca para condecorar a un médico veterano del ejército que luchó en la guerra de Vietnam. De alguna forma, el acto solemne quedó enturbiado por el despido.

El despido de Scaramucci ha sido especialmente sonado: todavía no había prestado juramento para el cargo de director de comunicación. Se supone que contaba con el apoyo del matrimonio formado por Ivanka Trump y Jared Kushner, neoyorquinos como él. Un comentarista conservador, Charlie Sukes, lo había descrito como el “ello” de Trump. Es evidente que Kelly decidió que el “ello” de Trump no tenía un lugar en la Casa Blanca.

No entendía bien el concepto “off the record”

La entrevista que Scaramucci concedió la semana pasada a la revista New Yorker, vulgar y plagada de palabrotas constituyó, a los ojos de un militar que quiere imponer un poco de disciplina en la Casa Blanca, una ofensa constitutiva de despido. Entre otras cosas, Scaramucci demostró que es un director de comunicación que no entiende el concepto “off the record”.

Cuando Donald Trump llegó a la Casa Blanca, fue evidente que se libraba una lucha de poder con tres facciones: la familia de Trump, la casta del partido conservador y los extremistas de la “derecha alternativa”.

¿Cómo queda esta guerra interna tras el despido de Scaramucci? En la entrevista que concedió a New Yorker, criticó al anterior jefe de gabinete, Reince Priebus (“un jodido esquizofrénico paranoico”), que fue despedido la semana pasada, ya que Trump lo consideraba débil. Con el despido de Priebus, Trump tensó las cuerdas con la casta del Partido Republicano. Scaramucci también criticó a Steve Bannon. Tal vez tras el incidente Bannon ha conseguido un indulto, ya que con su permanencia se conserva una voz de la derecha alternativa en el gobierno.

La casta republicana podría optar por desmarcarse de Trump. El hasta ahora portavoz de la Casa Blanca, Sean Spicer, se vio obligado a presentar su dimisión cuando Scaramucci entró en escena el 21 de julio. Todavía no se ha ido y tal vez lo podrían intentar convencer para que asuma el cargo de director de comunicación. Y su pasado militar podría llevarlo a pensar que tiene el deber de aceptar el cargo si se lo ofrecen.

La situación provocada por las declaraciones de Scaramucci también podría hacer que se cuestionara el criterio de Ivanka y de su marido, si bien su presencia en la Casa Blanca, junto a la del asesor económico nacional, Gary Cohn y la de la viceasesora de seguridad nacional, Dina Powell, se percibe como una muestra de que los llamados “demócratas de Nueva York” siguen teniendo un peso.

Hace mucho que se afirma que la Casa Blanca de Trump necesita una inyección de “madurez”. Es obvio que Scaramucci, un alborotador verbal de Wall Street que canalizó el ego del presidente, no era la persona correcta. Kelly, un tipo serio, tal vez lo sea, aunque lo cierto es que se enfrenta a un cubo de Rubik y deberá lidiar con una guerra de poderes, con batallas personales y políticas, y muchas actitudes del estilo “el enemigo de mi enemigo es mi amigo”. También tendrá que lidiar con el temperamento explosivo de Trump y su cuenta de Twitter, activa las 24 horas.

En cuanto a 'The Mooch', podemos afirmar que es una de las carreras políticas más cortas en toda la historia de la Casa Blanca. Al mismo tiempo, también es cierto que ha dejado su huella en la historia de Estados Unidos y de la sátira. Como alguien cantó en una ocasión: “Nunca se debe olvidar, que en una ocasión existió un lugar, que por un breve y brillante espacio de tiempo se llamó Camelot”.

Traducido por Emma Reverter

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