Este jueves por la noche Donald Trump se entregó en una cárcel de Atlanta para rendir cuentas ante la justicia después de haber sido acusado de participar en una organización criminal para alterar los resultados de las elecciones presidenciales de 2020 que el ex presidente perdió. Es la cuarta vez que pasa por este proceso, y la primera que ha sido fichado como un acusado más incluyendo su foto policial.
Trump llegó a última hora a la prisión del condado de Fulton, a las afueras de Atlanta y que ha sido denunciada por la violencia, condiciones insalubres, superpoblación y tardanza en procesar a sospechosos, encarcelados durante meses sin cargos. Las autoridades federales investigan ahí varias muertes por negligencia.
Pero, como estaba previsto, Trump apenas pasó 20 minutos en la cárcel, donde fue fichado, con la toma de su foto, sus huellas dactilares y sus datos de identificación básicos, incluidos los físicos: altura, 1,9 metros; peso, 97 kilos; pelo, “rubio o fresa”. Siguiendo el trámite acordado, fue liberado de inmediato tras el pago de la fianza de 200.000 dólares (unos 185.000 euros), que también depositaba por primera vez. Como parte del acuerdo para mantener su libertad con cargos, Trump también se compromete a no atacar ni amenazar ahora a testigos o a otros acusados en redes sociales.
Su foto policial (mugshot, en inglés) en una ficha es la primera existente de este tipo de un antiguo presidente de Estados Unidos. Rudy Giuliani, abogado personal de Trump, que también fue fiscal y alcalde de Nueva York, ya se ha entregado esta semana y ha sido fichado así igual que otros acusados en el caso. Hace unos días, el shérif del distrito de Fulton aseguró que seguirían “las prácticas normales”. “No importa el estatus que tengas. Tendremos la foto policial preparada”, dijo. En una entrevista después, Trump dijo que el hecho de que le fotografiaran como a los demás acusados había sido “incómodo”.
El expresidente volvió a Twitter (ahora conocido como X) para colgar su foto policial. Era su primer mensaje desde que Elon Musk, el propietario, le levantó en noviembre el veto aplicado por la compañía tras el asalto al Capitolio en enero de 2021.
Trump ya ha sido procesado y se ha entregado otras tres veces -en Nueva York, Miami y Washington- por haber falsificado documentos de un soborno en campaña a una ex amante, por llevarse y ocultar documentos clasificados y por alentar el asalto del Capitolio. En esos casos, las autoridades locales le tomaron las huellas y cumplieron otro papeleo, pero evitaron ficharlo con su foto incluso cuando, como en el caso de Miami, no existía la excepción a la que se podía acoger. En cualquier caso, la campaña de Trump lleva desde abril vendiendo camisetas y otra parafernalia con la falsa imagen de la foto policial del ex presidente que hasta ahora no existía. El acusado tampoco había tenido que pagar fianza en los tres procesos anteriores.
El más difícil
El caso de Georgia surgió de un incidente concreto, la llamada el 2 de enero de 2021 de más de una hora de Trump al encargado de administrar las elecciones en este estado, el republicano Brad Raffensperger: el todavía presidente le pidió que “encontrara” los votos que le faltaban para ganar en Georgia y le amenazó si no seguía sus dictados. Ahora es el caso más extenso, en alcance, cargos y número de personas acusadas -Trump y otros 18 colaboradores-, al que se enfrenta el antiguo presidente.
La fiscal, Fani Willis, ha utilizado la ley con la que habitualmente se combate el crimen organizado de grupos mafiosos y otras redes para un objetivo delictivo común, en este caso revertir la derrota electoral de Trump. El ex presidente y el resto de acusados se enfrentan a 41 cargos (Trump, a 13) por conspirar para violar la ley, mentir, falsificar documentos, presionar a cargos públicos y testigos, robar datos electorales y manipular máquinas de votación.
Es el caso que expone de manera más completa lo que pasó antes, durante y después de las elecciones de 2020. Según las reglas de Georgia, si Trump y otros son condenados, el presidente de Estados Unidos, sea quien sea, no les puede otorgar el perdón y tampoco lo puede hacer el gobernador del estado, como sucede en otros lugares del país.
La fiscal Willis ha pedido este jueves que el juicio empiece el próximo 23 de octubre para los 19 acusados después de que un ex abogado de Trump que está entre los acusados pidiera un juicio rápido pensando que la fiscal no estaría preparada. Se espera en todo caso que el juicio dure meses y coincida con el punto álgido de la campaña para las elecciones del 5 de noviembre de 2024.
¿A la cárcel?
No hay nada en la Constitución que le impida a Trump seguir presentándose incluso después de una condena de cárcel -y hay un precedente de hace un siglo de un candidato socialista que se presentó-. Si fuera elegido presidente después de una condena esto despertaría un debate constitucional sin precedentes.
En todo caso, es improbable que Trump acabe en la cárcel por la presión política para encontrar otra salida para el republicano que de momento es favorito en las primarias del partido para enfrentarse a Biden el año que viene.
“Incluso si es condenado, la ley le permite al juez elegir entre encarcelar a una persona por un mínimo de cinco años, cuando la condena es entre cinco y 20 años, o imponer una multa en su lugar”, explica a elDiario.es Caren Morrison, profesora de Derecho de la Universidad estatal de Georgia y ex fiscal en Nueva York. “Así que no creo que haya ninguna posibilidad en ningún universo de que Trump vaya a la prisión estatal de Georgia”.
Morrison cree que el uso de la ley para perseguir a una organización criminal por parte de la fiscal Willis ha sido un acierto -ella también habría recurrido a esta herramienta legal como fiscal-, pero el caso será complejo por ello. “Esto podría ser más de un año. Esto va a ser muy largo”, dice.